De la larga lista de temas importantes en los que debía estar pensando, era absurdo que su cuerpo prefiriera recordarle que Jackson Román, nunca estuvo detrás de ese volante y para completar el dúo irónico, el enojo que la acompañaba era provocado hacia sí misma. A esas alturas, se creía firme en no volver a someterse a desilusiones, ni ser la causante directamente del sufrimiento ajeno ocasionado por la falta de honestidad y sinceridad. Razones por las cuales se había cerrado, tras sus dos incursiones, a enamorarse, pues no era de confiar lo que alguien podía decirte acerca de sus sentimientos, y a su vez, se suele cegarse ante la verdad basándose en una simple atracción.
En días pasados, el solo hecho de recordar su insignificante nombre era precedido por odio. Por lo sucedido, era lógico para ella desear que se mantuviera lo más lejos posible y que bebiera un poco de la fuente del desprecio y la humillación. No solo ella cometió errores aquella noche, ¿qué le hubiera costado a él enviarla a casa si no deseaba su compañía? Esto no hubiera evitado que su orgullo fuera herido, pero al menos, no se habría sentido un cero a la izquierda, al cual ni se le determinaba por educación.
Apretó el borde del fregadero, con la sangre hirviendo al revivir aquella fea experiencia.
Y, sin embargo, esta no fue la emoción que le provocó la revelación de la tarde. Era como si hubiera olvidado todo, volviendo a los días en los que apenas lo conocía. Esos en donde sus sentidos colapsaron con pensarlo, comportándose de la manera más patética, y no saber si volvería a verlo la invadió de nostalgia. Días donde todo parecía ser un sueño. ¿Acaso una parte de ella deseaba volver a verlo?
Esta idea la enervaba. Se estaba traicionando al añorar momentos sin valor alguno. Era injusto para cualquiera pretenderse ignorar el sufrimiento causado. Tristeza, ¡bla!, no debía sentirse así por él, lo lógico sería ser indiferente. Esto era una clara forma de enterarse de que no estaba preparada para volverlo a ver, no estaba preparada para la prueba decisiva. Aún no lo superaba, por el contrario, había dado pasos hacia atrás, regresando a la zona donde la ilusión se avivaba y la probabilidad de caer ante sus encantos masculinos, existía.
Se estremeció de miedo. No se permitiría pasar una tercera vez por la misma situación, no soportaría verse de nuevo abatida. Bebió un poco de agua intentando llenar el vacío en el estómago y de aliviar el nudo en la garganta. Haría todo lo posible, por mantenerse alejada de Jackson Román, incluso si iba en contra de los deseos de su corazón.
Había prometido follarla como nadie más lo había hecho.
Bufó sonriendo.
Sus ojos se habían cargado de lujuria y su sonrisa prometía el paraíso, ¿realmente era algo que quería olvidar?
Su piel se erizó al recordar como su boca se apoderó de su cuerpo aquella noche. Había disfrutado de un gran orgasmo provocado por sus manos. Si tan solo...
Sacudió la cabeza. No importaban los mil y un finales diferentes, eso no cambiaría nada. Si no podía confiar en sí misma para mantenerse a salvo, ¿en quién más lo haría? Eran tantos pensamientos y sentimientos juntos. Quería quitarse la cabeza y reposar un poco.
- ¿Qué tanto balbuceas? – saltó del susto.
- Doña Gloria, ¿qué hace aquí? – continúo enjabonando la loza.
- Es mi cocina – rio – No era mi intención asustarte. ¿Te sucede algo?
- No es nada.
- Anda, deja eso ahí y ven a sentarte conmigo – lo hizo. Lavó sus manos y secándolas se sentó diagonal a ella – ¿Quieres un poco de vino?
Si eso la hacía olvidar ese estúpido tema, se bebería la botella completa.
- ¿No está bebiendo demasiado? – comentó percatándose que se bebía prácticamente una botella por día.
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♥ Fue un Error Conocerte ♥
Romance¿Cuántas veces nos hemos resistido a aceptar la realidad? ¿Cuántas veces nos hemos esforzado por controlar lo que está fuera de nuestras manos? ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido de haberlo o no hecho? Y no importa, porque seguimos aquí. Siguiendo...