♠️CAPÍTULO IV♠️
Kylie Leithold
Mi alarma suena con un ligero sonido de olas del mal y me pongo de pie de un salto. He decidido retomar mis carreras en la mañana y no quiero ser perezosa y permanecer en la cama hasta que sea la hora del ir a clases. Tomo una ducha rápida colocándome ropa deportiva. Tomo mis Airpods, colocando el teléfono en el bolsillo de mis leggins una vez lista decido salir.
Empiezo a bajar las escaleras cuando escucho el click de la primera puerta y seguido se abre dándole paso a Nicholas. Levanta la mirada cuando escucha los pasos en la escalera y observo como su mirada se detiene y de pronto oscurece despacio cuando me recorre de pies a cabeza. Su mirada parece haber cambiado desde la noche de la pelea y a eso sumándole el pequeño momento en su piso. Ya no es una mirada en busca de guerra es más bien retadora.
Ha pasado una semana ya, de hecho la más larga de mi vida, no había tenido contacto con Nicholas desde esa noche en su piso cuando recibió una llamada a la cual salió no muy a gusto de casa, parece que era por el motivo en que no se presentaría en la fiesta.
― ¿Resulta que también eres mi vecina? ― dice hasta ahora él no se había percatado de eso.
Levanta la vista tensando los músculos bien trabajados que tiene y trato de disimular el calor que me recorre por las mejillas. Está guapísimo.
Va en ropa deportiva dejando al descubierto el tatuaje del leopardo que lleva en el hombro denotando esa presencia que grita: «Te haré desear no haberme conocido». Es tan intenso y llamativo como todo su ser.
― Tendrás que acostumbrarte a verme más seguido ― le digo una vez me encuentro en el último escalón lista para abrir la puerta y salir.
― Espero que sean por buenos motivos ― su comentario y el tono de voz que utiliza me toman por sorpresa.
¿A qué quieres jugar ahora Nicholas?
Si enojado suena jodidamente excitante imagínatelo con voz pausada y áspera a unos escasos milímetros de tu cuerpo donde ambas anatomías llevan pocas prendas de ropa.
― Ya quisieras ― retomo la compostura sacudiendo mi cola de cabello.
Escucho una sonrisa socarrona en mi espalda y sus pasos detrás de mí. Logra hacer aparecer un pequeño cosquilleo en mi cuello, pero le ignoro o al menos trato de hacerlo, ni siquiera su mera presencia es algo que se pueda obviar. Me coloco los Airpods lista para empezar cuando...
― Es muy mal educado de tu parte ponerte a correr con música cuando tienes compañía ― dice como si nada posándose a mi lado y me inquieta esta parte de él, prefiero al imbécil idiota, a este no sé cómo tratarlo y me irrita, no me gusta que tome el control de la situación o que las cosas no continúen el curso a como las quiero.
― ¿Y quién dice que quiero tu compañía? ― enarco los cejas en su dirección y sonríe con arrogancia molestándome más, aquello debió molestarle por su gesto, pero sonrío es justo lo que quiero.
― Tú te la pierdes ― me guiña un ojo y le muestro el dedo corazón cuando paso delante de él.
Puedo sentir su mirada en mi espalda y...
― ¿Te gusta lo que ves? ― sonrío con coquetería, aunque no pueda verme.
― No me quejo, tienes bonito culo ― dice como si nada y agradezco que no pueda verme ya que sin poder evitarlo mis mejillas se han puesto color tomate.
Tenía que ser imbécil.
Empiezo a trotar a la derecha mientras que él lo hace en dirección contraria. Una hora después regreso a la residencia y no veo a Nicholas por ningún lado a lo mejor continúa corriendo o habrá regresado primero que yo.
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ENGAÑO ©
Novela JuvenilÉl miente Ella juega Él no busca amor solo sexo sin compasión. Y ella... Ella no busca un jodido romance solo quiere diversión. 15/11/2022