-Se supone que esa gran tarima es donde uno se enfrenta al kahuna para obtener el Poder Z.
Le pregunté a Karin. Ella, mirando las antorchas del lugar, me dijo:
-Así parece.
Me acomodé la gorra que traía puesta. Porque claro, me compre una gorra y demás ropa local para disfrazarme de turista. Fue idea de Lizzi, ya que tenía bastante miedo de que nos descubrieran. Aunque de momento las cosas ya se habían calmado. Me gustaría saber que pasó con nuestro ejército. Se supone que deberían estar preparándose para atacar Poni. En lo que eso sucedía, yo debía averiguar de los floreados.
-Saske, ven.
Eso me sorprendió. Era Lizzi, que no la vi venir. Le pregunte que qué sucedía, a lo que me respondió:
-Allá hay un tipo muy grande. Es el kahuna de la isla. Él debe saber algo de Tapu Koko.
-¿Y por qué no le preguntas?
-Es que me da pena.
Mientras Karin fue a hacer otras cosas, los dos fuimos a verlo. Era un hombre, se veía joven pero en su mirada denotaba que ya tenía experiencias vividas. Vestía shorts y una camisa floreada abierta. Era musculoso y su cabello estaba amarrado en una coleta. Estaba ahí parado organizando algunas decoraciones. Me acerqué y tratando de fingir la mayor inocencia posible, le cuestioné:
-Disculpe señor, escuché que usted es el kahuna, así que pensé que usted podría saber algo de Tapu Koko.
-Kaudan. - Dijo solamente. Al ver mi confusión, aclaró. – Kaudan, mi nombre es ese. ¿Cuál es el suyo, jóvenes?
-Sas…
Me mordí la lengua. ¿Acaso debía decir mi nombre real? No sabía si era conocido o no entre los enemigos. ¿Y sí…?
-Y yo soy Lizzi. Somos turistas.
Se apresuró la ojiazul a recomponer. Kaudan se irguió y concluyó:
-Con que Sas y Lizzi. Y quieren saber de Tapu Koko. Espero que no busquen verlo, porque eso será muy difícil.
–No, señor, nada de eso.
Trató de decir Lizzi fingiendo una risita. Kaudan lo pensó y nos dijo:
–Tapu Koko es el espíritu guardián de ésta isla. Un pokémon legendario, que con los otros 4 Tapus resguardan la región de Alola. Antiguamente, participaban activamente de su vida y conflictos, eso hasta que los Reyes de cada isla se enfrascaron en una cruenta guerra, en la que sobreexplotaron los Poderes Z, razón por lo que los Tapu se retiraron. Ahora se limitan a elegir a un Kahuna, quien juzga a los que son merecedores de utilizar un Poder Z.
–¿Tapu Koko se retiró a las ruinas de la Guerra?
Kaudan se me quedó viendo cuando le pregunté eso, pero aún así respondió.
–Esa es su residencia, lo que no significa que siempre esté ahí. Yo mismo, aunque soy un Kahuna, solo lo he visto un par de veces, incluyendo la vez que me nombró como tal.
–Ya veo. - Y había otra cosa que quería saber. - ¿Últimamente ha habido más movimiento alrededor de las ruinas?
–No, ninguno.
Contestó casi al instante. Lizzi agradeció y nos retiramos. Nos reunimos con el resto y acordamos que iríamos en la noche a las Ruinas de la Guerra.Al caer la noche, notamos como las personas se metían a su casa y apagaban las luces. Era sospechoso. Caminamos a las afueras del pueblo, hasta llegar a un puente colgante. Lo moví un poco para ver su firmeza. No era mucha.
–Antes que nada, - Les dije a todos. - sepárense y busquen pistas de los floreados.
Morti se fue sin decir mucho, más que "Ahorita nos vemos". A lo mejor seguía enojado. Lizzi me preguntó:
–¿Puedo sacar un pokémon?
Le asentí, y ella sacó a Jolteon. Nate se me acercó y me comentó:
–Espero que no te acobardes de pelear contra el legendario, yo ya estoy listo.
