Capítulo IV.

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Un mar de lágrimas nace en mis ojos con sólo pensar de que ya no podré ver mas a ciertas personas, al menos en mi vida terrestre. Que ya no podré escuchar su voz, que ya no estarán aquí para decirme las cosas que hago bien y que hago mal, que no estarán para felicitarme por lo que hice bien y regañarme por los males que cometí.
Tan solo pensar que no veré más a mi abuela, que no me estará esperando todas las mañanas al salir de la escuela para comer y dormir hasta que mi padre pueda ir a buscarme... Ésta y otras son razones para llorar por horas y horas, que ni el mejor psicólogo, ni un cura podrá arreglar, tal vez podrán calmarme, pero esto, verdaderamente no tiene cura, no queda más que aprender a vivir con esto hasta que en algún momento llegue mi día y nos volvamos a reencontrar...

Mas allá de la vida.       #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora