cinco

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Tomas de momento está vivo, igual está en una situación crítica.

Me quito un poco de peso de encima aunque lo puedo perder para siempre. 

—Tenéis que pasar de dos en dos
—el médico se va.

Mauro me agarra del brazo y me mete en la sala con el. Ya es costumbre que haga eso.

Veo a Tomas en una camilla lleno de cables.

—No puede ser. —llevó mis manos a mi boca.

—Dale Nora se fuerte, hazlo por el.

Me pongo a su lado y agarro su mano fría.

—Te vas a recuperar įSi? Voy a estar aquí todos los días para ver cómo estás.
—mojo sin querer la sábana con mis lágrimas. —Se que sos fuerte que podes con todo. Me acuerdo cuando chiquitos jugábamos siempre a los que yo quería, siempre te enojabas. También cuando se metían conmigo o cuando paso todo lo de mi mamá, vos siempre estuviste para mi y ahora yo te lo voy a recompensar. Tenía que haberme quedado allá cuidándote pero me gano mi carácter de mierda, es mi culpa que estes así.

—No digas eso Nora porque no tenes razón. —Duki pasa rápidamente a mi lado.

—Es mi puta culpa tendría que haberme quedado. —Por sorpresa sus brazo me rodean.

Hacia tiempo que no abrazaba a otra persona que no fuera mi Primo.

Le correspondo y lloro en su hombro. De vez en cuando me acaricia la espalda o me recuerda que tengo que ser fuerte por el.

Salgo de allí sin poder aguantar mucho más sin embargo Duki se queda.

—Hermano. —habla con dificultad el hospitalizado.

—¿Tomas?

—Tenés que cuidar de ella Mauro.

---

Los días pasan cada vez más lentos, Tomas no se recupera.

Todo el tiempo estoy en el hospital, y uno de los chicos también. Se van turnando para no dejarme sola.

No entiendo porque ya que no me conocen.

—Deberías bajar a comer. —Alejo deja de mirará su celular para hablarme.

—No tengo hambre. —miro al suelo desganada.

—Ahora va a venir Mauro y te va a llevar a comer.

—Ni en pedo, no quiero.

—Me da igual lo que vos quieras, al final vas acabar interna también. —Dramático le decían. No le contesto porque me da paja y sigo mirando el suelo.

Tomas lleva una semana acá. Los médicos dicen que le quedan horas.

Estoy medio mentalizada de que no va a sobrevivir, he buscado información en internet.

Y si se recuperara tendría graves secuelas. Se me hace difícil imaginar que ya no me vendrá a visitar los domingos para hacerme compañía, que no me hablara mas para saber como estoy y que no podré molestarlo con mis bromas.

Es duro y más cuando es la única persona que tengo. El siempre me decía que tengo que salir y disfrutar de la vida porque de un momento a otro ya no estas. +Y ahora que quiero volver a vivir me siento culpable sabiendo que mi primo está aquí, luchando por sobrevivir.

Ni lágrimas me quedan. No se cuanto tiempo llevo pensando pero Duki ya ha llegado.

—¿Nora queres hacerme caso? —Viene vestido como de costumbre. Por lo que veo se ha tenido de morado, está más lindo rubio. —¿Como andas? —encojo mis hombros sin ganas de hablar.

Soy una rancia.

—Dice que no quiere ir a comer.
—ambos me miran fijamente.

—Eso ya sabia, vamos. —me tiende su mano. No tengo ganas de moverme de aquí.

—¿Y si le pasa algo cuando no estoy?

—Yo me voy a quedar aquí por cualquier cosa. —Ysy intenta convencerme.

Agarro la mano de Mauro y me levanto de la silla.

—Vamos hablando. —Alejo asiente. Salimos del hospital para montarnos en su coche. Enciende la radio nada más que nos montamos.

—¿A donde vamos a ir? —miro su perfil mientras conduce.

—Primero vamos a tu casa para que te bañes y te cambies.

—Vamos a tardar mucho.

Llegamos a mi departamento. Está todo un poco desordenado porque no paso casi nada de tiempo acá.

—Podes coger lo que quieras, cualquier cosa me llamas voy a estar en el baño.

Me baño lo más rápido que puedo.

Cuando salgo Duki está sentado en mi cama mirando los cuadros que tengo colgados en la pared.

—¿Que haces? —sólo llevo puesto la toalla cubriendo mi cuerpo.

—Me aburría. —sus ojos me recorren de pies a cabeza.

—Podías encender la tele. —añado.

—La televisión es una basura. —y tiene razón.

Voy hacia mi armario para coger la ropa.

—¿Que te vas a poner? —tiene ganas de hablar viste.

—Cualquier cosa.

Cojo la primera sudadera que veo y unos jeans negros.

—¿Te acordas el primer día que nos conocimos? No hablabas nada

No entiendo nada.

—¿Que querías que te contara?

Tengo que cojer también la ropa interior.

—Que se yo, eres demasiado misteriosa Nora.

Saco un tanga cualquiera y un brasier. Miro a Mauro por última vez antes de entrar de nuevo al baño.

No deja de mirarme en ningún momento. Me visto rápidamente y salgo.

—Ya estoy.

—¿No te vas a maquillar? —parece que está sorprendido

—No nunca lo hago, vamos.

Me sigue hasta la puerta. Salimos para volver a montarnos en el coche.

No volvemos a cruzar ni una palabra, parece que cada uno está metido en su mundo. Le pongo varios mensajes a Neo y Alejos por si saben algo nuevo.

Pero nada, uno no contesta y el otro me dice que no.

𝐑𝐨𝐭𝐚 | DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora