Edgar estaba muy, muy, muy nervioso... estaba ya afuera del lugar que Noel le había dicho y no paraba de mirarse los zapatos, el lugar, luego su ropa, luego el lugar de nuevo, y a si mismo en el reflejo de la cafetería, se sentía bastante fuera de lugar, pero no podía volver a su casa a cambiarse.
Luego de esperar un tiempo Noel llegó & cuando lo vio vestido bastante casual, Edgar se relajó un poco.
- Hola universitario.
- Hola...
- Todo bien?
- Ajá...
- Qué pasa?
- Es que...
- Es que?
- Bueno... yo... no... no, nada.
- Okay... entramos?
- Sí...
Edgar miraba de un lado a otro, no paraba de pensar que ese lugar era demasiado lujoso, la cosa era, que para él, todo parecía demasiado lujoso desde hace mucho tiempo...
- Te gusta el lugar universitario?
- Eh?... Ah... si...
- No te oyes muy convencido.
- Bueno...
- Oye...
- Si?
- Y... bueno... qué hacemos aquí?
- Qué hacemos aquí?
- Ajá... porque vinimos aquí?
- Ah... bueno... digamos que... estoy... haciendo una prueba.
- Una prueba?
- Sí.
En ese momento el mesero comenzó a atenderlos y después de pedir, Edgar se armó de valor para seguir con la conversación.
- Bueno... y qué prueba?
- Ah... eres muy impaciente universitario.
- Ya te he dicho que me llamo...
- Edgar... ya lo sé, pero... me gusta más decirte universitario.
- Ah.
Edgar estaba completamente rojo, por alguna razón escuchar a Noel decir su nombre lo hacía sonrojar.
- Entonces... de verdad quieres saber?
- Qué?.... ah... si.
- Entonces termina tu comida.
- Pero... bueno.
Una vez que terminaron de comer, Edgar estaba aún más impaciente y en un momento Noel lo notó.
- No sabía que eras tan curioso.
- Es que... bueno...
- Quieres postre?
Ahora Edgar comenzaba a enfadarse, no quería postre, quería respuestas.
- No.
Sonó definitivo.
- Estas molesto por algo universitario?
- No estoy molesto... es solo que, me traes a un restaurante, no sé con qué intenciones, me dices que haces una prueba pero nada más y aparte de todo no me saco de la cabeza lo que dijiste por teléfono.
- Ah... lo de... los... novios.
Noel estaba más cerca de Edgar y había dicho eso en voz más baja y levantaba y bajaba las cejas.
- Ajá. - Edgar miró hacia un lado y sus mejillas se encendieron de nuevo.
- Bueno... si de verdad quieres saber... te lo diré... pero quiero que pidas postre.
- Para qué?
- Para que me dejes decirte todo y no me interrumpas con preguntas.
Edgar puso los ojos en blanco.
- No te haré preguntas, solo dime.
- Estas seguro?
- Ajá.
- Bueno... como te dije esto es una prueba.
- Ajá...
- Porque... me interesa salir con alguien y quiero hacer pruebas de citas.
- Ah...
- Entonces pensé que...
- Que yo seria tu conejillo de indias perfecto?
- Universitario, dije que sin preguntas.
- Descuida no haré más preguntas, es más ni siquiera me quedaré más tiempo.
- Espera... por qué te vas?
- Por qué?
- Sí, qué pasa?
- Escucha, yo no sé qué piensas que soy, pero no quiero que nadie juegue conmigo.
- Jugar?
- Te agradezco que me ayudaras a conseguir el empleo, pero eso no te da derecho a tratarme así.
- Tratarte como?
- ¡Como si fuera un muñeco con el que puedes estar jugando!
- Pero...
- Ten suerte con quien quiera que vayas a salir, pero a mi ya no me busques para tus experimentos.
- Edgar, espera.
- Qué?
- Quiero preguntarte antes algo...
- Ya no quiero más cuestionarios ni pruebas.
- Solo una cosa.
- Qué?
- Saldrías conmigo?
...
- Dirías que si?
Mierda...
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Dame tu mano
Romance- Él.. sobrio. - Él... amoroso. - Él... intrigante. - Él... olía tan bien Dios, por qué tenía que oler tan bien? Y por qué no podía dejar de sonreír?