Me quedé viendo al otro lado del puente. Allí estaba Tapu Koko. Solamente había enfrentado a los genios del aire, y había visto el poder de Zapdos. No quería enfrentarme a Tapu Koko, pero estar aquí era parte del riesgo. Pensando en eso vi que Scotty y Karin seguían aquí. Miré a la escocesa y ella, al darse cuenta de eso, me dijo:
–Kerria reclamarte por ño degarme beber algo.
–Haz un buen trabajo y trataré de conseguirlo.
Eso pareció bastarle, así que se retiró. Y solo quedó Karin. Ella miró al cielo y comentó.
–Las estrellas de aquí son las mismas que veía en mi casa. - Y luego me vio. - La gente también.
Suspire sin responderle nada. Ella decidió desviar un poco el tema.
–Que la gente se encierre es sospechoso, creo que aparte de nosotros hay algo más que los asusta. Kaudan parece un tipo fuerte, pero sí él no los enfrenta entonces debe haber algo que lo detenga.
Me rasqué la cabeza.
–Me estan empezando a hartar de tantas conspiraciones.
–Entonces quizás ya no quieras ver esto, amigo Saske.
Llegó Nate de entre el bosque y me entregó una especie de pinzas triangulares de metal con un foco apagado en el centro, y le dio otra a Karin.
–¿Saben que es?
Le pregunte a los dos. Ninguno sabía que rayos podría ser.
–Llamen a Lizzi.
La ojiazul regresó con su Jolteon tan pronto Karin la encontró. La chica de los anteojos lo analizó y me respondió.
–Lo siento Saske, no sé que pueda ser.
Y me lo devolvió. Se lo estire de regreso y le cuestioné:
–¿No puedes aplicarle ingeniería inversa y deducir su origen?
Ella me miró con un poco de disgusto y me reclamó:
–Saske, soy buena con las computadoras y eso, pero no soy una maldita genio sabelotodo.
Chale. Creo que nunca antes me había gritado.
–Perdón, no fue adrede.
Me veía con los brazos cruzados, poniendo cara seria, pero entre más la mantenía, más se convertía en un puchero. No obstante, su Jolteon se colocó en pose defensiva y soltó unos rayos.
Entonces, de pronto el campo a nuestro alrededor se electrificó.
–¿Qué es ésta presión?
Exclamó Karin. Lizzi me miró asustada, pero más que eso vio mis manos. Nate sonrió y anunció:
–Está aquí.
Sobre el puente estaba Tapu Koko. Un pokémon delgado, café, con dos grandes protuberancias amarillas en sus brazos que simulaban ser escudos. Un pokémon armado para la guerra.
Nos miraba fijamente a los 4, hasta que finalmente se enfocó en mí. Guardé el objeto triangular y saqué una pokebola, o al menos eso pretendía, ya que a mitad del proceso el legendario voló hacía mí para embestirme. No tuve tiempo de moverme, pero Lizzi saltó y me empujó hacia atrás. Esquivamos por nada cayendo al suelo.
–Venusaur, Tormenta floral.
Se apresuró a responder Karin. Su sapo cayó al suelo y al instante soltó una lluvia de pétalos sobre el legendario. El Tapu se cubrió con sus escudos cerrandolos sobre su cuerpo. A la vez que hacía eso, se empezó a cargar de energía eléctrica. Eso no se veía bien.
–¡Karin, cuidado!
Le grité pero fue muy tarde. Tapu Koko se precipitó contra el sapo sin que siquiera vieramos que se trasladara. El choque eléctrico derribó a Venusaur. Eso sin duda fue Voltio cruel.
Traté de quitarme a Lizzi de encima, no obstante en ese momento el pokémon se quitó sus escudos de la cara y se dio cuenta de que mi amiga castaña también tenía una pinza triangular, así que la tomó de la cintura y se la llevó por encima del puente.
Me levanté tan rápido como pude y junto a Venusaur corrimos a través del inestable puente. Solté un gruñido y le vociferé al pokémon:
–Hey estúpido cabeza de pájara, suelta a mi amiga.
Tapu Koko se giró hacia mí y me tiró un rayo. Venusaur reaccionó y me empujó hacia adelante con sus lianas. Sin embargo, eso provocó que el rayo cayera en el puente partiéndolo a la mitad. El puente comenzó a derrumbarse, y yo hice un inútil intento por saltar para alcanzar a mi amiga.
–¡Karin! -Grité estirando mi mano tratando de alcanzarla.
–¡Saske!
Añoró ella de regreso. Pero Tapu Koko se la llevó lejos mientras que yo ponía mis pies de regreso en el vacío. No obstante, Venusaur logró aferrarse al otro lado y además me sostuvo a mí. Con un gran esfuerzo nos subió a ambos del otro lado.
Arriba, suspire. Miré al frente. Allá se habían llevado a Karin. Carajo. Y todo por mi culpa. Debo ir por ella.
–¡Saske! ¡Saske!
Escuché que me gritaron desde el otro lado del ya derribado puente. Nate y Lizzi estaban allí.
–Esperen, no vengan. Reunan al resto del equipo y después ya pueden alcanzarme.
Les dije. Lizzi dio un paso al frente y alegó
–Pero...
–Pero nada, es muy peligroso.
Le grité. Y me fui caminando hacia las Ruinas de la guerra con Venusaur a mi lado. No podía dejar que ese torpe pokémon le hiciera daño a mi amiga. Yo la traje conmigo, así que yo debía salvarla.Conforme me acercaba a las ruinas de la guerra, las dudas comenzaban a asaltarme. ¿Realmente podría enfrentar a unTapu? Obviamente tendría más oportunidad si llevara al resto de los avengers, pero no quería ponerlos en riesgo. Pero si los traje precisamente para pelear.
–Soy imbécil. - Exclamé.
–Puede que lo seas, amigo Saske. Mirate, pobre desgraciado, abandonado tan lejos de casa.
Me respondió algo. Era nada menos que Nate saliendo de entre las sombras.
–¿Qué haces aquí? Les ordene que se quedaran atrás.
–Solo si los débiles se unen pueden hacer frente a las fuertes. –Razonó mientras sonreía. - Además de que nunca se debe abandonar a una compañera, menos a una chica tan linda como Karin.
–No la voy a abandonar.
Y seguí avanzando. Él me siguió.
–Claro que no, es por eso que planeas enfrentarte por tu cuenta a un legendario.
–Quiero protegerlos. -Le objete. Sonriendo me respondió.
–Que considerado de tu parte. Quien diría que no tienes verdadera confianza en tu equipo, y en cambio estás aquí pecando de soberbia.
Eso sí me dolió. No obstante...
–Son los vengadores. Si yo no podía, juntos vendrían a ayudarme. Tú lo dijiste, juntos son más fuertes. Así que sí confio en ellos. Además, ¿tú que haces aquí?
–Salvar a Karin, claro está.
Me contestó, y justo llegamos a las ruinas. Estando a las puertas, seleccione a los dos pokémon con los que empezaría, mientras que Nate puso un semblante serio.
–Toma.
Me dijo entregandome la pinza metálica. Lo miré con extrañeza, y el respondió:
–La ratoncita me dijo que lo trajera, ya que le pareció que esa fue la razón por la que Tapu Koko los atacó. Dijo que sí lo traimos podríamos descubrir por qué.
Lo tomé. Lizzi era muy lista después de todo. Me coloqué los guantes que me había dado mi padre, los marcados con F.F., y avancé
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Pokémon: La guerra de Kanto
FanficHola, mi nombre es Saske. Mi hogar es un pequeño pueblo de la región de Kanto llamado Pueblo Paleta. Hace diez años inició una terrible guerra entre Kanto y Teselia, en la cual yo tuve que pelear por mi patria. He aquí mi historia. Esta es una histo...