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Tres días, solo faltan tres días para que su mayoría de edad se presente. Y con ella la presentación de su celo lo hará también, y según palabras de su tio, tía y padre - y junto a las advertencias de su abuela Abbe - se prepara mental y físicamente para los cambios que va a sufrir su cuerpo.

Ging había cancelado su salida con Kite y se quedó en el nido improvisado de su hijo, dándole mimos y atención ya que estaba muy decaído cuando lo vio, cabizbajo y con los ojos enrojecidos.

Sus orejas de gato pegadas a su cabeza y la cola entre sus patas, estaba siendo tan sumiso cuando lo normal es que, sea agresivo cuando entran a su territorio.

Y en su mente ya tiene la imagen de un probable culpable.

— ¿Quieres ir al bosque? Podemos jugar.

Ging, en su forma de pantera, empujó suavemente el hocico moviendo una de las orejas de su hijo para que se anime un poco.

Gon medio levantó la cabeza y miró a su papá, tratando de animarlo.

Sí, mi papá está conmigo.

Su cola se movió un poco, demostrando su repentino buen ánimo. Se acercó a su padre y mordió una de sus orejas y se echó a correr, siendo seguido de su padre que le sigue el juego.

Llevaban meses sin jugar, ya que, la última vez que lo hicieron fue cuando fueron atrapados en la isla... Y eso fue ya tres meses, ah, que rápido pasa el tiempo, pensaba Ging.

— ¡Te atrapé! — gruñó Ging saltando.

— ¡No lo creó, miau!— río mientras se hacía del tamaño de un gato y se escurría entre sus patas.

El mayor río entre dientes y se hizo como un lobo, casi del mismo tamaño y fuerza de Palm, la loba loca que lo secuestraba cada que podía ya que quería hacerlo su pareja si o si.

El menor frunció el ceño, mirando a el ahora lobo, iba hacia él con sus dientes grandes al descubierto.

Me muerde me arrancará los pelos.

Se estremeció cuando recordo la caja de tierra que hizo Biscuit, la leona, esa caja qué lo llevó bajo tierra por tres días solo para que sus habilidades cambiaformas mejorarán un poco.

¡Tuvo que convertirse en una asquerosa lumbriz!

— ¡Vamos al bosque, miau! — salió corriendo por la puerta.

— ¡Cachorro, eso es trampa! — río en voz alta el adulto, y corrió a sus espaldas a una velocidad alucinante.

Corre, corre.

La adrenalina vibraba en su cuerpo, ser perseguido por su padre es una sensación familiar que extraño en ese tiempo, en el que pensó que lo había perdido.

¡Patas de gato! No puedo correr más rápido, me va a agarrar del cuello.

Corrió de un lado a otro. Saltando de tronco en tronco para desorientar a su papá, el cual ya sabia cual sería su siguiente movimiento ya que su cachorro es muy predecible.

Sus dientes chocaron cuando Gon se transformó en una ardilla, subiendo por los árboles quedándose fuera del alcance del lobo quien se rió.

— Te haz vuelto más inteligente. — iba a levantar la cabeza — ¡Eso duele! — gruñó, mientras vio hacia arriba, notando a Gon con una sonrisa burlona.

Gon le lanzó una bellota a la cabeza.

— ¡Siempre soy inteligente! ¡Hmp! — comenzó a correr cuando su papá se transformó en una serpiente y comenzó a trepar por el árbol.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora