Después de desaparecer misteriosamente junto a su hermano mayor en la mansión "embrujada" de Agdeog, y olvidar por completo su pasado, Jungkook, quién ahora trabaja como reportero en la ciudad de Seúl, comienza a investigar "La leyenda de Agdeog." U...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⚜️💜🐰🐻💚⚜️
«Detengan a ese animal.» Gritó el capataz para sus hombres. Dos de ellos corrieron para sostener a Bonita. Pero esta comenzó a golpear el suelo con los cascos con impaciencia, y a comportarse con gran agresividad.
—Esa yegua miserable está empezando a cansarme. Haré que la sacrifiquen...
—No le hagan daño a ella, por favor... —suplicó Jungkook con dificultad al escucharlo —.
El capataz hizo que desatarany aventaran a Jungkook al suelo con brusquedad. Se acercó a él y le puso el pie sobre la mano, y con fuerza, la pisó una y otra vez para romperle los dedos.
Bonita miró a Jungkook desde la distancia y al escuchar el sonido de su llanto, se levantó y comenzó a golpear la puerta para salir. Los hombres del capataz la sostuvieron con fuerza para evitar que se saliera, pero mientras más la retenían, más agresiva se ponía.
Jeon Se Ri salió corriendo de la iglesia sin mirar atrás después de haber escuchado la historia que Dalia le contó sobre Jungkook, y de cómo lo había encontrado. Corrió sin parar por las calles de Agdeog, con una gran preocupación, y un llanto desesperado.
Dalia se agachó y recogió el velo que Se Ri dejó en el suelo, y lo colocó sobre su pecho. Lo apretó con fuerza y miró fijamente la estatua de la virgen María con lágrimas en los ojos.
—Yo sé que no tengo perdón divino, y que no soy la indicada para pedirte esto —susurró con una profunda tristeza. —Pero tú que eres madre, y también viste morir a tu hijo, por favor permite que esa madre que lleva años llorando, al fin pueda reunirse con él.
Dalia se dio la vuelta y caminó despacio hacia la salida de la iglesia mientras arrastraba el velo por el suelo. El capataz tomó la sierra con sus propias manos y la encendió. Bonita al escuchar nuevamente el sonido de esta, comenzó a chillar y a golpear la puerta con desesperación.
El capataz se acercó a Jungkook con gran odio y acercó la sierra a sus manos, las cuales no podían moverse a causa del dolor. Cuando estuvo a punto de cortarlas, escuchó un fuerte grito salir desde lo más profundo del alma de su esposa.
«¡No!» Volvió a gritar desesperada mientras se acercaba corriendo hacia dónde estaba Jungkook. Cayó al suelo llorando desconsolada, y con su cuerpo lo cubrió para que no le hicieran daño.
