capítulo 20

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Este lugar es bastante grande. ¿Cómo encontraré la habitación donde guardan la documentación de los integrantes de la organización? Necesito, de una u otra manera, encontrar documentos específicos que muestren a Sheila como integrante oficial de la 648 y debo hacerlo antes de levantar sospechas en este lugar. Debo apresurarme.

"-Agresividad con movimientos cortos pero ineludibles, ¿es algún tipo de consejo?-" Por alguna razón, a mi mente vino la conversación que tuve hace unas semanas con el señor Albert respecto a las piezas de un tablero de ajedrez. En especial, me puse a pensar en el caballo. Como él mencionó, es una pieza con muchas particularidades. A pesar de no contar con un rango extenso de movimiento, con ella se pueden realizar movimientos difíciles de predecir o evitar.

En ese caso, no me había puesto a pensar desde hace tiempo. ¿Qué papel desempeño ahora en la vida? ¿Qué pieza se supone que soy? El alfil es más eficaz cuando trabaja con su par, un caballo es un pilar en la defensa de otras piezas y, en palabras del viejo, una pieza con movimiento limitado pero peligroso si se usa adecuadamente. No tengo tiempo de ser precavido. Necesito hacer esto rápido. Soy como un peón que atravesó milagrosa y arriesgadamente la mitad del tablero, entrando en territorio enemigo sin tener vuelta atrás. O no, al menos, sin cumplir mi objetivo. Necesito...

Mis pensamientos se interrumpieron al ver en un cristal de aproximadamente un metro los planos del lugar. ¿Hm? Esto es... ¿Un plano? ¿Por qué una organización criminal contaría con algo como esto? Al observar detenidamente, se podían observar 148 habitaciones identificadas por números de tres dígitos a partir del 0. El lugar era aparentemente enorme. Mucho del espacio se ocupaba con cuartos para algunos integrantes, y pocas de las habitaciones contenían información realmente relevante. Me sentía como en un centro comercial buscando el establecimiento con los productos que necesitaba.

Según este mapa, por así decirlo, el lugar se dividía en dos plantas. Al parecer, estaban creando más habitaciones en una planta más baja que aún estaba en desarrollo. Esto, obviamente, lo indicaba el propio mapa con una señal de riesgo en la zona de construcción. Era una base muy amplia, aunque me parece bastante sospechoso que este lugar no haya sido descubierto aún por las autoridades de Gizemyer. Pero, ¿qué se podría esperar de una ciudad como esta? Volviendo a mi objetivo, me encuentro en la habitación 24, y la zona de archivos se encontraba un poco apartada, en la número 72. Al parecer, en la zona 50 hay una entrada desde el exterior a este lugar, aunque entrar por allí implica volver a la entrada de la zona 1. No tengo tiempo para volver, además, así levantaría más sospechas.

-¿Qué es esto?- Al parecer, en la planta baja del lugar que aún se encontraba en desarrollo también había una habitación de archivo. Al parecer, estaba recién construida. Deducía que se están trasladando archivos allí y aún no se ha terminado. Esa habitación es la 114. Con esto en cuenta, debería empezar a darme prisa. Este lugar es enorme. No tengo tiempo que perder.

Antes de continuar mi búsqueda, pude observar cómo a mi lado pasaron múltiples personas alarmadas corriendo hacia la salida de la zona 1.

-¡Algo impactó cerca de la base, en la entrada este, muévanse!- gritó uno de los sujetos mientras corría apurado junto a los demás guardias. ¿Algo impactó? ¿Será acaso un ataque a la base?

Sacudí mi cabeza. Basta de distracciones. Debo darme prisa. Puedo aprovechar esta distracción, ya que no hay guardias, podré llegar con más facilidad. Empecé a correr en dirección a la habitación número 72. Era un largo trayecto, pero por suerte, las habitaciones eran pequeñas, así que el corredor no se hacía tan extenso.

En el trayecto, no me crucé con nadie. Me pregunté qué sería tan grave como para que este lugar quedara deshabitado tan rápido. Aunque claro, debido a lo grande del lugar, las zonas que aglomeraban más a las personas eran las que iban del 1 al 30. En zonas más profundas, nadie querría estar. Después de todo, estamos bajo tierra.

Mi respiración agotada resonaba por el lugar. No me había percatado de lo difícil que es respirar entre más me adentro en la base, a pesar de contar con algunas zonas de ventilación. El eco de mis pasos llamaría la atención si hubiese alguien cerca. Me encontraba algo agotado, pero por suerte, ya me encontraba en la habitación 56. Unas cuantas más y llegaré al lugar.

-¿A dónde vas con tanta prisa, lindura?- una voz resonó en una de las bocinas del pasillo, provocando que me detuviera inmediatamente y mirara a todas direcciones. -Así que tú eres Gray. Cuando me dijeron que eras un chico de mi edad, no creí que fuera cierto. Te debe faltar un tornillo para entrar a este lugar por tu cuenta.- sonaba emocionada, era una chica, aparentemente joven por el tono de su voz y lo que acababa de mencionar.

Carajo, de seguro Sheila ya les informó que estoy aquí. Ahora me encontraba en un lío. Sin embargo, es extraño que solo ella esté al tanto, mientras los otros guardias se dirigieron afuera.

-¿Por qué no hablas? No me gustan los hombres tímidos.- acompañó esas palabras con una risa aniñada y burlona.

-¿Puedes oírme?- pregunté confuso. Al mirar los alrededores, noté algunas cámaras de seguridad. Con que así es como logro localizarme.

-Pues claro que puedo escucharte. La base cuenta con cámaras, bocinas y micrófonos instalados por todo el lugar. Dentro de la cueva del topo, puedo verte, oírte y hablarte. A eso le llamo tecnología de punta. ¿No lo crees?- era una voz caprichosa. No solo eso, era como si buscara ser simpática. Me recuerda a cierto engendro de cabello rosa que detesto.

-¿Acaso Sheila te dijo que estoy aquí?- pregunté mientras observé directamente a la cámara de seguridad.

-Qué ternura. ¿En serio crees que te daré información? No seas ingenuo. Nuestro trabajo es deshacernos de ti, no ayudarte.- sonaba ansiosa.

-¿Nuestro? ¿Cuántos son?- pregunté mientras mi corazón se empezaba a acelerar.

-Oh, disculpa la imprudencia, lindura. Olvidé decirte que mi hermanito no tardará en encontrarte. Por suerte para ti, tenemos órdenes de capturarte vivo, aunque...- realizó una breve pausa mientras el sonido de un disparo se escuchó a algunos metros detrás de mí.

-... No nos dijeron en qué estado te dejáramos.- una risa eufórica resonó por las bocinas, mientras sentí el ardor en mi brazo izquierdo. Se trataba de una simple herida superficial. No sé si fue a propósito. La bala apenas rozó mi cuerpo, pero aún así, la sangre empezó a caer fríamente al suelo.

Volteé a mirar quién era el atacante. ¿Acaso es... otro niño? ¿Qué demonios le pasa a las organizaciones que integran a jóvenes de 15 o 16 años a sus misiones? Están locos. Al mirarlo detenidamente, era un poco más alto que yo. Traía un conjunto de ropa en blanco y negro. Uno de los mechones de su pelo estaba decolorado, quedando color blanco. Sus ojos negros me lanzaban una mirada intimidante mientras me apuntaba con su arma, y una cicatriz adornaba su rostro desde la parte superior de su mejilla, terminando cerca de su nariz.

-¡Excelente tiro, hermanito! Recuerda ser cuidadoso. Lo queremos vivito y coleando.- mencionó la chica en la bocina, mientras mi pupila se achicó y me inundó el miedo. Al parecer, me acababa de convertir en la presa de estos dos.

Tablero de grises tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora