Maegor Targaryen (Pausado)

Capitulo 8

—Helaena —Maegor entra al cuarto de su hermana— Saludos, niños.

—Tío Maegor —los dos hijos mayores de Helaena lo abrazan de inmediato—

—Con calma, pequeños —Maegor comienza a acariciar sus cabezas con afecto— ¿Cómo se encuentran?.

—Estamos muy bien, tío —Jaehaerys se separa de su tío— ¿Te gustaría jugar con nosotros?.

—Sería un gran honor jugar con ustedes —Maegor les ofrece una sonrisa amigable—

—Vamos —los dos hermanos llevan a Maegor a un rincón de la habitación para jugar—

—Helaena observa esto mientras sostiene a su hijo Maelor en brazos— Cuando crezcas un poco más Maelor, tú también podrás jugar con tu tío —el niño solo la mira— Eres tan adorable.

Maegor disfrutaba jugar con sus sobrinos, algo que Helaena agradecía. Aunque sabía que Maegor no quería a sus hermanos Aegon y Aemond, sí quería a sus sobrinos con todo su corazón. Helaena agradecía eso, ya que era algo bueno para ella. Después de aproximadamente dos horas jugando con sus sobrinos, Maegor decidió terminar el juego ya que tenía que hacer algo. Se despidió de ellos y salió de la habitación para caminar por los pasillos del castillo. En ese momento, vio a una sirvienta corriendo por los pasillos. Le pareció curioso, así que decidió ir a ver por qué la sirvienta había corrido de esa manera. Encontró a la joven sirvienta, que era una omega, llorando en una esquina, apoyada contra la pared.

—¿Por qué a mí? —pregunta mientras llora sin parar— ¿Por qué me pasan estas cosas? ¿Qué mal hice yo?

—Disculpa —Maegor toca el hombro de la joven, lo que la asusta y la hace mirarlo con miedo— No te haré nada.

—Príncipe Maegor —la joven muestra una expresión de miedo— Lamento si estoy molestando.

—No estás molestando —Maegor se da cuenta de que la joven está asustada y temerosa— ¿Qué te sucede?.

—Nada —responde mientras intenta irse, pero Maegor la agarra del brazo con cuidado— Por favor, no me hagas nada.

—No te haré nada —Maegor le toma del mentón para verla un poco mejor— Dime qué te sucedió.

—La joven empieza a llorar de nuevo— El príncipe Aegon se aprovechó de mí, y la reina no hizo nada para ayudarme —la joven termina abrazando a Maegor— Yo tuve la culpa.

—No, tú no eres culpable de nada, el único culpable es Aegon —la sangre de Maegor comienza a hervir de furia. Aegon se había aprovechado de una joven inocente y la reina no había hecho nada— Te prometo que tendrás justicia, no a través de la reina, sino por mí —Maegor toma suavemente la cara de la joven— Dime tu nombre.

—Me llamo Dyana, príncipe —Dyana se sorprende cuando Maegor le da un beso en la frente.

—Te juro por mi nombre y título que tendrás justicia por lo que te hizo el príncipe Aegon —Maegor se separa de Dyana— Ve con el señor Simón y dile lo que me dijiste a mí, él te ayudará en lo que necesites.

—Está bien —Dyana ve cómo Maegor se dirige hacia la habitación de Aegon— Él es bueno —Dyana sonríe con esa última observación.

Maegor avanza con determinación hacia la habitación de Aegon, desenvainando su daga y meditando sobre cómo vengar a Dyana. Una idea se le viene a la mente y sonríe ante ella, optando por tomar los pasadizos secretos. Maegor sabe que hay dos guardias vigilando la puerta de Aegon, por lo cual los pasadizos era la mejor opción para que no lo vieran, el no necesita una vela para iluminar su camino, ya que conoce bien cada lugar, habiendo explorado estos pasadizos desde que los descubrió. Al llegar a una puerta, Maegor la abre de inmediato y camina por la habitación hasta que ve a su "querido hermano" durmiendo plácidamente. Maegor se acerca hasta quedar frente a él. Aegon se mueve y se destapa sin saber que Maegor está ahí, observándolo y preparándose para atacarlo con su daga de filo impresionante. Maegor sonríe ante lo que está a punto de hacer.