Pesadilla - Souliz (one shot)

Pesadilla- Parte unica.

Había pasado una semana de tal acontecimiento, y para Alejo era una tortura tener que dormir en la cama que compartía con su esposo, se sentía fría, obscura, incomoda.

No era lo mismo tener que dormir solo y sin ese lindo y característico peso en su pecho, él cual solo era reconfortante cuando su lindo esposo se tiraba como loco sobre su cuerpo exigiendo mimos y besos, o simplemente a mitad de la madrugada, el oriundo marplatence buscaba la manera de dormir sobre el pecho del menor.

Los días pasaban y se sentían cada vez más pesados sin su presencia, el era el sol que iluminaba los días obscuros de Ale, mientras Alejo era una chico totalmente tranquilo, que prefería dormir a tener que salir de casa, Matias era todo lo contrario, siempre activo, pensando en que hacer, jugando con el pequeño gatito blanco con negro que habían adoptado con el menor luego el primer intento de cita que tuvieron en conjunto o simplemente buscando la manera de hacer reír a su esposo.

Hoy se cumplía exactamente una semana en la que el pelinegro había fallecido.

Alejo más que nunca extrañaba al mayor, hace una semana no compartían cama, no había buenos días con el desayuno en la cama, ni escenas dramáticas que creaba el mayor con el simple fin de recibir más atención del menor. Por más  que haya pasado una semana, la esencia de Matias seguía más viva que nunca, a tal punto que pareciera que nunca se había ido, todavía podía sentir a su lado el aroma a coco que desprendía el menor, todavía sentía la estela que dejaba el perfume de tal chico, desde que pasó no cambio las sábanas, durmiendo abrazado a la almohada que descansaba del lado izquierdo de la cama, el lado de Matias.

Esa noche se sentía diferente, no podía dormir y la razón se centraba en que Thomy. el pequeño felino no se quedaba quieto, se movía de un lado al otro saltando y maullando con insistencia como si llamara al mayor que siempre buscaba la manera de fastidiar al gato, entre sus patitas tenía algo, algo que estaba llevando de un lado al otro.

La incistencia de Thomy al jugar con dicho objeto hizo que Alejo se despierte y deje de dormitar por completo, no hacia mucho que se había dormido o intentar hacerlo, sin embargo, había dos cosas que no lo dejaban descansar,  en la planta de abajo se escuchó ruido lo cual le había sonado extraño ya que estaba solo a excepción del gato, y bien sabia que el peludito no salía a las noches y todavía lo escuchaba jugar con el objeto que todavía no podía reconocer por falta de luz.

Así que sin pensarlo mucho, se sentó desconcertado en la cama, prendiendo el velador y viendo que Thomy jugaba con una rosa, lo cual le pareció más raro todavía porque no había flores en su casa y menos en su habitación, desde que Matias se había ido, en la casa no había flores, la última rosa se había terminado de marchitar ayer y el la había dejado en el jardín que Matias siempre arreglaba.

Pero esta rosa no estaba marchita, parecía recién cortada y era hermosa como todas las que Matias traía una vez por semana, por lo que con pereza y refregandose con el puño cerrado uno de sus ojos, para borrar el poco sueño que quedaba en su cuerpo, se levanta tomándo la rosa entre sus manos, viendo que efectivamente estaba fresca y peculiar mente no olía a rosa, olía al perfume de su amado, lo cual todavía le sonó más extraño, por lo que miro al felino que estaba sentado frente a él.

-Thomy de donde sacaste esto, eh?- mira al gato como si fuera que tal bola de pelo le podría llegar a responder, lo cual no pasa y lo único que recibe a cambio es que el gato maulle pasando entre medio de sus piernas frotándose y enredandose en estas, pidiendo una sola cosa, comida -¿Tenes hambre? pero si rellene tu plato antes de acostarme a dormir, solo tenes que bajar, gato vago- suspira tomando al felino entre sus brazos, sin soltar la rosa que descansaba en una mano.

Da un paso para salir de su habitación cuando vuelve a escuchar ruidos en la parte de abajo, mira a Thomy en sus brazos y siente una brisa que recorre su cuerpo, esto ya no se sentía correcto de ninguna manera.