Activación del plan

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—¿Cómo les fue hoy? —les pregunta Christopher dándoles los sándwiches poco atractivos que preparó.

—Rita cocina, Christopher, hace cosas mucho mejores que esto. Por si no lo sabes, yo no como carnes rojas —Pam toma la comida y le quita el pedazo de jamón al emparedado.

—Yo le dije que hoy yo preparaba el almuerzo.

—Yo sigo aprendiendo colores, pero se me siguen revolviendo —dice Laysha.

—¿Y después de clases qué hacen?

—Tratamos de no morir de aburrimiento encerradas en esta gigantesca prisión —dice Pam.

—Pueden hacer muchas cosas aquí, es un hogar verdaderamente bello —les dice Christopher echando un vistazo a todo el jardín.

—Deja de serlo cuando llevas encerrada aquí más de ocho meses —Pam mira a Christopher directamente a los ojos.

—¿Por qué no han salido de la casa en tanto tiempo? —Christopher desenvuelve el sándwich y se da cuenta que se aplastó con la servilleta.

—Por ti —dice Pam dejando el sándwich completo en una de las mesas.

—Saben que pueden ir a cualquier lado que quieran, eso su madre lo sabía perfecto —Christopher busca la mirada de ambas.

—Al parecer no, para poder salir tenemos que pedir permiso de Eric y tienen que mover mar y tierra para que podamos, por lo menos, ir al supermercado. Por eso nos dijo que todo lo hagamos aquí, encerradas —dice Pam terminando la oración con un suspiro.

—Lo arreglaré con él, ¿a qué lugar les gustaría ir?

—A la playa —responde Laysha—. Pero una escondida donde no pueda vernos nadie, no me gusta cuando nos empiezan a tomar fotos —la pequeña abre la comida que le dio su padre—. El sándwich está feo y no me gusta la mostaza.

—Nadie nos molestará, se los prometo. Iré por algo más de comer, esta vez pediré a Rita que me ayude —Christopher se asombra de la banalidad de los problemas de sus hijas, le parecen ridículos en comparación a lo que ha visto en los últimos años.

Piensa que deberían ser más agradecidas. Le nacen unas ganas extraordinarias de darles un sermón sobre la sensación de hambre que tuvo en su infancia y que sus peticiones son patéticas, pero se recuerda que debe ganarse a sus hijas para poder pensar en un futuro con Louise.

Además, nunca estuvo en la etapa de enseñanza de valores básicos de sus hijas, por ello, solo se retira sonriendo. Esa sonrisa ha sido el disfraz más efectivo en los últimos años. 

Las mujeres del héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora