Realismo y Fantástico

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La dificultad de crear una historia: ¿en dónde reside? Diría yo, que en el crear un balance entre dos vías, que se entrelazan como serpientes que pelean por la misma presa: un balance importante entre el Realismo y el Fantástico.

Para ser más explícitos, el Realismo es toda aquella historia que se sujeta a lo que conocemos como real, lo que es lógico para la vida cotidiana: historias cotidianas de un barrio, un thriller policiaco como El Psicoanalista, un relato de mafias italianas a lo El Padrino. La llave del éxito para que el Realismo sea verosímil para el lector es que buena parte de la historia sea creíble, en la medida de que el autor no salga con alienígenas o espectros: es una historia que podría suceder en la vida real. Así mismo, el Fantástico es el relato que contiene elementos que no se corresponden con la lógica cotidiana, que desafían la credulidad por una experiencia (valga la redundancia) fantástica: dragones, magia, vampiros, planetas a millones de millones de años luz con sus propias civilizaciones.

Estas cuestiones sonarán idílicas para armar una investigación que pueda darle el gusto al investigador, pero carecen de cualquier valor para alguien que guste de leer investigaciones, que quiera iniciar una a partir de la que estoy realizando, o que un ensayo de este estilo solo llame el interés de lectores de nicho: no hay indicios a primera vista de que resulte interesante para nadie. No obstante, esta investigación-teórica está hecha pensando en todos aquellos que tienen esa pregunta en su cabeza, esa pregunta que no les deja dormir: "¿cómo se hace una historia?". Este cómo radica toda esta investigación: qué puede necesitar un escritor principiante, alguien que las respuestas como "para escribir debes saber escribir" y otras más escuetas no le llenan, que aún no tiene un punto de partida. No me interesa complacer a nadie más que aquellos con la preocupación de no saber por dónde empezar: esta es una breve síntesis de cómo se hace una historia, divida en tres factores vitales.

Antes de solucionar algunas preguntas que puedan surgir en el camino como: "¿Realismo y Fantástico se pueden mezclar?, ¿cuánta combinación entre ambas puede ser buena?", hay un concepto que debe tenerse en cuenta: para toda historia, sea del Realismo o del Fantástico, siempre habrá algo que permita al espectador apagar la lógica con la que vive día a día. Ese concepto tan esencial para cualquier género que se hace digno de llamar "historia", es la suspensión de incredulidad. Gracias a este concepto, se permite que el espectador pueda ignorar lo que para su mente es ilógico, pues el espectador crea un trato donde promete creer la propuesta de ficción que una obra le ofrece:

"I consider the hypothesis that it means, in some senses to be specifed, coherence [...]. I take fictions to be assumptions which are knowingly false but used for some purpose. When we use a fiction, we act as if something known to be false were true." (Tuzet, 2020).

Aun si el espectador tiene a la suspensión de incredulidad a la mano, ¿esto significa que un autor pueda ofrecerle cualquier cosa para justificar un punto o el desarrollo de su historia? La cuestión con la suspensión de la incredulidad, aunque libere de gran forma a su espectador para creer la propuesta de mundo sin problemas, esto no significa que una historia pueda sacar algo en la mesa, sin antes tener una justificación en base a lo ya establecido. Esto también lo aclara Tuzet al decir que "para ser buenas, las ficciones literarias deben ser falsas como creíbles". (Tuzet, 2020).

Para ejemplificar esto, pongamos a El Padrino, de Mario Puzo: Amerigo Bonazera, un italoamericano que reside en Nueva York, se encuentra indignado por el veredicto de los dos criminales que atacaron salvajemente a su hija, pues solo los sentenciaron a tres años de prisión. Por ende, Amerigo va a pedirle a Vito Corleone –il capo di tutti capi– a que le dé justicia a su hija. Tras una larga espera, Corleone hace pasar a Bonazera, quien le faltó el respeto al primero: a pesar de que la esposa de Corleone es madrina de la hija de Amerigo Bonazera (implicando que la relación es cercana), Amerigo no ha mantenido una relación con Vito tan estrecha como debería: "ni siquiera soy capaz de recordar cuándo fue la última vez que me invitaste a tu casa a tomar café" (Puzo, 1970, p. 33). Un personaje como Vito Corleone, mientras se lee la novela, el espectador se da cuenta de que le gusta mantener conexiones con todo el mundo, pues entiende que es importante agradar, tanto a ricos como a pobres: quiere dar la cara de alguien accesible. Pese a ello, Vito tiene una "brújula moral", a falta de una mejor expresión; pues no actuará y no le hará favores a nadie que no le caiga en gracia, que sería un sinónimo de darle regalos.

Realismo y Fantástico: maquinaria y peso del autorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora