III

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Constantine, tras nuestra breve conversación, fue a la cocina y me ofreció comida, y fue entonces cuando me di cuenta de la voracidad de mi hambre.  Agradecida, acepté la comida y comencé a devorarla con apetito. 

Constantine empezó a fumar, esta vez, preferí no meterme.

-¿Que fue lo que te paso en ese callejón?- Preguntó con curiosidad.

Se me quitó el apetito de golpe. Sabía que no debía decirle la verdad, al menos no toda. No quería que nadie mas volviera a llamerme loca asi que opte por una respuesta mas simple y creible.

-Fue un malentendido. Algo me asustó, y terminé en el suelo. Pero parece que ya estoy bien- Constantine, con su mirada aguda, pareció entender que había algo más en mi historia que estaba tratando de ocultar

Constantine se acercó peligrosamente, apoyando los brazos en el reposabrazos de la silla en la que me encontraba. Pude percibir su distintivo perfume, una mezcla intrigante de tabaco y algo más, que despertó mis sentidos.

La cercanía de Constantine generó una sensación de nerviosismo en mí. Su mirada profunda parecía buscar respuestas más allá de las palabras que había compartido.

-Sé que no me estás diciendo toda la verdad-dijo Constantine con una mirada penetrante y seria.

-Es más complicado de lo que crees-dije, sintiéndome acorralada. La verdad amenazaba con emerger, pero la incertidumbre sobre cómo Constantine la recibiría me mantenía en la cuerda floja-Te burlarías de mí y pensarías que estoy loca-añadí con sinceridad

-Las apariencias a veces pueden ser engañosas- dijo con calma, rompiendo la pausa incómoda.-He visto lo inusual más veces de las que puedes imaginar. No creo que puedas sorprenderme-

Sus palabras trajeron un rayo de esperanza, pero la incertidumbre persistía. 

Decidí decirle la verdad pese que sabia que era una mala idea

-Lo que pasó en el callejón no fue solo un malentendido-confesé con cautela-Desde pequeña he tenido el don de ver ciertos seres, seres que no debería ver, que los demás no ven. Se que no me crees pero fueron los demonios los que me atacaron en el callejón-Mis palabras flotaron en el aire, cargadas con la verdad que había mantenido oculta durante tanto tiempo.

-¿Cuántos?-preguntó Constantine con una mirada penetrante mientras se apartaba de mi.

Dudé por un momento antes de responder

-No lo sé, unos diez, tal vez más- contesté

Constantine asintió, como si la respuesta hubiera confirmado alguna sospecha propia.

-Yo también los veo- respondió Constantine con una calma que denotaba una familiaridad con lo sobrenatural. 

La sorpresa se reflejó en mis ojos, mientras absorbía la realidad de que no estaba sola en esta experiencia.

El silencio se apoderó de nosotros por un momento, pero no era un silencio incómodo; era la comprensión mutua. Finalmente, rompí el silencio, preguntando con cautela-¿Cómo lidias con ello?

-Soy exorcista- declaró con una determinación palpable-Si algún ser se atreve a alterar el equilibrio, me encargo de devolverlo al maldito infierno

La revelación de Constantine sobre ser un exorcista añadió una nueva dimensión a nuestra conversación. Mientras absorbía la realidad de sus palabras, una pregunta urgente surgió en mi mente: ¿podría él ayudarme a entender y comprender todo lo que estaba pasando?

-He notado que últimamente hay una presencia demoníaca en el ambiente, como si se avecinara algo muy malo- dije.

 Constantine reflexionó por un momento antes de responder.

-Es cierto, vienen tiempos difíciles, una muestra de ello es su ataque en el callejón, normalmente no atacan 10 a la vez - dijo con seriedad.- No se lo que es, ni lo podemos predecir, simplemente debemos estar preparados-

-¿Como?

-Podría ayudarte a entender lo que ves, pero debes estar preparada para enfrentarte a la verdad, incluso si es aterradora.

Constantine Entre dimensionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora