CAPÍTULO 27

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En las pantallas de todo el país, los noticieros transmiten incesantemente las imágenes del desastre que ha asolado Kyoto. La ciudad, un crisol de historia y modernidad, yace en ruinas mientras el presentador narra con voz grave los daños colaterales, las innumerables pérdidas de vidas y el paisaje desolado dejado tras el devastador enfrentamiento. Las tomas aéreas muestran edificios colapsados y calles cubiertas de escombros, mientras equipos de emergencia trabajan con desesperación para rescatar a los atrapados.

Frente a los reporteros, el ministro, con el rostro marcado por la tensión de la crisis, ofrece una conferencia de prensa. —La amenaza ha sido reducida —declara, intentando infundir calma en medio del caos. Sin embargo, las preguntas no se hacen esperar.

—¿Quién fue el responsable de este ataque? —inquiere un periodista, su voz reflejando la inquietud nacional.

—Eso es confidencial por el momento —responde el ministro, consciente de la complejidad que encierra la verdadera identidad del intruso y su destino final.

Otro reportero se adelanta, buscando claridad. —Lo último que se vio fue que un estudiante de la U.A., Tn, fue el primero en confrontarlo. ¿Quién fue el responsable de su detención?

El ministro mantiene su compostura, aunque sus palabras son medidas. —Por ahora, eso también es confidencial. Pero puedo asegurarles que la U.A. tuvo un papel fundamental en su "detención".

El murmullo entre la prensa aumenta, y una nueva pregunta surge. —¿Qué tipo de quirk podría causar tal destrucción?

—Estamos investigando —responde el ministro, su tono firme—. Le pedimos a la población que no tema. Esto será solo un mal recuerdo en nuestra gran nación. Ya estamos trabajando en la reconstrucción de la infraestructura y en la provisión de víveres para los afectados.

La transmisión termina, dejando al público con una mezcla de alivio y preguntas sin respuesta. La pantalla se apaga, y el mundo vuelve a su silencio cotidiano.

En el apartamento de Tn, la atmósfera es tranquila. Él se encuentra de pie, una taza de café en su mano, el vapor ascendiendo en espirales perezosas. Nemuri duerme profundamente en el sofá, su figura envuelta solo por la luz suave de la mañana, un testimonio silencioso de la noche frenética que compartieron.

Tn se dirige al balcón, el calor de la taza un ancla de confort en su mano. Observa la ciudad, su mirada fija en el horizonte mientras dentro de él crece una sensación de satisfacción pura. El recuerdo del rostro de Invencible, congelado en el instante antes de que Tn lo destruyera, le arranca una sonrisa fría. La victoria no solo era sobre el intruso, sino sobre cualquier limitación que hubiera sentido. Era un recordatorio de su poder, de su dominio absoluto sobre su destino y el mundo que lo rodeaba.

En un pasillo iluminado por luces artificiales, donde las sombras se extienden en el suelo pulido, All Might camina con determinación en busca de respuestas. Su figura imponente, símbolo de esperanza para muchos, parece aún más grande mientras se aproxima al ministro, quien se encuentra ocupado revisando documentos que reflejan la gravedad de los recientes eventos en Kyoto.

All Might, con su característica presencia, aborda al ministro con un tono que mezcla respeto y urgencia. —Necesito respuestas sobre lo que ha sucedido —dice, su voz resonando con la gravedad de la situación—. Quiero saber qué es lo que me han ocultado acerca de estos "super hombres".

El ministro, sin levantar la mirada de los papeles, responde con una calma exasperante. —No te preocupes por eso. Tu tarea es seguir siendo la cara de la U.A. y tranquilizar al pueblo japonés. Estos son asuntos políticos que no te incumben.

The OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora