°Capítulo 3°

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Jihyo seguía sin saber que decir, temía que Somi se enterara de todo y le dejara de hablar o algo por el estilo.

—No me digas que fue por la caída del lunes— La menor habló preocupada extendiendo su mano para intentar tocar el labio de Jihyo.

—¿Qué? ¡No! Claro que no—Jihyo hablo rápido tomando el dedo de Somi con su mano para que esta no tocara su herida.

No sabía por qué había reaccionado así, tenía la excusa perfecta para que no supiera la verdad detrás de esas heridas, pero el ver a Somi tan preocupada por ser la posible causante de sus lesiones le impidió a Jihyo dejarla con esa culpa.

—¿Entonces?— La canadiense preguntó preocupada.

Y eso que aún no veía los moretones en sus ojos.

—Yo...— Jihyo no sabía que responder.

—Aquí está su desayuno, que lo disfruten— Una mesera las interrumpió.

—Bueno, a comer— Jihyo soltó una risita nerviosa mientras tomaba una porción del desayuno en su platito.

A lo cual Somi la siguió, le gustaba comer, pero si había algo más que le estuviera gustando en estos momentos era tener  una idea más clara de como era el rostro de Jihyo, podía ver un poco los ojos de la mayor a través de esos oscuros lentes de sol, aunque no lo suficientemente como le gustaría y estaba viendo la bonita nariz y boca de la contraría, era demasiado linda a pesar de esa herida en su labia, la cual no tenía ni la menor idea de como la contraria se la habría hecho.

Continuaron desayunando de forma tranquila mientras se conocían un poco más, para Somi aquella chica era alguien muy interesante, se moría de ganas por saber si aquella linda mujer salía con alguien y su estaba soltera no perdería oportunidad de intentar algo con la contraria, tal vez llevaba poco tiempo de haberla conocido, pero a decir verdad la coreana llamaba mucho su atención.

Hacia mucho que la comida se había gastado, sin embargo la conversación era demasiado entretenida como para acabarla.

Desafortunadamente una alarma interrumpió su agradable convivencia.

Y sí, Jihyo había puesto aquella alarma para no arriesgarse a descuidar el tiempo y que Daniel la encontrará fuera de la casa.

—Lo siento mucho, pero debo volver a casa.— La mayor se disculpo comenzando a levantarse.

—Espera...— Somi la tomó de la mano para evitar que se fuera— Fue divertido charlar contigo hoy y me gustaría saber si podíamos vernos mañana también, claro, solo si quieres.

Jihyo se sintió feliz por aquello, parecía que al menos una persona se interesaba en ella realmente, a pesar de ser una desconocida de cierta forma se sintió bien sentirse querida.

—Por supuesto— Jihyo asintió para intentar colocarse el cubrebocas.

Pero Somi no se lo permitió, tomó sus manos para apartarlas de su rostro y beso su mejilla en forma de despedida.

—Entonces te veo aquí mañana— Se despidió la canadiense.

—Claro— Jihyo asintió algo avergonzada colocándose el cubrebocas para ocultar su sonrojo.

Si en Corea no era tan común el contacto físico, para Jihyo era aún más extraño debido a que a pesar de no interactuar con nadie, el único contacto físico que recibía eran los golpes de su esposo.

"Tal vez en Canadá así suelen despedirse" Jihyo pensó y sin más regresó a casa.

Automáticamente recordó preparar el almuerzo para su esposo, optó por hacer un poco de arroz frito con verduras y una vez estuvo listo lo sirvió en un par de platos los cuales coloco en la mesa para esperar hasta la llegada de su marido.

Y mientras estaba sentada en el comedor una loca idea pasó por su cabeza, no tenía ganas de lidiar con Daniel, no hoy que había tenido un buen día, entonces ¿Que pasaría si disolviera una pastilla para dormir en el agua de su esposo? ¿Sería peligroso? ¿Qué pasaba si él llegaba a enterarse? Violencia la recibiría de cualquier modo, así que, ¿Por qué no arriesgarse?

Entonces lo hizo, dejo la pastilla diluirse en el agua y espero a la llegada del contrario.

Un portazo notificó cuando este regresó a casa.

—Hola cariño— Jihyo saludo.

—¿Qué quieres?— Respondió el contrario.

—¿Como te fue en el trabajo?— Intentó Jihyo llamar su atención.

—No te importa.

Daniel estaba a punto de irse a su habitación.

Pero Jihyo lo llamo de nuevo.

—¿No almorzarás? Preparé arroz.

—Almorcé en el trabajo, ya deja de molestar.

Y justo cuando la menor creyó haber fracasado con su descabellada idea vio a su esposo tomar el vaso de agua que le tenía preparado y beberse todo el contenido de un trago.

—Y recoge todo, no quiero desorden en mi casa— Este habló continuando su camino.

Jihyo lo hizo, al terminar su almuerzo recogió de nuevo las cosas, su esposo por su parte se pasó el resto del día durmiendo. Fue un alivio para Jihyo llegar a su habitación y verlo en su cama aún con parte de su uniforme de trabajo, esa pastilla había hecho efecto rápido.

El resto del día Jihyo se la pasó en la cama al lado de su casi inconsciente marido mientras miraba su celular y hablaba con Somi sobre lo divertido que había sido el día de hoy, no podía esperar para verla al siguiente día y fue por eso que decidió dormir y dejar las horas pasar hasta que fuera momento de ver nuevamente a la canadiense. Entonces apagó su teléfono y se acurrucó de su lado de la cama sintiendo el olor de un perfume femenino desconocido, e no era tonta, sabía lo que eso significaba.

Pero le dolió más el hecho de escucharlo de la propia boca de su esposo cuando este la abrazó mientras dormía y susurró el nombre de su otra mujer.
—Tiffany...— Daniel susurró unas cuantas veces contra el cuello de Jihyo mientras la abrazaba.

Y una lágrima resbaló por la mejilla de Jihyo, seguida de otra y otra y otra más comenzando a sollozar. No se contuvo, Daniel no iba a despertar de todas formas.

Se sentía insuficiente y en medio del llanto se preguntó como es que era esa chica, seguramente era linda, con una bonita sonrisa y unos ojos atractivos.

"Tal vez ella no es estéril" Jihyo pensó mientras lloraba y en medio del llanto se durmió.

Estéril // Somhyo [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora