Eris entró a su cuarto, busco su bolsa preparada con varias cosas que necesitaría, er a muy tarde para que alguien estuviera despierto. El ligero pop anuncio que Nissa estaba con ella.
-Amita Nissa esta para cumplir sus ordenes- le sonrió, debian de ser rápidas, tomó a la elfa desapareciendo hasta un lugar solitario, no habían edificios ni gente alrededor solo una casa abandonada, Eris se colocó su máscara antes de entrar.
El rechinar del suelo era molesto, olía a suciedad y humedad. Nissa no se alejó del lado de la bruja, subieron las escaleras con precaución de que no se derrumbara por su estado. La peliblanca busco hasta encontrar la puerta, abrió despacio, en toda la habitación solo había una cama vieja y en ella encadenada una mujer inconsciente.
-Nissa por favor pasame agua del bolso- la elfa busco y se la dio, Eris se acercó hasta quedar sentada en la cama junto al cuerpo de la mujer, le abrió la boca con cuidado dejando caer el liquido. Satisfecha dejó el recipiente a un lado, con su varita la saco de las profundidades de la oscuridad.
-¡Por favor no me hagas nada!- la mujer sonaba alarmada, Nissa intento ayudará su amita con los violentos ataques de la muggles pero esta le dio una mirada muy seria -¡Mi esposo, él vendrá por mi!- lloraba sin dejar de intentar golpear a la peliblanca.
-Escuchame dejame limpiarte- acercó un amante para quitarlo algo de suciedad, sin embargo, la mujer la tiro de un manotazo. Eris frustrada se levanto, asustando a la mujer.
-¡Lo siento, no me hagas nada por favor- se arrodilló lo que pudo por sus cadenas -¡Estoy embarazada- enterró su cabeza en sus manos.
-Lo sé- le susurro Eris pasándole una manta grande por sus hombros, hacia frío y la muggle solo llevaba una bata delgada, Nissa le pasó bolsas de comida que las dejó al alcance de la mujer -No soy médico pero he leído que necesitas ciertas comidas y vitaminas para ti y el bebé- la mujer no se movió, Rellish entendió que desconfiara, contra su razón se quitó la máscara. Tomó la cuchara para tomar un poco de sopa y se la extendió hasta los labios de la muggle -Como Verena, por tu bebé- le mujer abrió sus labios sintiendo alivio en su estómago por el sabor exquisito de la sopa.
-¡Mi esposo Xerxel vendrá, cierto!- Eris evitó que la cuchara se le resbalará.
-Verena tú esposo me pidió que te dijera que te amo con todas sus fuerzas- espero que la dama parará sus dolorosos gritos, saco su varita limoiandola. Saco algunas pociones, esto no sería nada facil. -Bebé esto ayudará a que te sientas fuerte, es como medicamentos-
-Se que son las pociones- la tomó sin ganas, muy desanimada. Por todos sus esfuerzos Eris sin querer dejó aún niño huérfano de su padre. Con toda la paciencia le dio frutas y más agua, asegurándose que todo estubiera bien se levantó -¿Si eres uno de ellos por que me ayudas?- no sabía cómo responder.
-Nissa asegúrate que ella se encuentra bien, mis padres saben que te quedaras conmigo. No debes volver a la mansión, saldré a buscar más comida y libros- tomó la bolsa, sacando dinero muggle -Me imagino que quieres algo, puedes decirme-
Verena negó, bajando la cabeza.
-Todo esto es temporal, te sacaré de aquí- sonrió de ver que la mujer la miraba con anhelo -Estas muy débil, prometo ayudarte a salir- se colocó la máscara lista para partir.
-¡No te vayas por favor, me preguntaste si deseaba algo y es que no me dejes sola!-
-Nissa estará contigo- harto de relajar el renovado ambiente frío -Tengo libre mañana así que me quedaré hasta el mediodía, duerme recupera energía-
-¿Podrias darme tu nombre?-
Lo penso bastante tiempo, no quería utilizar su nombre por loq UE recurrió a otra alternativa.
-Ris, llamame Ris-
Nissa ayudó a la mujer a acostarse, la arropó. Al ver la habitación su amiga ya se había ido.
