Al abrirse las puertas cogemos el pasillo hacia la derecha y entramos en la cuarta puerta de la izquierda. Al abrir, aparece ante nosotros una sala no demasiado grande, pero muy diáfana. El suelo es de baldosas de mármol azul acuoso, bastante oscuro, entrevetado de esmeralda y pino con brillos turquesa, y las paredes blancas. En la pared de enfrente de la puerta hay un nombre en letras de latón pulidas, detrás de un pequeño y minimalista puesto de recepción, "Fundación Ana López de Aiala para el desarrollo social". A ambos lados, sendas puertas dan acceso a dos oficinas. En una está grabado el nombre del director de la oficina, Frank Schmitt y en la otra en de el jefe de prensa Eric Dámaso. Frank se da cuenta de ese detalle y me mira sorprendido.Yo-. A mí no me mires, el director eres tú, y por lo tanto el que tiene que convencer a tu marido de que venga a trabajar por una buena causa. Yo solo quería sugerírtelo.
De pronto de la oficina con el nombre de Eric, sale Unai Aldaia sonriendo con un manojo de llaves en la mano, que le da a Frank.
Unai-. Frank, las llaves de tu futuro y de tu legado. Virginia, he hecho lo que he podido. Como me dijiste, con el menor desembolso posible y que quedara lo más digno que pudiera. Aquí tienes la oficina de la fundación Ana López de Aiala.
Yo-. Es perfecta, pero con el suelo te has pasado. Me saldrá una pasta.
Unai-. El suelo estaba ya, iba a ser una oficina de abogados, un proyecto que no llegó a puerto. Tuve que visitar más de treinta oficinas en alquiler hasta encontrar esta, y la escogí por eso. Por el azul. Me recuerda a los ojos de Ana en esa foto.
A la derecha de la entrada hay una foto enorme de Ana en un viaje que hizo a Guatemala como embajadora de save the children. Me gustaría no querer llorar, me gustaría poder hacer que todo esto es algo normal, pero mis sentimientos corren en un slalom asesino. Unai ayudándome a hacer posible esto, Frank ante el que va a ser el proyecto de su vida. Y en casa.. En casa estarán todos pendientes de lo que yo consiga aquí y de Aitor. Y Aitor... y Ion. Lloro. Unai me consuela abrazándome mientras Frank nos mira. Entramos por fin al despacho de Frank donde nos espera Lisa Standfor, la secretaria que contraté hace un mes para la fundación y que lleva desde entonces trabajando con Unai para terminar de poner en marcha la oficina. Unai se despide y se va. Dakta, la empresa de la que Unai es dueño y director, formará parte del proyecto haciéndose cargo de muchas de las obras que habrá que ejecutar, pero también requiere de que su director ejecutivo la dirija. Frank, Lisa y yo empezamos a trabajar sobre la agenda. Casi a la una llaman en la recepción. Lisa sale a abrir y vuelve al poco tiempo acompañada de una señora de unos cuarenta y cinco años, elegante y esbelta, de mirada atenta. Alta, más que yo, delgada pero en forma.
Yo-. Señora Annabel Lee. Es un auténtico placer que usted sea la primera invitada en esta oficina que hemos inaugurado hace poco más de una hora. Soy Virginia Zugasti y él es Frank Schmitt, el director de la fundación Ana López de Aiala para USA. Ella es Lisa Stanford, la secretaria de dirección.
Annabel-. El placer es mío, no contaba con ese privilegio. Es un auténtico honor. Pero bien. ¿A qué se debe tantísimo interés en que yo, precisamente conociera en el día de hoy su fundación?.
Yo-. Primero déjeme tener un detalle por las molestias que haya podido causar mi insistencia en que se produjera esta cita precisamente hoy. ( Saco de mi bolso una pequeña caja de madera) Esta es la pluma con la que los herederos, en uno u otro sentido, de Ana, sellamos los estatutos de su fundación hace pocos meses, en la misma casa donde ella vivió toda su vida. Esta pluma es una ofrenda por la admiración que la tenemos por su labor social. También pretende ser un símbolo de que vamos a escribir parte de la historia desde este momento, si usted tiene a bien. A partir de aquí le expondremos nuestro proyecto.
ESTÁS LEYENDO
La mujer que vendió el mundo. Tercera entrega de Virginia Zugasti.
AcakUna vez más, el mundo se estrella contra Virginia. Esta vez ella, le declara su particular guerra al resto de la humanidad. Esta vez se aliará, formará un ejército invisible para obtener lo que ansía. El proyecto para el que ha nacido y ha dedicado...