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En las profundidades de un bosque silencioso, donde los árboles se alzan como guardianes centenarios y el susurro del viento es la única melodía, se encuentra una cabaña de madera perdida en el abrazo verde de la naturaleza. Una cabaña envuelta en la pátina del tiempo, recalcado por los signos de desgate en tablones. Los cuales crujen bajo las miles de historias que cuentan. La fachada y el porche lleno del follaje y el musgo de la naturaleza, la cual cuenta el poco mantenimiento y el abandono a ese lugar. Un paisaje en donde el bosque ha engullido por completo el paso del ser humano.

Un velo de misterio se cierne sobre el lugar, ocultando secretos en las sombras que danzan en las esquinas. El aire alrededor de la cabaña está cargado de un silencio opresivo, solo interrumpido por el crujir de ramas y el eco lejano de la vida silvestre. Los pájaros entonando sus silbidos en la luz del día era la compañía del silencioso lugar. La vida a kilómetros de distancia, daban a entender lo apartado que está el lugar. Ni siquiera un claro del bosque, la cabaña se disimulaba muy bien a la mirad humana, por los gigantescos arboles que la rodeaban.

Sin duda, nadie sería capaz de adentrarse tan profundo a no ser que conozcan el camino de vuelta con seguridad. Ningún vehículo puede pasar por ese lugar sin ocasionar un accidente. Un escondite perfecto para los que odian a la sociedad.

Charles salía de esa cabaña. Sus hijos menores ya se habían adelantado, saltando los escalones del porche como si ellos mismos fueran de goma. Pietro, el menor de los mellizos, era el bala loca que no podía estarse quieto pero era muy tímido. Mientras que Wanda, a pesar de ser más extrovertida, era muy precavida. 

El Omega bajó escalones con uno de los Alfas siguiéndole.

- Charles, ¿realmente pretendes dejarnos aquí con este más tiempo? ¿No crees que hemos sido sus niñeras suficiente tiempo?- habló él.

- Deja de hacer drama Erik. No es para tanto, solo tenéis que vigilar que no se escape. Seguro que no tenéis problema, Wade seguro que se encarga sin ningún problema. ¡PIETRO! ¡Sácate esa piedra de la boca!

- No lo entiendes... quiero volver a casa... contigo y con los niños...

- Oins... se va a pasar rápido. Seguro que cuando el plan siga dando pequeños pasitos, nos daremos cuenta que todo va sobre ruedas.

Charles se acercó a su marido y besó su mejilla. Sacando a Erik una sonrisa. Se fundieron en un abrazo fuerte, que fue interrumpido por el llanto de Pietro. Cuando menos se lo esperaban, Wanda le había pegado con un palo en la cabeza.

- ¡Wanda! ¿¡Por qué has hecho esto!?- Charles se separó de Erik y enseguida corrió a por Pietro.

- Porque Pietro no dejaba de meterse piedras en la boca. Era la única solución.

- Wanda cariño, la violencia no es solución... por lo menos no la mayoría de veces.

Charles acunó al niño en sus brazos, así levantándolo. Mientras que le extendía la mano a la pequeña, paro poder controlarlos mejor. Mientras Pietro se desahogaba en el hombro de su padre Omega, este se acercó de nuevo a su marido.

- Dile a Peter que lo amo y que pronto seremos una familia no-disfuncional.- bromeó Charles después de besar los labios de Erik delicadamente.

- Lo haré, ve actualizando lo que ocurre. Y tu deja de pegar a tu hermano.- el Alfa acarició la cabeza de Wanda para después darle un besito en la frente. Para después hacer lo mismo con Pietro.

Tras despedirse, Charles continuó por un pequeño sendero lateral, el cual se encontraba a pocos metros de la cabaña. Este llevaba a una carretera secundaria, donde su chófer lo esperaba. Tras sentar a los niños en sus silletas, él se sentó delante junto al conductor. Suspiró cansado mientras restregaba su sien con sus dedos.

- Tu que eres muy sabio... ¿Qué debo  hacer?- preguntó Charles al conductor.

- Debería de desvincularse de todo este lío, bajo mi humilde opinión.