Ambas volvieron tal como dijo la peliblanca, separandose. Eris mantenía muy bien el secreto, Voldemort podía entrar en su mente pero jamás encontrar a la muggles pues no podía evitar que el mago entrara en su mente pero si enseñarle lo que ella quería.
Entró sin tocar al gran salón, su día se arruinó al ver a esa pelirroja muy cerca del pelinegro. Se asombró de que esos dos hayan ido a una misión juntos.
-Buenas tardes Rellish- no le devolvió el saludo a ese par, camino hasta pararse enfrente de su señor. El cabello le cubrió parte de su rostro.
-He vuelto mi señor- se arrodilló en fingido respeto al mago -Gracias- le susurro por cumplirle su pedido.
El hombre se levantó, abriendo sus brazos. Severus y Liana se arrodillaron.
-Eris me alegro que llegaras- la peli negra se levantó viendo con curiosidad, Voldemort se colocó atrás de ella, su cercanía nunca la había molestado pero al tener a Snape pudo ser el que lo desencadenó. -¿Te importaría dar una demostración?-
-¿Demostracion?- repitió tontamente sin entender su punto, Voldemort la tomó del brazo lentamente hasta su muñeca, guio la varita hasta Liana.
-Me he encontrado algo muy emocionante hoy- sonrió -La señorita teniendo clases privadas por el maestro Snape-
Severus se acercó hasta la pelirroja cubriendo la discretamente con su cuerpo, había sido un idiota siendo descubierto por el mismísimo mago en una situación que podía tomarse de mal gusto. Habían ido ambos a reportar los resultados de su tarea, en la espero a la chica se le había ocurrido recibir clases pegándose mucho al chico a propósito.
-¿Si es así por que debo involucrarme?- su mente le grito que esto era una prueba, debía de tener cuidado. Voldemort podía ser su mentor pero algo que recalcaba es que no le templaria el pulso para hacer algo -Sigue Snape en tu papel de maestro-
-Creo que no me estas entendiendo- el leve siseo en sus palabras la alertaron más, se dio la vuelta viéndolo. No quería darle al espalda a Tom -La señorita no puedo realizar el hechizo cruciatus, así que para mí es mejor que mi mejor alumna lo enseñe-
-¡Espere mi señor yo no quise decir...!- trato de desviar la conversación la pelirroja tomando del brazo a Severus. Estos disgusto mucho a Eris, el mayor sonrió cuando obtuvo lo que quería.
-¿A caso me estas llamando mentiroso?- molesto empujó a la peliblanca -Enseñale el hechizo con practica-
Severus empujó a la pelirroja a un lado, quedando el enfrente de la varita de Rellish, esta sintió como la rabia comenzaba a llevar su esencia. Con suplica muy disimulada dirigió su vista a Liana, esta no le respondió.
"Permitirá que Severus reciba el castigo"
-¿Se te a olvidado ya?- espantada capturó el momento exacto en que Tom levantaba su varita hasta el chico. -Lo haré yo entonces-
-¡Crucio- fue más rápido, sus oídos captaron inmediatamente el grito de Severus. Sus convulsiones fueron violentas, mientras que Liana se encogia como una cobarde. Si lanzaba el hechizo a la pelirroja Tom se enteraron de su enamoramiento, por un largo prolongado dejó que actúara frenandolo de un solo. -¿Puedo retirarme ya?- agradeció el si de su maestro.
Cerró la puerta violentamente, alejándose del lugar se transformó corriendo del lugar.
En la habitación donde aún seguían tres personas, Voldemort vio con asco a ese par. Salió del salón, Liana al escuchar la puerta corrió tomando el cuerpo de Severus.
Acarició su rostro sintiendo la piel empapada, desvio sus manos sintiendo el pecho del pelinegro suspirando hasta parar deteniéndose en el comeinzo de su estómago. La puerta volvió a abrirse, una pareja se hizo presente.
-Esta inconsciente por la maldición dejame darlo esto- la mayor tomó de la nuca a Severus, puso en sus labios una botella pequeña, el líquido carmesí fue desapareciendo según el chico tragaba. -Arzhel ayudame- su marido le extendió una botella más, que su color era transparente. -Debemos llevarlo hasta la sala de curación-
Liana quedo sola en el salón.
Mientras que Severus inconsciente sentia un calor sofocante en todo su cuerpo.
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¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.