-¡Salgamos de aquí pitando!
-gritó Micke por el comunicador.Aceleramos a fondo las motos de nieve y salimos disparados hacia la pirámide. Las motos iban a todo lo que daban y saltábamos las ondulaciones como si estuviésemos surfeando en un mar de arena. Al mirar por el retrovisor de mi moto, vi las armas de los soldados tabletear y escupir llamaradas por los cañones; las balas volaron en todas direcciones y uno de los proyectiles impactó en el retrovisor haciéndolo estallar en mil pedazos.
Tras atravesar la explanada glacial que nos separaba de la pirámide, bajamos de las motos y subimos la escalinata a toda prisa, subiendo uno a uno los escalones de la estructura a pura fuerza de voluntad y con el corazón al límite.
Al echar la vista atrás, vi a los militares acercarse a toda velocidad en las motos y los vehículos oruga. Estaba agotado y con mis piernas doloridas, y aunque quería pararme a descansar había mucho en juego y no me detuve.
Aquellos últimos metros hasta la entrada de la pirámide fueron singularmente intensos. Hasta ese momento no me había percatado de lo mucho que me dolía todo el cuerpo y de lo cansado que estaba. Nos encontrábamos a 60 metros de altura, en un paraje helado y con los militares pisándonos los talones.
Robert sacó la tablet para mostrarme un plano de la estructura interna de la pirámide y recordarme una vez más la ruta que debía seguir.
-Recuerda -dijo-. En rojo: pasillos. En verde oscuro: cámaras de paso. En azul: antecámara. En naranja: cámara principal. En verde claro: nichos. Ahora date prisa. Nosotros te cubriremos. ¡Suerte!
Justo al terminar de decir eso, escuchamos un fuerte zumbido.
-¡Es el Haarp! -dijo Robert- ¡Rápido! Tienes que activ...
Pero antes de terminar la frase, Robert se quedó paralizado y con la boca desencajada, como idiotizado por alguna especie de bomba sónica o de impulsos. Chris y Micke cayeron tras él. En cuanto a mí, no me afectó, por lo visto el campo de energía del artefacto que llevaba conmigo me protegía de las ondas electromagnéticas del Haarp y no me perturbó lo más mínimo.
Los soldados comenzaron a trepar por la pirámide y supe que en poco tiempo llegarían hasta donde nos encontrábamos. Tenía que darme prisa. Coloqué los cuerpos inconscientes de mis amigos al abrigo del pórtico de entrada y, justo cuando me disponía a entrar en la pirámide, escuché un ruido de toberas y aparecieron tres soldados en jetpack que se me echaron encima.
-¡High, do not move! -gritaron.
Los militares sacaron unas bridas y me ataron las muñecas con ellas para inmovilizarme. Uno de los soldados se quitó el casco y reconocí su cara repugnante y llena de furia.
¡Era Turik!
Sonrió con vehemencia, igual que un depredador cuando sabe que va a acabar con su presa, me apuntó con el arma y me dijo que le diera recuerdos a Juan en el más allá...
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LAS PUERTAS DE ORIÓN (novela sci-fi)
Fiksi IlmiahUn objeto de poder legendario. Un épico viaje por algunos de los lugares más espectaculares del planeta. Y un destino para la Humanidad. El protagonista se ve envuelto sin pretenderlo en una serie de acontecimientos que lo llevarán a recuperar uno d...