- Opino lo mismo, pero ya me comprometí. Además, acabará pronto.

- Aunque acabe pronto, se arriesga demasiado.

Charles volvió a suspirar. Sabía que todo lo que él le decía era cierto.

Peter seguía sentado en el sofá de la cabaña. No se había movido desde que Charles se fue. El Omega les hizo jurar a los cuatro Alfas que no harían nada en contra de su voluntad, siempre y cuando él se quedara ahí. ¿Qué otra cosa podría hacer? ¿Intentar escapar? Estaba seguro que se enterarían, sobre todo el desquiciado de Wade. Realmente ese maldito Alfa se había obsesionado con él. 

El Omega llegó a la aceptación demasiado rápido, aunque aún permanecía en la fase de la ira. Aún debía ser el esclavo de unas cadenas imaginarias que le arrebataban la libertad, por el orgullo dañado de unos Alfas. Que asco.

Mientras iba a la cocina a comer algo, realmente no había comido nada normal en unos días. Y ya que iba a vivir ahí a saber cuanto tiempo, él también pertenecía a la unidad domestica ahora mismo así pues, la nevera y su contenido era suyo también. Peter comenzó a sospechar. Si ellos también están interesados en él, ¿Serán parte de una empresa también? ¿Alguna multinacional que tiene un contrabando de armas, la cual iba a exponer su padre? Pero ninguno de estos sicarios le había preguntado nada. 

La confusión crecía junto a su hambre y Peter no sabía como encender los malditos fogones. Suspiró frustrado mientras dejaba con poco cuidado el paquete de macarrones crudos en la encimera. Quiso resignarse hasta que escuchó el gas prenderse, junto a una llamarada de fuego elevarse en el fogón. Logan lo había encendido gracias a un mechero.

- Primero aprietas para que el gas salga y con el mechero lo prendes. Así. 

El Omega escuchó las instrucciones para después arrebatar el mechero al Alfa. Apagó el fogón y lo volvió a prender él.

- Tienes carácter. No parecías tenerlo cuando estabas en la bañera.

- Eso era porque unos imbéciles me habían atado.

- No hace falta que insultes, no pierdas tu energía en eso. 

- ¿Y en que debería de perder mi energía? ¿¡Si no puedo hacer nada!? ¡Debería de golpearos a todos, mataros con un insecticida o dejando el gas encendido! Igual que hicisteis con... con la granja... Ni siquiera sé si ellos están bien... ¿Y de verdad te atreves a decirme que no gaste energía?

Peter pasó de la ira a la tristeza en cuestión de segundo. Recordando a aquellos que también le quitaron su libertad. El Omega tenía una gran lucha de emociones y no sabía por que bando decantarse. Amaba demasiado y sentía demasiado. Aunque no fueran las formas correctas. ¿Podría esquivar al destino y sus sentimientos?

Peter apagó el fogón y salió de la cocina bajo la mirada del Alfa.

- ¿No vas a comer?- preguntó Logan.

- Me has quitado el apetito. Quiero dormir.

Antes de encontrar una habitación que se adaptara bien a él, fue con el Alfa en el que más podría confiar. Eligió a Peter, simplemente porque se llevan muy poca edad y es el que le parecía más amable. Realmente le preguntó si podría utilizar alguna cama por ahora. El Alfa enseguida le ofreció la suya. 

El Alfa tenía ganas de preguntarle más cosas, pero había escuchado lo que Peter Omega había dicho. La presencia de la fragancia de un Alfa no sería buena idea ahora para él.

El Omega se echó en la cama tras cerrar la puerta. Se dejó desahogar llorando, de nuevo, en su mente sus Alfas. Podía notar por cada marca las emociones que podría percibir. Sentía que todos estaban sufriendo, pero se notaba que estaban lejos el uno del otro. Se arrepintió tanto de no poder darle la oportunidad a  Tony antes, realmente ahora echaba de menos las idioteces que decía. Por lo menos sabía que todos estaban bien, los notaba a través del lazo.

Después de llorar, cerró los ojos para dormir. 

Mi Vida A Tus Pies ~ allxPeterParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora