la banda

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Victoria

Despierta, dando vueltas por mi cama, no podía dormir. Eran las 4 de la mañana y llevaba más de 3 horas pensando en si crear una banda.

Siempre me había gustado cantar, llevaba desde los 6 años yendo a clases de canto y según mis profesores, era la voz más bonita que habían escuchado nunca.

Eran las 9 de la mañana y me levante con mucho sueño, fui directa a la nevera para ver si había leche, pero ayer se me olvido comprar, entonces me hice un té.

Con mi té y mi manta encima decidí ver Stranger Things, era una de mis series favoritas y aparte, acaban de sacar la tercera temporada.
De repente veo que mi móvil empieza a vibrar.

-¿Victoria?- Pregunta mi padre desde la otra línea.
-Hola papa.
- Buenos días, Vic, quería preguntarte si estabas libre este mediodía.

Aparte de que mi padre me llamaba Vic, igual que el resto de mis amigos, no tenía ningún plan hoy.

-No, papa, no tengo ningún plan. ¿Por qué?
-Por si querías venir a comer conmigo a nuestro restaurante favorito.

Me encantaba ir con mi padre a nuestro restaurante favorito de la ciudad. Desde que me fui a vivir sola a un piso no tenía mucho tiempo libre que pasar con mi padre.

- Vale, ¿a qué hora quieres ir?
-Si te parece bien a las dos y media del mediodía.
-Perfecto, nos vemos allí.
-Adiós, Vic
-Adios papa, te quiero.
-Yo te quiero más.

Y cuelgo. Eran las nueve y media de la mañana, entonces decidí seguir viendo mi serie favorita unas cuantas horas más.
Antes de darme cuenta eran las doce y media de la mañana, me levante de un salto y me fui a echarme una ducha caliente.

Me levanté del sofá y fui directa al baño, me quito la ropa y no puedo evitar mirarme al espejo. Me siento vacía, ¿como iba a mostrarle a alguien mi cuerpo antes de que a mi me gustase tal y como es?
Sin darme cuenta me estaban llorando los ojos y lleve mi pulgar a mi mejilla para secarme las lágrimas.

Odiava mi cuerpo, siempre lo había odiado. No dejaba que nadie me viese en bañador ni con ropa muy apretada.
Me acabo de quitar la ropa y entro en la ducha.

El agua caliente me caía desde la cabeza hasta mis pies, dejando que cayese todo el jabón de mi pelo y de mi cuerpo.

Salí de la ducha con una toalla en mi cuerpo y otra en mi cabeza. Me sequé y me fui directa al armario, no tenía gran cosa para ponerme, pero decidí ponerme un jersey gris con unos pantalones de quero y con unas botas que me regalo mi padre el año pasado por navidad.

Después de vestirme me fui a maquillar y cuando me di cuenta eran la una y media del mediodía, solo me quedaba 1 ahora para estar allí.

Salí de mi casa a las dos y diez para llegar a la hora acordada con mi padre.

Cuando entre en el restaurante, mi padre ya estaba sentado en una mesa para dos. Me encantaba ese restaurante, la decoración era perfecta, la luz cálida, los sillones verdes y turquesas, las paredes de ladrillo negras y tiras de luces blancas por los orificios de las paredes.

-¡Papa!- Lo llamé diciéndole hola con la mano.
-Hola Vic, ¿qué tal?
-Como siempre. ¿Y tú?
-Bien.
-Papá, quería hablar sobre un tema contigo.
-¿Cuál es?
- Mira... Ayer no podía dormir porque tuve una idea, es sobre crear un banda, pero no sé cómo empezar.
-Hija, ¿no crees que no vas a tener tiempo?
-Papá, la universidad es fácil y la llevo bien, no me importaría hacer algo diferente.
-Lo se, bueno, hay una aplicación donde buscas músicos y puedes hablar con ellos.

Mi padre me enseño esa aplicación y estuvimos un rato, hasta que vino una camarera a pedirnos la comida que queríamos.

-Hola, buenos días, ¿qué querrán?- Nos preguntó la camarera.
-Yo unos espaguetis a la carbonara- Dijo mi padre.
-Yo calamar a la plancha, gracias.

Cuando las notas crearon la harmoniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora