Nueve: Mejor que otros
Nerviosos por la ceremonia habían entrado al salón sin mirar a alguien. Entraron en pasos con el sonido en tambor, también se sentaron uno frente al otro y esperaron que Fugaku y Hiashi se sentarán a sus lados para dar como finalizada la ceremonia.
Las manos cortas y flacuchas de Hinata parecian temblar de vez en cuando, también su mirada temblaba en nerviosismo, por lo que trató de reconfortarle cuando se miraron. Fue un gesto fugaz pero notado por todos, también trató de ayudarle pero la mirada de advertencia que recibió de ella no lo hizo sentir bien, Hinata preparo el té y sirvió en su taza, debía beber con ella del mismo té y darlo como concluido.Bebió primero como era de esperarse, el té de ceremonia no era muy agradable, de hecho parecía estar hecho de plantas tan amargas para hacer sentir mal a los prometidos. Luego de beber el té dejo la taza en la mesita, tomo la tetera y sirvió para Hinata. La verdad es que verla a ella hacerlo era más bonito que verlo a él, pues es poco tosco en alzar su mano y servir, pero no importaba, aquello solo era formalidad. Hinata al ver los movimientos toscos de él supo que estaba haciendo mal, pero no dijo nada y sólo alzó su mano, retiro poco de su kimono y tomó la taza bebiendo mientras cubría su rostro un poco. Espero a terminar de beber su té y ambos líderes de clanes se sentaron a su lado para terminar la ceremonia, ahora era su turno servir para ambos.
Shisui arrimo las tazas de los adultos, era una ceremonia que aprendió en casa de Mikoto, también en algunas novelas que vio por ahí cuando estaba tan aburrido. Hinata sirvió el té y espero que los adultos bebieran, pero el rostro de Fugaku por un momento pareció de rechazo, e imagino que no aceptaría el té, dejando en vergüenza a su clan. Afortunadamente Shisui también lo noto, y con un gesto discreto picoteo la pierna de su tío.
Hiashi al ver que Shisui no permitiría que Hinata quedara en vergüenza decidió hablar primero, aun que según las tradiciones decían que debía ser el familiar del novio.
—Gracias por acompañarnos en esta humilde seremonia.
¿Humilde? Pensó de forma sarcástica Fugaku, pues en esa casa no había nada humilde, todo era muy caro. Puede afirmar que el kimono de esa niña está bordado con oro real, y que la cerámica que usaban era de las más caras. Ahora no solo se siente como un cero a la izquierda, también se siente humillado y golpeado en su ego.
—Los Uchiha hemos preparado unos regalos para los Hyuga y los novios.
Decir aquello hizo que el gesto de algunos invitados fuera de asombro. Ya se habían hecho una idea que esa ceremonia no era de formalidad, pero escuchar decir a Figaku novios cuando se supone debería decir prometidos fue impactante. Al decirlo los ancianos Uchiha que estaban ahí se acercaron en fila y reverencia, cada uno con regalos en mano.
—Gracias. — dijo Hiashi molesto pero disimulando bien en su cordialidad.
—Dos rollos de tela de cera y algodón, traída desde la aldea de las estrellas. Un juego de té hecho en el país del viento, perteneció a los padres de Shisui y a su vez a sus abuelos. — aquel regalo era una reliquia que ni Shisui sabía poseía — Una kanzashi de oro y cinco peinetas. — Hiashi endureció su rostro un poco, sabía que era algo tradicional pero regalar eso a su infante hija no era precisamente correcto. — Dos mil monedas de oro que el abuelo de Shisui dejó para su nieto como dote, — Shisui abrió sus ojos viendo los cofres y girando a ver a su tío, él tampoco tenía idea de lo que su tío iba a dar o de lo que poseía — Dos piedras de jade para pulir, enviadas por los Uchiha y las escrituras de una casa en el recinto Uchiha. Se que Hinata aún es muy pequeña y que es muy pronto, pero el abuelo de Shisui dejó esto en mis manos para su nieto.
Hinata entendió, aquello no lo hacían con mera maldad, no estaban siendo mezquinos, aun que parecían serlo, por lo que dio las gracias dando otra reverencia y su padre al verla siguió su acto.
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Sacrificios
ФанфикShisui siempre fue un guerrero de élite, un genio lleno de habilidades, pero cayó en la desgracias de confiarse demasiado, cayó en la trampa. Lo único que lamentara siempre es haberla llevado consigo.