Predestined Love 𐦍 KookMin 「Omegaverse」

🌙 00: Sueños Compartidos.

Las palabras vacías de la gente le parecían innecesarias, no era como que conociera a todas esas personas hipócritas que al fin y al cabo sólo querían sacar provecho de la situación y contar al mundo que su familia estaba destruida después del suceso que seguro ya estaba sonando por toda la ciudad. Por esa razón, estaba escondido, mirando el ataúd de su padre desde un extremo alejado de la multitud.

Había perdido la cuenta de todas las personas que le dijeron que lo sentían, pero al estrechar sus manos, no sentía más que burla por parte de ellos, sin siquiera un atisbo de sinceridad. Su madre seguía en la sala común, saludando aquí y allá, y su hermano mayor estaba desde hacían horas sentado en una silla cerca de su difunto progenitor.

Nadie se atrevía a acercarse tampoco cuando estabas tan cerca del muerto. Porque la gente sólo espera a que estés en tu peor momento para hablar a tus espaldas.

Él sólo podía quedarse ahí porque la sola idea de saber que su padre se había ido, le causaba tanto dolor, que todavía no era capaz de canalizarlo. Los episodios de llanto seguían presentándose, y lo único que quería era que cerraran el cofre y se lo llevarán al cementerio cuanto antes para poder ir a casa y llorar sin que nadie lo molestara más.

¿Qué iba a hacer sin su padre?

Volvió a sentir las lágrimas acumularse en sus ojos, por lo que tuvo que llevar sus manos a su rostro para poder frotarlo hasta que estas se detuvieran. Su lobo estaba igual que él, echado en el suelo de la oscuridad de su alma, con las orejas bajas y la mirada triste. No podía hacer más que esperar a que ese amargo día se terminara.

Unas horas más tarde, para su fortuna, el funeral llegó a su fin. La familia Park avanzó hacia el cementerio en un automóvil negro, siendo parte del cortejo fúnebre. Enterraron al señor Park a media
a tarde y llegaron a su enorme y ahora helada mansión cuando todo se terminó.

Cuando los hijos Park hacían ademán de ir a buscar paz a sus habitaciones, de pronto su progenitora le habló al menor de ambos causando que ambos se detuvieran. El omega rodó los ojos cansado ante el impedimento de su huida, pero aún así estaba demasiado cansado como para ponerse a discutir, así que se giró a verla con una mano en el barandal de la escalera. Su hermano mayor se detuvo unos pasos arriba.

Él sabía que se quedaba porque podían haber problemas en cualquier momento momento.

Todos en esa maldita casona lo sabían.

—Jimin, sabes lo que esto significa —le dijo con la voz firme, ni siquiera parecía afectada por la partida de su marido, lo que hizo al omega apretar los puños con algo de rabia. —Estamos en el ojo del huracán, así que no puedo simplemente sacarte de la universidad, pero sé que te falta un semestre, así que terminarás y después te casaras con el alfa Cha Eunwoo para que él pueda tomar el mando de la compañía, le darás cachorros y dejaras que te marque.

»Lo sabes, ¿no? ¿Sabes que ya no puedes seguir siendo tan rebelde? Yo no soy tu padre y no te malcriaré más de lo que ya lo hizo él, porque para empezar jamás debió dejar que llegaras tan lejos en tu carrera.

Las palabras eran filosas y estaban cargadas de resentimiento. La mujer alfa lo miraba con los ojos rabiosos.

Jimin sabía que su madre siempre había tenido conflictos internos con él, habían tenido múltiples discusiones con el paso de los años, porque antes que él, nació su hermano mayor, Hoseok, quien desgraciadamente se presentó a los trece años como un beta común y corriente, y claro que si su madre fuera normal, no tendría ningún problema con eso, pero estaba mal visto en la sociedad que un beta tomara el mando de cualquier empresa.

Un par de años después, él por desgracia, se presentó como un omega, y su madre se decepcionó tanto, que jamás volvieron a tener una relación estable. Ella comenzó a aborrecer a sus dos hijos por igual, no creyendo que hubiera tenido sólo a un omega y un beta, y no un alfa, fuerte y poderoso como lo era ella o su marido.