No es una banalidad

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       Tenía el cuerpo ligero, Alissa aún estaba junto a ella sentada en el suelo con la espalda apoyada contra la cama mientras leía un gran libro de aspecto viejo.

       ― Ella aun no despierta, deberías irte ―Haru dijo con rudeza, estaba en su escritorio revisando algunos pergaminos.

       ― No me iré hasta que lo haga, quiero asegurarme de que esté bien ―respondió Alissa contrastando con serenidad.


       Antoinette sabía que Haru no la quería aquí porque odiaba sentir que invaden su espació, y aunque apreciaba infinitamente su preocupación, no deseaba que ella aguantase el enojo de su mejor amiga por lo que se movió haciendo evidente que había recuperado la conciencia. Alissa rápidamente se levantó, dejando el libro de lado para revisar y decidiendo que aparentemente todo estaba bien.

       ― Ya despertó, te puedes ir ―Haru se había movido para estar de pie tras ella, con los labios fruncidos y los brazos cruzados.

       Alissa la ignoró ayudando a Antoinette a sentarse, luego se inclinó al suelo recogiendo su libro y tomando una bolsa de tela, varios frascos de cristal chocaban en su interior con un tintineo, todos estos contenían pequeñas dosis de un líquido blanquecino con subtono rosado que no parecía demasiado denso, Antoinette podía recordar solo vagamente su sabor, no podía compararlo con nada que hubiese probado antes pero sin duda lo incluiría en la categoría de dulce.


       ― Esto será útil si el dolor vuelve, no sabemos qué es lo que lo causa así que no será efectivo como una cura, pero creo que ayudará. Solo no te excedas con su uso por favor, puede ser contraproducente.

       Le agradeció tomando lo que le ofrecía, le dio un abrazo que correspondió aún bajo la escudriñadora mirada esmeralda.

       ― Bien ya que comprobaste lo que querías ver, te puedes ir ―repitió con una fingida sonrisa.

       Alissa tenía la pregunta implícita en el rostro, Antoinette asintió indicando que estaría bien, por lo que, aunque a regañadientes, aceptó marcharse; apenas había salido cuando Haru soltó las cortinas para alejarlas de las posibles miradas curiosas.


       ― Has estado tan extraña estos días, nunca te habías comportado así, tan hermética y callando todo ―hablaba rápidamente, tomando aire entre palabras―, estás fingiendo que nada sucede, pero te conozco y ¿Qué fue lo que pasó en la tienda en realidad? ¿Por qué miraste a Moonbright así?

       Antoinette se mordió el interior de la mejilla para obligarse a mantener la boca cerrada mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas, Haru lo tomo como un pase para continuar:

       ― Había sucedido antes, y ahora estoy casi segura de que es lo mismo que sucedió en el bosque, pero escaló, estuviste enferma e irritable en el otro campamento también.

       ― Quien me ha estado ignorando eres tú, ¿bien? estás demasiado concentrada con tus cosas.

       Inmediatamente se dio cuenta de que era un mal movimiento, jugar al victimismo y responder a la defensiva no funcionaria, ella tampoco merecía recibir eso cuando solo estaba tratando de cuidarle.

       Haru miró fijamente al canela en los ojos de Antoinette con la frustración a flor de piel.

       ― Sabes que eso dolió ¿No? ―Haru suspiró.


       Comprendía y sentía sus palabras, tenían un acuerdo tácito desde niñas que ambas rompieron. Tras unos minutos de silencio Haru susurró dando el primer paso:

Legado entre escombros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora