Anti-Hero

F.M³

–Luna ¿Qué haces despierta?– la peliblanca rápidamente se limpió la cara– Estabas llorando ¿por qué?

–Extraño a mi madre– una lágrima se deslizó por su mejilla

–En Navidad podrás verla ¿no?– la menor negó– puedo saber el porque

–Ella murió cuando yo tenía 9 años– la Mikaelson se tensó un poco– pero no tengo un lugar en el cual visitarla ella simplemente se desvaneció tratando de destruir un guardapelo

–¡Lo siento, no lo sabía! Debí preguntar antes– se reprendió lo último

–No es tu culpa, solía creer que mis compañeros robaban mis cosas porque era extraña– empezó a contarle a la rubia– pero no fue así, mi padre me contó que existen los nargles, ellos toman tus cosas y te las esconden

–¿Tú padre?– ato cabos, sus compañeros robaban sus cosas pero su padre inventó lo último para que su hija no se sintiera mal, se preocupaba por ella

–Si, él lo descubrió escribe una revista se llama el quisquilloso– le sonrió– mañana tal vez me lleguen algunas, las olvidé en casa y le ayudo a venderlas

–Podría ayudarte si quieres– no quería que molestaran a esa niña, era tan inocente como ella alguna vez lo fue

–¿Lo harías?– sonó emocionada

–Claro, sería bueno para que pueda interactuar con los demás– se levantó para ir al baño– iré a arreglarme tengo algunas cosas que hacer

–Apenas son las 5 y las clases empiezan a las 8– miró a la rubia

–Entonces duerme un poco más Luna, te veré en el comedor– entro al baño y antes de cerrar la puerta hablo– te buscaré ahí, no conozco a nadie más, estaré bien contigo

–Si Eyra, nos veremos ahí podría guardar algo de pudín para ti– se acurrucó en su cama

–Te lo agradecería– cerró la puerta y tomó una ducha rápida para después arreglarse y dirigirse a su ahora lugar secreto

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–Aquí estamos– susurró para subir a su habitación dentro de la casa que creo– ¿dónde lo dejé?– busco algo en su estante– aquí está

La chica sacó un caldero en el cual dejó caer un mechón de cabello y algo de su sangre, se dirigió a un estante y tomó un lienzo, y empezó a recitar un hechizo

–Vitam huic picturae reddes, dominus crinis, qui in hoc sanguine inventus est– tomo un poco de la sangre que tenía algo de cabello y lo puso en el lienzo– funciona por favor, llevo años tratando que sirvas– bajo la mirada al ver que no estaba funcionando– carajo– se tiró en la cama

–¡Rebekah!– escuchó algunos minutos después–tu novio es un bastardo

–Finn, funcionó– sonrío ampliamente la rubia

–Seren te mataré– habló molesto tratando de llegar a la chica pero un muro transparente se lo impidió– ¿Qué?

–Sigues con la daga, por ahora lo único que pude hacer fue meterte en un cuadro– espero la reacción del cuadro

–¿Cuánto tiempo mi cuerpo ah tenido esa daga?– preguntó con la voz un poco quebrada

–Es difícil–