Es 2021 en el Estado de México, 4 de mayo. Posterior a todo lo ocurrido en Japón en 2018, se hizo pública la existencia de maldiciones y la desaparición de la barrera de Tengen. El mundo tenía serios problemas, pues de momento la cantidad de hechiceros era muy baja.
En el Estado de México, hay 3 chicos que tienen el "don", 2 de ellos con un ritual. Los 3 se conocieron en la preparatoria; sus nombres eran Samuel, Miguel y Arlette. El primero actualmente dejó la prepa, tiene 17 y trabaja como una suerte de "asesino" a sueldo. Mata maldiciones y ayuda a la gente que acude con ese tipo de malestares (causados por una maldición). Desciende de una familia de hechiceros, sin embargo, sus padres se separaron de la familia.
Miguel es mayor que ambos chicos, actualmente tiene 19 años. Conoció a los otros dos cuando él iba a salir de la preparatoria. Actualmente también abandonó la escuela, la facultad de filosofía. Su ritual consiste en aumentar hasta 10 veces su capacidad física inicial, pero le cuesta bastante porque gasta demasiada energía maldita.
Arlette es una chica de 17 años. Ella no tiene ritual, pero tiene una cantidad exagerada de energía maldita y puede usar el ritual inverso. También es demasiado fuerte físicamente, incluso sin reforzarse con energía maldita.
Hace 2 años, en 2019, cuando recién terminó lo de Japón, en junio de ese año, entraron Arlette y Samuel. Ambos fueron de los puntajes más altos en el examen. Les tocó en el mismo salón, quizá obra de la causalidad. A Samuel le gustaba Arlette, pues es muy linda, una chica "güerita", alta, ojos color café oscuro, delgada y pelinegra. Únicamente por eso se acercó a ella. Rápidamente ella se dio cuenta de que era un chamán, pues también tiene mucha energía maldita. Ella le preguntó si lo era y Samuel, queriendo ocultarlo, lo negó.
En la salida, se sorprenderían al saber que iban en el mismo transporte. Ahí mismo, Miguel, un joven alto, moreno, delgado y con cara de pocos amigos, les arrojaría una roca a gran velocidad y les preguntaría si conocían la hechicería. Pese a ya ser obvio, los 2 lo negarían. Miguel les diría que, como sea, si querían saber más, le preguntaran, pues él ha entrenado bastante al constantemente pelear con maldiciones.
Al llegar a su casa, Samuel sintió una maldición en el camino, así que dejó sus cosas y regresó a buscarla. Él vive en Ecatepec, por lo que es normal que haya muchas maldiciones. Esta vez, en un callejón, era una de segundo grado. Le cuesta bastante.
-¡Oye!- escuchó el chico, la voz le parecía conocida.
-Mentiroso- dice la voz conocida.
-¿Eh?, ¿quién eres?- dice Samuel mientras mantiene a raya la maldición, no quiere usar en ese momento su ritual. Rápido llegó la chica que le gritaba y rápidamente, de un golpe con energía positiva, derrota a la maldición.
-Ah, eres tú- dice Samuel, -Así que también usas energía positiva-
-Sí- dice con una voz sorpresivamente amable la chica, -Hace rato... uh- dijo mientras suspiraba la chica, -Mientras íbamos en el transporte, sentí la maldición, así que decidí venir a investigar- Dijo bastante agitada.
-Uh ya... ahora que lo sabes- le comentó el chico, - No digas nada, por favor-.
-Vale, vale, pero...- le respondió la chica.
-Uhum-
-Me ayudarás a cazar este tipo de maldiciones y también algunas sectas o brujos-
-¿Por qué? Es un objetivo medio pendejo, más considerando que los brujos suelen estar con las propias sectas o con narcos- respondió Samuel.
-Mmm... algún día te contaré por qué, mientras necesito que me digas si me ayudarás-
El joven pensaría un poco, pero asintió con la cabeza. La chica le agradeció y el se ofreció a llevarla a su casa, pero Arlette se negaría.
-Puedo ir sola... por el momento- dijo Arlette y se despidió efusivamente de su aliado.
-Qué día de mierda- pensó para sí mismo y se dispuso a ir a su casa.