-ven-. Lo llame y saque una chaqueta gris de mi clóset.
-¿que pasa?-. Preguntó. Le entregue la chaqueta y me vio extrañado.
-¿por que me miras así? Pontela-. Sonreí y lo empuje al baño.
Después de unos minutos salió y aunque se seguía viendo raro una gorra lo arreglaria todo.
-me veo ridículo.
-pues ya no te ves como un demonio.
-me veo como un acosador.
Se escucho un golpe y escondí a Darius en el baño lo más rápido que pude.
-¿estas listo?-. Preguntó mi padre una vez abrí la puerta.
Mi padre prometió llevarme al mercado porque al ser de la realeza casi nunca podía salir y hacer cosas consideradas normales.
-si, estoy listo-. Sonreí y corregí mi postura.
Mi padre salió de la habitación y saque a Darius del baño.
Sonrió cuando le abrí y mi corazón se hizo pequeño.
︶꒦꒷♡꒷꒦︶
-bien, no hagas nada raro y manten el perfil más bajo que puedas-. Lo regañe y puse una de las gorras de mi hermano en su cabeza para ocultar los cuernos.
-como tú digas mamá-. Se burló y se adelantó como si estuviera en su casa.
-¡hey! No te separes-. Lo seguí y lo tome del brazo para pararlo.
Estaba a punto de regañarlo cuando ví a un grupo de chicos acercándose.
Empuje a Darius a unos metros de mi, lo suficiente para no perderlo de vista pero también para que pareciera que no lo conocía.
Los chicos pasaron al lado de los dos como si nada y logre sacar el aire que mantuve.
Volteé y Darius no estaba.
︶꒦꒷♡꒷꒦︶
Busque por media hora hasta que escuche a algunas chicas hablando sobre un chico de capucha grisa que se veía como un acosador.
-Darius, hijo de puta-. La tome de los hombros y lo sacudí con todas las fuerzas que mis brazos permiten.
-calmate, solo explore el mercado. ¿Que pasara si me descubren? Nada probablemente-. Se quejó y quito mis manos de sus hombros.
-Darius, madre no es la que engendra, madre es la que nos van a partir si te descubren-. Lo regañe por segunda vez en día y seguí con mi camino.
-¡tomates! ¡Tomates!-. Gritó una señora desde un puesto no muy lejos.
-¿quieres tomates?-. Regrese mi vista a los ojos de Darius.
Asintió y nos dirigimos al puesto de la señora.
-bienvenido Alteza y...
-Darius-. Explicó y la señora se estremeció un poco al oir la voz de Darius.
Tampoco vas a esperar que la voz de un demonio suene como la de un niño que acaba de drogarse con cantidades preocupantes de hélio.
Salimos de la tienda y no tardo mucho para que Darius abriera el hocico.
-¿que pasara si tu padre te pregunta quien soy?-. Cuestionó preocupado como si acabará de matar a millones de personas.
-dudo que se entere pero si lo hace le diré que eras un muerto de hambre que me dio lastima y le compre comida-. Sonreí y le di la bolsa de tomates.
Suspiro y estuvo así por quince minutos.
-bien, ¿que quieres hacer en un mercado exactamente?-. Pregunté y ví como sus ojos se iluminaban como niño con juguete nuevo.
-¡hay una chica que vende cosas de cocina pero en miniatura!-. Chillo, me agarro del brazo y me condujo por todo el mercado hasta una tiendita pequeña de antigüedades y miniaturas.
Que demonio tan único me tocó.
Tampoco es que ya planera que invocara un demonio pero ya sabrá el destino porque me dio un demonio que parece niño de cinco años.
Corrió hacía mí con un set de cucharitas pequeñas de varios colores.
-¡mira que lindo!-. Dijo como si estuviera desinflandose.
Tampoco me quejó de él.
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Si, esto es un extra porque no quería dejar abandonada la historia pero tampoco tenía inspiración.
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El jardín de las luciérnagas
FantasyLawrence, un príncipe que pronto tendra que ocupar la labor de su padre como rey decide ir al bosque para despejar su mente de sus futuras responsabilidades y escapar de los problemas, o eso es lo que él creía. Mientras caminaba por el bosque, el p...