Sueños

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En un universo diferente.
   
  

Un grupo estaba de acampada.

Emma reía junto a su novia, y Tara veía hipnotizada a Emma.

Min: Muy bien, ya comenzaron las historias de terror quién va primero.

Min tenía las energías del universo, incluso aunque fuera casi las tres de la mañana.

Cooper: Jaja, yo tengo una. Ejem...


  
  

Historia de Cooper.

Había una vez una pareja gay, eran tan felices haciendo el amor, besándose tocándose.

Haciendo cositas por-

Ethan. Si continúas te voy a lanzar a la leña.
-Amenazó.

Cómo decía, era su último momento juntos hasta que volvieran a clases pero de la nada el chico más dulce, cariñoso y sexy respondió algo perturbador......o más bien confesó

Min: Que dijo?
-Intrigada, preguntó.


Dijo ....

Xxx: Soy hetero.


Chan Chan Chaaaaaaan~~~


Min: Ay no inventes, eso no asusta a nadie!!
Lanzando un malvavisco.

Nath: Queee? Claro que si! Me rompería el corazón.
La peli negra, fingir tristeza mientras abrazaba a Emma quién se reía.

Nando. Por favor, qué tan malo puede ser.

Tara. Opino igual, digo es casi lo mismo como decir que van a romper.

Cooper: Buu qué insensibles son~
Dramatizaba otra vez.

Tara sólo rodó los ojos.

Cooper: Osea imagínense la persona que más amas, que con más tiempo has pasado, resulta ser que no siente amor realmente por ti.
Explico mientras reía.

Ethan: Bueno, bueno ya dramático, sigamos.


Nath: Yo tengo una.
  
  


Historia de Nath.

Esta es la historia de una joven llamada Sara.

De pequeña, Sara tenía miedo a la oscuridad, hasta que adoptó a un perro que le hacía compañía.

Durante años, Sara dormía tranquila porque sabía que bajo la cama estaba su perro, y si tenía miedo solo tenía que extender la mano:
Entonces, el perro empezaba a lamerla hasta que se quedaba dormida.

Así pasaron los años y Sara se hizo adulta.

Una noche, en la radio, escuchó que cerca de su pueblo estaba en busca y captura de un asesino muy peligroso.

Sara, acompañada de su perro, no tenía miedo: se metió en la cama, extendió la mano hacia el borde y el perro, como todas las noches, empezó a lamerla.

Durmió del tirón y, al despertar, le sorprendió que el perro no se hubiera cansado de lamerle la mano en toda la noche.


O eso creía: al abrir los ojos, encontró al perro muerto sobre el suelo de la habitación.


Bajo la cama, un hombre seguía lamiéndole la mano.


 


Min: No!! Pobre perrito.

Cartas en la Pared - Héroes en PantallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora