Capitulo | 01

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Él infierno encontró a
Su príncipe...🍒

Jinlix, es una cuidad antigua ubicada en Corea del Sur, es una ciudad que casi nadie conoce

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Jinlix, es una cuidad antigua ubicada en Corea del Sur, es una ciudad que casi nadie conoce. Jinlix está rodeada de muchos pinos verdes y robles frondosos, su clima es frío y rara vez entra la luz del sol, siempre hay una espesa neblina y una ligera capa de nieve sobre las calles, a los árboles los curbre una ligera escarcha, las casas parecen viejas pero solo por fuera ya que por dentro son como mansiones lujosas, hay candelabros de oro y trastos de plata, la mayoría de personas que vivien en Jinlix son religiosas, en su mayoría sacerdotes y mi padre es uno de ellos.

Existen muchas reglas que mi padre me ha impuesto, pero hay una que siempre me encanta romper (No hables con el chico rarito de pecas) o bueno yo soy del tipo de personas que siempre rompen las reglas, mi padre es un sacerdote, mi hermana una monja y yo... yo soy todo menos un religioso, soy como la oveja negra de la familia Hwang.

A principios del 2,024, mi padre decidió mudarse a este lugar tenebroso que parece salido de una historia de terror. ¿Mi madre?- bueno no hay mucho que contar sobre ella, solo se que un día se volvió completamente loca y se lanzó de un puente y pues claramente murió, su muerte no me afecto ya que nunca me prestaba atención, para mi familia siempre he sido el "error", la vergüenza de la familia y no soy digno de llevar el apellido Hwang, jajaja como si eso me importara.

Cuando llegamos a este lugar mi padre nos dejó estrictamente prohibido entrar al bosque y no era por nada anormal solo que si entrabas a ese lugar era muy poco probable que regresarás en una sola pieza, ya que hay muchos animales salvajes hambrientos y yo como soy todo menos obediente y la curiosidad me ganó.

Al día siguiente me escape de casa y me adentré en aquel enorme lugar, llevaba puesto un enorme suéter café con pochito caliente por dentro, guantes, botas para nieve y un esponjoso gorro blanco, me veía cool.

Apesar de ir bien abrigado, el frío aún se colaba por mi suéter y me hacía temblar, de mi boca salía humo blanco casí gris pero era por el cigarrillo que fumaba para mantenerme tibio, mi nariz estaba roja como la de Rodolfo el reno.

—Hola— Escuché la voz de un chico, me gire y de entre los árboles apareció un lindo joven de cabello rubio y ojos negro como la noche, su piel se veía tan blanca y suave, delicada similar a la nieve y sus labios de un color rojo intenso.

—Hola— Le devolví el saludo mientras una tímida sonrisa se dibujaba en mis labios y apagaba la colilla del cigarro con la punta del pie en la fría nieve.

—¿Que haces en el bosque? ¿Tus padres no te advirtieron de lo peligroso que es este
lugar?—
Solte una carcajada ya que yo también iba a hacer la misma pregunta ¿Que hacía un chico que luciá tan frágil y delicado, merodeando en este oscuro y frío bosque?.

—¿Que es lo gracioso?— Preguntó acercándose un poco a donde yo me encontraba pero se acercó tanto que tuve que retroceder un paso para evitar que nuestras narices se rozaran, cabe recalcar que en ningún momento se rió, su rostro permaneció serió y su mirada tan penetrante, me miraba como si yo fuera un platillo apetitoso servido en bandeja de plata.

Como si yo fuera su presa.

—Deberías sonreír, te verías más lindo si sonrieras— Estaba tan cerca de mí que puede notar que su rostro estaba lleno hermosas pecas, es raro ver a un chico Coreano con pecas, es jodidamente hermoso, su belleza incluso podría ser mayor que la de los ángeles.

—¿Por que quieres verme sonreír?.... ¡Hyunjin!— Me susurro y todo mi cuerpo se erizó, en ningún momento nos presentamos y ya se que es un poco descortés pero no se dio el momento de presentarnos, simplemente sentí que no era necesario una presentación.

—¿Como sabes mi nombre?— Él lindo chico soltó una carcajada y ahora era yo el que no le encontraba lo gracioso a la situación, es decir apenas me mude ayer ¿Como es posible que que sepa mi nombre?

—Yo lo se todo y además Jinlix es una ciudad pequeña—- Sus labios aún seguian curvados y santo dios ¿Por que tengo tantas ganas de comerle a beso esos, suaves, delicados y esponjosos labios.

—Mis ojos están arriba— Chasqueo los dedos para hacerme volver a la realidad, pues me había perdido en el rojo de sus labios.

—Lo sé, solo que...

—¿Quieres besarme?— Completo lo que iba a decir pero sonó como pregunta y yo solo Asentí embobado, ¿Que dirá mi padre cuando se de cuenta que alejarme de Seúl no me quitara lo gay? ¿que dirá cuando se de cuenta que me trajo justo al lugar donde me enamoraría perdidamente? Y peor aún, que me he enamorado de un completo extraño pero jodidamente hermoso.

Jinlix: Cuando El Diablo Se EnamoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora