OneShot medio lemon Xd

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Aquella tarde decidimos una vez más juntarnos, como ya llevábamos haciendo seguidamente días y semanas anteriores.

Ya sea viendo la tele, jugando videojuegos, o... Una que otra sesión de besos. Fuera como fuera, él siempre estaba ahí, junto a mí, cada tarde. Acompañándome y pasando el rato conmigo.

Al borde de la cama, veíamos la tele. Yo siempre estaba pegada a él y esta vez no era la excepción. Se sentía tan cálido al estar a su lado. Era como si el tiempo se detuviese, y a la vez pasara tan rápido, tan solo por estar con él.

Hablamos unos minutos de lo entretenida que nos pareció la serie que vimos. Cosas vanales.

Hasta que nuestras miradas se cruzaron, una con la otra. Mi corazón se aceleró en el instante en el que sus ojos se clavaron en los míos.

Sentí su cálida mano posarse en mi mejilla, haciendo algo de esfuerzo para guiarme a mí hasta sus labios. Aquellos que tanto disfruto besar.

No me quedé atrás, y volteé mi torso en dirección hacia él, apegando mi cuerpo un poco más hacia el suyo.

Mordía mi labio inferior con agresividad, y a la vez gentileza, mientras que ambas de sus manos se dirigían hacia mi tronco, específicamente, hacia mis pechos, estimulandolos con el movimiento.

Por su puesto, en un juego de dos no puede jugar solo uno, así que yo me apresuré en agarrar y masajear aquel bulto que se notaba por encima de su pantalón.

Cada vez él tomaba más control sobre mí, haciendo que yo retroceda, y poco a poco me arrodille, quedando casi a la altura de su pene.

Estando abajo, lo miré a los ojos. Él hizo lo mismo, con aquella mirada. Esa que con tan solo contemplarla me hace quedar a su merced total. El fuego se prendió en mi interior. Fue entonces que entendí lo que tenía que hacer.

Bajé tímida, pero ansiosamente su pantalón y boxer, quedando su miembro a la vista. No es la primera, ni será la última vez que lo tengo ante mis ojos.

La llama se avivaba en mí. Aquel deseo de tenerlo en mi boca se hacía cada vez más grande, con cada segundo que pasaba sin probarlo.

No aguanté más las ganas, pero tampoco fui tan brusca. Poco a poco abarqué el glande provocando en él un pequeño gemido, haciendo saltar a mi corazón de alegría al escuchar su placer.

Continué, usando mi lengua, abarcando cada zona que fuera posible. No quería olvidarme de nada, quería que él estuviera satisfecho.

Sus suspiros se hacían cada vez más notorios, pues mi velocidad había aumentado. Mi cuerpo quería esto, necesitaba esto. Y lo tenía.

Una de sus manos se posó en mi cabeza, guiándome en velocidad. Hasta que fue él quien empezó a embestir.

Me quedé quieta en mi lugar mientras él terminaba de hacer el trabajo. Podía sentir el temblar de su cuerpo, a la vez que sus gemidos se hacían cada vez más fuertes. Así hasta correrse.

Empujó mi cabeza contra su pelvis, haciéndome llegar hasta la base de su miembro. Una gran carga se disparó en mi boca, y yo solo podía disfrutar del momento, y de la satisfacción que logré causar en él.

Me lo tragué, saqué la lengua, para demostrarle que no quedaba rastro alguno de semen en mi boca.

Nos echamos en la cama ambos, exhaustos. Usé su brazo de almohada, no sin antes darle un beso en la boca.

-¿Te das cuenta que acabas de prácticamente probar tu propio semen? — Bromeé

-Sí... Pero vale la pena con tal de tener un beso tuyo.

-Eres un tragasemen — Sentencié.

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⏰ Última actualización: Jan 02 ⏰

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Eres un tragasemenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora