¿Y SI ALGUIEN MUERE, QUE HACES?

FRAGMENTOS DE UN SER DEPLORABLE p2

Antes de empezar el cap. Quiero recordarles que vayan a leer la parte 1 de este segmento del fic, ya que si no lo han leído se van a perder con los nombres y los acontecimientos sucedidos en la línea del tiempo de mi universo. También pedir una disculpa si algo se sale de la línea del tiempo o no cuadra, traté de leer y anotar los puntos clave para que nada se me pasara. Pero ha pasado demasiado tiempo, si notas algo que no cuadra o que contradice otra cosa que haya escrito en la parte 1, házmelo saber y lo cambiaré para que todo sea al pie de la letra.

En otras noticias, si, volví, hoy, 1/1/2024 fecha en la que escribo esto, espero que hayan tenido un gran inicio de año. Los quiero mucho y gracias por la espera.

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Se oían gritos por todos lados, golpes secos, rugidos. Todo era un festival de ruido sangriento para la manada que lamentablemente perecía poco a poco a causa de aquellos forasteros.

La hembra corría sin parar, pero el peso del cachorro combinándose con el cansancio en las piernas hizo que esta cayera al suelo de lleno, un golpe seco acompañado de un lloriqueo constante por parte del cachorro hizo que algunos leones enemigos voltearan la mirada para ver de dónde provenía el sonido. Inmediatamente dos de ellos corrieron en dirección a la hembra para tratar de alcanzarla, aunque esta ya estuviera algo alejada.

Necesito que te calles, Makulu, sé que duele, pero debes ser fuerte para que no nos escuchen.

Habló la madre del pequeño para poder tranquilizarlo y así evitar que fueran encontrados. Demasiado tarde, pronto vería como aquellos dos machos corrían en dirección hacia ella.

Sin pensarlo dos veces tomó al cachorro de nuevo y comenzó a correr, la nariz le ardía por la respiración agitada, sentía como la sangre salía de su quijada por la caída de hace un momento, pero no se detuvo.

Me duele mucho. Se escuchó por parte del cachorro.

Debes ser fuerte, tú eres el más fuerte. Contestó la madre mientras daba una pequeña y rápida mirada hacia atrás solo parar mirar como el lugar se había vuelto una masacre.

Al regresar la mirada al frente una silueta hizo que se frenara de inmediato. Uno de los leones de Sekekama estaba de frente, sentado, con la mirada seria, solo esperando a que la hembra detuviera el paso.

Sin pensarlo dos veces giró a su derecha para poder evadir al forastero, ¿Cómo la habían alcanzado tan rápido?

La hembra sintió un golpe en el costado. El otro león había interceptado su carrera.

El pequeño Makulu rodó aproximadamente 2 metros sobre el suelo, golpeándose e hiriéndose la pata derecha, y, aun con todo el dolor que sentía, pudo ponerse de pie para correr hacia donde su madre se encontraba, luchando por tratar de quitarse a los dos leones de encima, recibiendo zarpazos por doquier.

Las lágrimas del pequeño cachorro rodaron por sus mejillas mientras veía como todo pasaba lentamente frente a sus ojos, un zarpazo directo a la quijada de su madre, la sangre saliendo de su hocico y las pequeñas zarpas del cachorro enterrándose en la tierra del coraje.

Se acercó lo más que pudo, y tomando todo el valor y el coraje que sentía en el momento ensartó sus pequeños dientes en la pata trasera de uno de los leones, inmediatamente sus pupilas se dilataron por sentir por primera vez el sabor de la sangre, de otro animal y por supuesto, de otro león.

Mordió con más fuerza, el adulto solo soltó un pequeño quejido de dolor.

¡Pendejo de mierda! Gritó mientras golpeaba al cachorro contra el suelo, no medía su fuerza, quería acabar con él lo más rápido posible para seguir con su tarea.