cabello

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Nos encontrábamos en el lugar donde se llevó a cabo la balacera. Buscando pistas, viendo el cuerpo, el auto, las calles, interrogando gente al rededor y tratando de encontrar el teléfono. Toda la cuadra se encontraba cerrada por la investigación. Yo me encargué de fotografiar todo, la rueda del auto que se encontraba reventada, el cuerpo de Suárez sin vida dentro del auto, las calles en las que había pasado esto y un pequeño rastro de aceite de motor que había soltado el otro auto en el momento de seguir a la patrulla.

Johann no había dicho una sola palabra durante las horas que pasábamos aquí. Se dedicaba a observar y se acercaba para ver cómo iba el caso.

En cuanto a daniela, no habíamos vuelto a cruzar miradas, mucho menos palabras. Al parecer se había molestado con esa pequeña discusión que tuvimos, y yo prefería seguir con mi trabajo. Después de todo, son cosas que pasan, ella era solamente mí compañera y teníamos un caso mucho más importante que resolver.

Alejo me miraba de vez en cuando y luego desviaba la mirada, a el lo conocía, y sabía que me estaba dando mí espacio. Nunca me había enojado tanto con el y nunca lo haría. Simplemente estallé en un mal momento.

Dejé de fotografiar al verlo revisando la patrulla que fue atacada, me acerqué a él con precaución y tosí un poco para llamar su atención.

- lamento cómo reaccioné hace un rato. La noticia me tomó por sorpresa y se me juntó todo. Yo solo quería ayudar a Valentina y.. - sentí un nudo en la garganta y de pronto las ganas de llorar volvieron.

Alejo no me dejó continuar y se acercó a mí, envolviéndome en un abrazo que realmente necesitaba.

- lo lamento poché. En serio lamento todo esto. Pero vamos a encontrar al responsable. - levantó mí rostro para verme a los ojos. - por Valentina. - me sonrió antes de volverme a abrazar. Muchas veces no sé que haría sin alejo a mí lado...

- ¡Garzón! ¡Valencia! ¡Estamos aquí para trabajar, no estar dando abrazos! - Johann gritó desde su lugar, haciendo que alejo soltara su abrazo, que estaba siendo bastante cómodo para mí.

Miré mal a Johann. ¿en serio tenía el descaro de decir eso cuando él se estaba besando con Daniela en su oficina? Lo mío era más justificable, yo tenía razones para ese abrazo. El solamente se comía a la modelo por gusto.

Al gritar eso, hizo que la mirada de algunos se posaran en nosotros dos, entre ellos, los ojitos avellana de una castaña molestosa. Yo seguí mi camino nuevamente hacia la calle en donde en auto había comenzado a fallar. Daniela hablaba con unos detectives y terminó de hablar para acercarse a mí. Yo seguí caminando hasta llegar a dónde quería y fotografiar nuevamente distintas partes y distintos ángulos.

- ¿cómo estás? - preguntó a mis espaldas. Puede que alejo me haya dejado sensible, y por eso me hayan dado ganas que me abrazara por la espalda, pero eso no sucedió.

- bien. - conteste cortante y volví a caminar hasta la patrulla, me acerque a la ventana del copiloto para fotografíar la parte interna del auto.

- ¿segura? - insistió,  caminando conmigo.

- sí, Daniela. Estoy bien. - seguí con mi trabajo y oí unos pasos alejarse. Por un lado me sentía mal por eso, pero después podría pensar en lo que le dije, ahora tenía que concentrarme solamente en el caso.

Luego de un rato, seguíamos con la investigación, pero no había nada que podría ayudar. No podían haber hecho todo perfecto y eso lo sabía. Algún error tenían que haber cometido o cometer.

Ya se había hecho de noche, y todo siguió igual. Al menos una pista había, el perito forense había encontrado un cabello cerca de donde había terminado la patrulla atacada. Embolsaron cuidadosamente la evidencia, para mañana ser mandanda al laboratorio por análisis que ayuden a ver de quién era.

Mi hora de trabajo ya había terminado, y decidí desviar mi camino a casa. Tenía que ver cómo estaba mi padre y hablar con el.

No me tomó problema en llegar a su casa. Afortunadamente no había mucho tráfico, a esta hora las calles estaban medias tranquilas. El problema que tenía, era mi miedo al entrar a esa casa. Desde la muerte de Valentina no volví a hablar con mi padre. Tampoco me presenté al velorio que hubo, no tuve el valor para ir.

Ahora con que cara iría y entraría a esa casa. Ese hogar donde mi hermanita vivía y yo ni fuí capaz de visitarla las veces que hubiera querido.

Tomé mucho aire y me arme de valor para bajarme de la moto. Caminé lentamente hacia la entrada, pensando si de verdad esto era algo que debía hacer.

Claro que debía. Pero me daba miedo.

Me había encargado de que cuidaran a mi padre, porque sabía que yo misma no podría hacerlo. Toqué dos veces, sintiendo cada vez más arrepentimiento por lo que hacía. La puerta de abrió mostrando a un hombre lleno de ojeras. Ojos rojos y un gran olor a alcohol.

Pensé que me podría cerrar la puerta en la cara. Pensé que me gritaría. Que me diría que soy una mierda de hija. Pero mí sorpresa fue grande al momento en que Juan Carlos me abrazó.

Por unos segundos no reaccioné. Me quedé estática procesando la acción de mí padre, hasta que escuché sollozos de su parte, y entendí que no me odiaba. Estaba triste, sentía el mismo dolor que yo por Valentina.

Lo abracé como nunca fui capaz de abrazar a mí padre. Por lo general, de chiquita yo lloraba y el me abrazaba para darme su consuelo. Ahora cada uno necesitaba este abrazo. Ambos necesitábamos ese consuelo. Pero más que eso, necesitábamos a Valentina.

Me permití abrazar a mi padre hasta que las lágrimas no me salían. No me importó que la gente nos hubiera visto. Olvidé todo lo que había hecho. Olvidé como huí de ese velorio. Por un momento, sentí que esa presión en el pecho, se achicó un poquito.

- Valentina nos diría que somos unos llorones. - le dije a mí padre, soltando una pequeña risa. Todavía no soltaba su abrazo, y tampoco quería hacerlo.

- yo creo que te alejaría y me abrazaría para decir que ella era mí favorita. - reímos con mí padre y lo miré a los ojos, sin separarme mucho de el.

- perdón. - susurré. Viéndolo directamente a los ojos. - perdón. - cerré los ojos con fuerza. - perdón. - sentí nuevamente esa necesidad de llorar. Mi padre me volvió a abrazar, dándome a entender que no estaba molesto, y que me perdonaría por todos lo errores que he tenido.

- no fue tu culpa.. - habló acariciando mi cabello. - nada fue tu culpa...

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Sin aviso
Nuestro paraíso nos dejó
Y ahora tu recuerdo
Me hace sombra al corazón
Hoy se cumple un mes que ya no me ves
Te fuiste, nada más
Quisiste renunciar a quererme
Y cómo dueles.. 🎶

perdóname | cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora