Capítulo 28

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Mono caminaba a paso lento por el comedor de Las Fauces. Sus pasos sonaban por el lugar mientras se dirigía al ascensor.

Se notaba que estaba molesto porque la pesadilla que hirió a The Lady se le había escapado de manera muy fácil.

Sabía que en unas horas llegará a Ciudad Pálida, así que podrá estar allí cuando llegue.

El chico suspiró, ya se las arreglará cuando pase. Ahora volverá a la ciudad para decirle a la Torre el estado de The Lady y lo ocurrido aquí. Tal vez él le diga lo que sea lo más correcto a hacer.

De todas formas, no estaba preocupado ni un poco por la pesadilla. No importaba si era mucho más fuerte que él, no lo sería más que la Torre y Norte. Después de ese hombre, ellos dos eran los más fuertes que conocía.

Pero eso sí que le preocupaba. La Torre y Norte tienen un poder inmenso, y él no les llega ni a los talones, si ellos no pueden vencer a ese hombre, ¿por qué creen que él sí podrá?

A pesar de todo el avance que tuvo estos últimos meses, aún no puede ni darle un solo golpe a Norte en los entrenamientos, y eso que desde que lo estrelló contra un edificio se ha contenido aún más.

Nunca les demostró su duda, no podría hacerlo. Tenían tanta confianza en él, que sentiría que los decepcionaría si mostraba inseguridad.

Basta —Se reclamó a sí mismo mientras negaba—. No tengo que pensar esas cosas, sino me sentiré aún más inseguro —El chico entró al ascensor y lo encendió—. Si ellos confían en mí, es porque saben que puedo hacerlo. Es lo único que importa.

El elevador se abrió y Mono salió de él. Caminaba tranquilo hacia el televisor, hasta que casi se cae al sentir a alguien detenerlo.

Al mirar atrás, vio a dos gnomos sosteniendo su pantalón, uno de cada lado, para frenarlo, con razón casi se cae. Y atrás de ellos, estaban todos los demás.

El chico los observó. Se sentía mal al saber que ellos antes eran niños, pero dejó ese pensamiento de lado al ver que uno de ellos le estaba llamando la atención.

Mono se agachó para estar a su altura—¿Sucede algo? —preguntó con una sonrisa bajo su bolsa, y vio al gnomo apuntar un par de veces su cuello. Con eso se dio cuenta que hablaba del niño al que había encontrado herido—¿Quieren saber lo que pasó con el gnomo que estaba herido? Él está bien —contestó alegre—. Lo curé y volvió a ser un niño. Aunque como no tenía ropa, tuve que darle mi gabardina, por eso no la traigo puesta.

Ante esa noticia, todos los gnomos se alegraron y levantaron sus manos en victoria mientras saltaban contentos.

Mono se rió por eso, hasta que vio como un grupo de cuatro gnomos se metía a los ductos mientras el resto lo detenía.

—¿Eh? ¿Qué pasa? —preguntó confundido. Pero los gnomos solo levantaban sus manos a él, diciendo que esperara. El chico suspiró—Está bien —dijo mientras se sentaba en el suelo para esperar. No es que le molestara estar con ellos, pero quería volver para decirle lo ocurrido a la Torre y Norte—. El barco tardará una o dos horas en llegar. Tengo tiempo.

Mientras esperaba, vio a un gnomo llamar su atención y lo observó. Este lo apuntó a él, luego estiró su mano hacia el frente con fuerza, como si estuviera lanzando algo, y lo volvió a apuntar.

Mono sonrió—¿Te refieres a esto? —Estiró su mano hacia el frente, disparando una esfera de estática débil, pero que salió a muy alta velocidad.

Los gnomos veían con asombro como la esfera cruzaba el pasillo, alumbrando zonas con poca luz y, justo cuando estaba por chocar contra la pared, se detuvo, volviendo hacia Mono hasta chocar con su mano y desaparecer.

Little Nightmares: The return of MonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora