Dos retos y una mentira

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Son las dos de la tarde y Liz no ha parado de marcarme. Realmente sigo enojada por lo de ayer, pero no me sorprende que se le haya ocurrido organizarme una "cita a ciegas" en mi propia casa. Liz siempre hace las cosas sin pensar, siento que debería de conseguirse un trabajo para que se concentre en algo y no en mi vida. Es mi mejor amiga y aprecio lo que hace pero creo que todo tiene un límite. Suena mi teléfono. Llamada tras llamada. Creo que es momento de una comida rápida antes de cambiarme e ir a entrenar. Voy a mi departamento y veo a Liz en la sala.

-¿Nunca te enseñaron a tocar?- Le pregunté mientras le quitaba los pies de mi mesa de centro.

-¿Para qué? Si nunca estás en casa- Después me saca la lengua, más inmadura no puede ser.

-Bueno... Otra razón para no entrar, ¿Quieres algo de comer?-

-Gracias, ya comí- Y se dispone a leer las revistas que tengo.

-Okay.

-Bueno ¡Ya basta! Deja de fingir que no estás enojada y dime lo que piensas-

-Liz yo... Es que... ¿Cómo se te ocurrió? ¿Tan difícil es dejar por un momento mi vida?

-Sabes que odio verte así, y como mejor amiga tengo que hacer algo.

-No tienes que hacer nada. Yo no me meto en tu vida y no quiere decir que no sea tu mejor amiga.

-Bueno porque no hay nada en que meterse.

-Sí, lo hay. Te empeñas tanto en saber qué pasó con Luis que ni si quiera te preguntas si yo quiero hablar de eso.

- Y ¿Quieres?

-¡No! Así que por favor olvídalo- Miro el reloj y falta una hora para las 4 p.m.- Y aunque me gustaría seguir dejándote las cosas en claro, tengo un asunto para al rato y me tengo que cambiar.

-¿Qué es más importante?

-No es más importante, es un compromiso que hice en la mañana.- Al ver la ceja de Liz levantada supe que necesitaba una explicación- Quedé de entrenar Handball- Lo dije tan bajo que no creo que me haya entendido

-¿Qué?

-Quedé de entrenar Handball

Liz se muerde el labio y sé que es porque está tratando de reprimir una risa, antes de que me diga algo salgo corriendo a mi cuarto para cambiarme, las burlas pueden esperar. Escojo lo más deportivo que puedo tener; pantalones de licra, top deportivo y unas zapatillas deportivas. Me hago una coleta y lleno una botella con agua natural. En la sala me encuentro con Liz hablando con alguien por teléfono, riéndose. Al colgar me desea buena suerte y se empieza a reír. Creo que tengo otras cosas por las cuales preocuparme, como hacer que deje de preocuparse con mi vida pero ya tendré tiempo para eso.

Al llegar al centro deportivo, me siento algo rara porque no encuentro la cancha en la que se supone entrenaré. No es un espacio grande pero sí está ocupado por 6 canchas, al menos las que alcanzo a ver. Y dejé mi celular para marcarle de Marco y ubicarme. Veo a dos muchachos entrar y les pregunto por la cancha. Me ayudan a decirme en donde está y me desean suerte, lo cual se me hace raro. Me dirijo al final de la unidad, que según me indicaron, se encuentra la cancha. Mientras camino oigo un grito familiar.

-¡Meredith!- volteo y reconozco a Marco.

-Hola Marco, disculpe la tardanza pero no sabía en donde se encontraban, me mandaron a otro lado al parecer.

-Al fondo de la unidad ¿No?, es que nos cambiaron ayer a esta cancha. Cosas de los coordinadores.

-Entiendo

-Bueno, todavía espero que lleguen algunas muchachas pero con las que están podemos empezar. ¡Theo!- Corriendo se acerca un joven alto, de tez morena y ojos misteriosos casi negros.

-¿Qué pasó profe? ¿Vamos a empezar?

-Sí, ella es Meredith, quiero que la apoyes, hagan calentamiento y después pónganse a bolear-

Marco fue asignando a todas con alguien del equipo. Al observarlas detenidamente me di cuenta que lo más probable es que ellas han hecho el mismo ejercicio que yo en su vida. Nada. De repente Theo me sacó de mis pensamientos.

-Así que Meredith ¿Verdad?

-Sí, y tú ¿Theo?

Sí, un placer. Creo que lo primero será calentar, así que empieza dando círculos en los tobillos, diez vueltas y continúas con el otro pie.-

Conforme iba haciendo los ejercicios, Theo me iba instruyendo de qué era lo que seguía. Trotamos y le dimos tres vueltas a la cancha. Caminamos una vuelta y sacó un balón. Si hace tres días me hubieran dicho que estaría metida en algo relacionado con el deporte, yo les hubiera mandado con su mami, porque todos sabíamos que era imposible. Hasta ahora. Conforme pasaba el entrenamiento yo maldecía por haber aceptado. Pero ese es el punto de aceptar retos ¿No? Por fin dieron las 6 y me despedí de Theo. Al despedirme de Marco hubo algo en la plática que me llamó la atención.

-Meredith, creo que antes de que pase algo necesito dejar algo en claro.

-Claro ¿Qué pasó?

-Mira, este deporte es muy importante para mí, así que les pido a todas mis jugadoras que traten de mantener una relación sólo amistosa ¿Me doy a entender?- asiento- Es que ya he tenido ciertos incidentes y no los quiero repetir. Sé que no soy nadie para prohibir estas cosas pero al menos si llegan a tener una relación aquí, mantenla fuera de los entrenamientos.

-Entiendo Marco, y no se preocupe, no creo estar interesada en eso.

-Perfecto.

Destrozando SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora