06. rompiente

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<< pov. jungkook >>

Me encontré con el vigía en el hogareño restaurante de su esposa, justo como me había dicho. Estaba comiendo una sopa caliente en compañía de otros dos hombres, quienes tenían una cerveza en la mano cada uno. Encamine mis pasos directo a ellos y, luego de un breve saludo, deje la pequeña bolsa de tela con monedas sobre la mesa.

— ¿Con esto quedamos a mano para otra semana?

El señor Lim se limpió la boca antes de echar un vistazo al interior del costal.

— Si, chico. Tú tranquilo — asintió con voz rasposa. — Voy a cuidar bien de tu barco. No debes preocuparte.

Le agradecí listo para irme, pero me detuve para aprovechar su calidad de lugareño y hacerle una pregunta. El cumpleaños de Aerin estaba próximo y seguramente lo íbamos a pasar aquí, así que quería empezar a buscarle un regalo. Estando ella con los chicos en este momento, era la oportunidad perfecta para escabullirme un rato e iniciar la búsqueda.

— ¿Hay algún lugar en el pueblo donde pueda conseguir algo lindo para una chica?

Los tres hombres esbozaron sonrisas al instante, como si estuvieran emocionados por echarle la lata a alguien.

— Ese es el sonido de un hombre enamorado — alegó el de dientes grandes y ojos pequeños, señalándome con uno de sus largos dedos. — ¿Es tu novia o recién la estás conquistando?

La comisura derecha de mis labios se elevó inevitablemente.

— Es mi esposa, de hecho — aclaré.

Parecieron sorprenderse.

— ¿Ya te encadenaste a una sola falda siendo tan joven? — por el tono juzgador del señor Lim, supe que le parecía una locura. — ¿Por qué has hecho eso?

— ¡Hay muchos peces en el mar! — exclamó el tercer hombre, ciñendo el rostro. Estaba usando un overol marrón y llevaba el cabello un poco largo. — ¿No te da curiosidad ver que otras mujeres hay disponibles?

Negué con la cabeza.

— No necesito buscar más. Para mí siempre ha sido ella.

— Venga, esas cosas son de cuentos — se rió el señor Lim para luego dirigirse a sus amigos. — Pero la chica es dulce y muy guapa. Ya la he visto.

— Pensé que los chicos románticos habían quedado extintos. Veo que me he equivocado — sonrió el de los dientes. — Hay una tienda de antigüedades a dos calles de aquí, junto al terreno donde se coloca el mercadillo los fines de semana. Tal vez ahí encuentres algo que le guste a tu chica.

Aprecie su seria contestación e hice una nota mental con sus indicaciones.

— Perfecto. Gracias.

Comencé a irme, pero antes de poder abrir la puerta del establecimiento para salir a la calle, el señor Lim agitó su mano en el aire para llamar mi atención.

— ¡Si planeas quedarte más tiempo deberás pagarme un porcentaje extra! ¡Las tarifas suben con cada ampliación!

— Claro — asentí, deteniéndome un momento. — Tal vez con eso pueda costearse una camisa que no esté manchada de guarnición.

mar del este 2 • jjk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora