❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 6 𝑃𝑟𝑜ℎ𝑖𝑏𝑖𝑑𝑜 𝐽𝑢𝑟𝑎𝑟

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Le encantaban los días lluviosos, el color gris y oler la tierra húmeda de la ciudad por los distintos lugares que pasaba por su moto. El cabello se le mojaba con las pequeñas gotas de lluvia que daban por terminado esa pequeña tormenta, se dirigió a el departamento de su viejo, el indeseable número 1 para él.

Un hombre hecho y derecho que a la más mínima estupidez lo castigaba o amenazaba con cosas en la mano, había viajado desde hace un tiempo a otros países sin dejar de perder comunicación con Dexter, supuestamente su querido hijo, prójimo del próximo puesto de comandante de la militar -según su padre- estaría a punto de terminar su carrera universitaria como un gran doctor.

Pero...

Las cosas se desviaron para él, desde que su ausencia lo dejo sin plata para seguir adelante solo. Estaba algo ansioso por verlo, casi como si sintiera algún sentimiento de aprecio hacia él, recordó el porque su madre había muerto y borro esa calma de su rostro al ver el hotel en el que se quedaba.

Ver a un familiar que no habías estado con el durante mucho tiempo emocionaba, más sin en cambio Dexter estaba temblando del miedo. Había hecho cosas ilegales, se salió de la escuela, se cambió de ciudad, tenía novio, algo totalmente inaceptable para las ideologías de aquel sujeto, y no era dependiente de nadie.

Todo lo malo que su padre siempre le advirtió de no ser así, ahora mismo lo era. Subió al ascensor cambiando su carácter y pensando en

"Joder... tengo 25 años, una casa, una pareja, un trabajo estable, ganó bien y no necesito de nadie" ¿Por qué se tendría que acobardar ante un señor que no estuvo en su infancia para empezar?

- Buenas tardes -miro hacia las ventanas que eran enormes en ese departamento.

- Ehh buenas. Vengo a ver a mi padre. -

- Levanta los brazos, anda -los levantó algo nervioso. El hombre que atendía la puerta lo cacheo por si llevaba algo ilegal en los bolsillos- vale, sígame por aquí -

A paso firme avanzo con un sudor en las manos, he una indescriptible sensación de vomitar. Llegaron a un despacho donde el comandante que hacía años que no veía, se miraba casi arruinado.

- Llegó, comandante -saludó antes de marcharse y cerrar las puertas. Tragó saliva viéndolo impaciente, deleitándose con las vistas desde su ventanal.

- Dexter, hijo... -sonó una voz muy gruesa y grabé.

- Papá -se sentó en una de la silla el frente de la mesa principal.

- Dexter ¿hijo? -volteo a verlo- cuanto tiempo -su canoso pelo reflejaba su edad- haz crecido hijo mío -lo miro de arriba abajo- y te salió más barba -sonrió.

- Si ya vez. Cuando uno se vale por si mismo, no tiene de otra que crecer -río irónico.

- Lo se hijo mío. Mi padre me abandono a los 6 años en el campo de tiros. Me criaron junto a palomas, subiendo y bajando montes en días dónde el sol azotaba sin temor a causarme la muerte. Tuviste suerte al menos, que te diera mi tiempo para tus tonterías -rodó los ojos el castaño oscuro.

-Ajá... -suspiró de brazos cruzados- ¿Y que es lo que necesitas? -

- ¿No puedo pasar a saludar a mi hijo? -abrió sus brazos.

- Puedes... pero me quitas tiempo la verdad, así como tú me dices que te lo quito a ti -sonrió.

- Voy ir directo al grano ¿de acuerdo?. Mi querido amigo Félix me contó que tienes... hmm... cómo se dice... ¡ah si!, una pequeña familia de delincuentes, a los cuales estás perteneciendo. -

- ¿Tú qué sabes? -

- Se muchas cosas, de muchos lugares, de muchos países y hasta que es lo último que comió la hormiga debajo de la piedra -se acercó a él- Secuestros, robos, metanfetamina, armas e incluso traficante de vehículos robados de lujo -tragó saliva encogiéndose de hombros.

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora