- ¡Hannah! - Exclamo Travis entre risas - Necesito concentrarme en el camino
Ambos muchachos estallaron en risas inexplicables.
Hannah y Travis llevaban sobre sus hombros una gran relación de tres años de felicidad. En las cuales siempre terminaban en las mismas palabras: Lo siento, perdóname.
Travis era un chico común y corriente, sin nada extraordinario. Aunque su belleza era notable, con sus ojos color azul marino que contrastaba con su pelo castaño que no dejaba indiferente a nadie que lo viese caminar por los pasillos del colegio. Ademas de poseer un cuerpo bastante definido, que llamaba la atención de varias mujeres, una gran cantidad de mujeres. A pesar de ser un chico notablemente atractivo, el era un chico mas del montón... aunque costaba creerlo.
Hannah, una mujer de estatura media, pelo castaño que encajaba perfectamente con sus ojos color miel. Una chica mas... para las mujeres ya que si entramos a hablar de las opiniones de los hombres su definición seria completamente diferente. Para ellos, Hannah era una chica inalcanzable - no porque tuviese novio - por el simple motivo de ser el prototipo perfecto: alguien sencilla, inteligente, refinada, educada... sobre todo educada. Hermosa por fuera y por dentro. Hannah no era como las demás personas, ella era especial y única. Todos tenían mas que claro que la posibilidad de encontrar a alguien tan perfecta, seria una misión imposible.
- ¿Cuanto falta para que lleguemos? - Pregunto la impaciente Hannah
- Hannah la impaciente, hace 5 minutos me preguntaste lo mismo y te respondí.
- Vamos Travis solo decime cuanto falta - Exclamo la morocha mientras le daba un leve tirón al brazo de su novio, quien trataba de concentrar su vista en el camino.- Hannah que ya te dije que faltaba poco - Contesto entre risas.
- ¿Pero cuanto es poco? - Contrarresto Hannah
- Poco Hannah, falta poco - Dijo Travis con un aire devastador, al notar que no podría tranquilizar a su inquieta novia, seria una tarea casi imposible de lograr.El auto estaba impregnado de risas de ambas partees. Hannah estaba impaciente por llegar a una playa muy especial para ellos, precisamente en la playa que transformo a dos desconocidos en dos enamorados. Un 15 de enero fue el que unió a una gran pareja. Ambos se encontraban con sus familias pasando un día relajado en la playa, tratando de olvidar el estrés de la ciudad. Hannah iba corriendo por el lugar cuando choco por accidente con Travis, del cual nunca mas de volvió a separar. Desde ese día todo cambio para ambos y recordar aquel inedito episodio, cada 15 de enero volvían a ese lugar que albergaba grandes momentos ocultos en sus cristalinas aguas.
El tiempo parecía volar cuando estaban juntos. Cuando sus labios se unían en un apasionado beso, sus corazones se aceleraban de un segundo a otro y aunque ya llevaran un largo tiempo sintiendo los labios del otro, siempre aparecía la misma magia que la primera vez que se rozaron. Cada vez que conectaban sus manos, era como si una película de amor se transmitiera delante de sus ojos, con ellos de protagonistas.
Todo era casi a la perfección ¡Si, perfección! ¿Quien podría decir algo así? Pocas parejas se daban el lujo de poder decir que su relación era casi perfecta.
El mundo de Hannah giraba en torno a Travis. Mientras que el solo vivía por su adorable sonrisitas, como solía decirle ya que Hannah siempre tenia una sonrisa impregnada en su rostro, aun cuando estaba triste.
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No me olvides.
Romance-¿Cuanto falta para que lleguemos? - Preguntó la impaciete Hannah. -Hannah la impaciente, hace 5 minutos me preguntaste lo mismo y te respondí. -Vamos Travis solo decime cuanto falta - Exclamó la morocha mientras le daba un leve tirón al brazo de su...