Cap 54

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Caminaba tranquilamente por las calles ajetreadas, su apariencia no había cambiado. Paso su mano por su hombro debido a la sensación de hormigueo, se relajo al ver el dulce rostro de Verena enterrado en su cuello dándole cosquillas con cada inhalación.

Lastimosamente la enfermera de turno perturbó aquel momento tranquilo.


Agradeció que todo estuviera muy bien con el bebé y la madre. Con una sonrisa y una promesa salió, conjuro una muda nueva, sonrojandose por descubrir cosas nuevas de su cuerpo. El día era muy soleado y muy movido. No quería ir a casa, no le importó si Tom la buscaba impaciente, Nissa no estaba cuando salió del hospital, le había dado su espacio y conociendo la bien estaría para ella si ocupará algo. Se detuvo abruptamente, ¿Por que Nissa la había drogado?

Con poco apetito se acercó a una cafetería, compró dos panecillos de fresa y arandonos acompañada su orden por un café. Con molestia trato de fingir que no escuchaba los coqueteos de las muggles. Manteniendo su respiración en calma decidio salir rápido del local, abriendo la puerta y chocando con alguien. Maldijo al sentir lo caliente en su pecho, pero empeoró al ver a una pelinegra escandalizada limpiar su camisa.

-¡Que no ves!- la mujer avergonzada por las risas de los demás en sus mesas, retrocedió caminando disimuladamente rápido. ¡Maldito hombre!-

-¡Espera Petunia!- la nombrada se detuvo alarmada, apretó su bolso temiendo un robo -Permiteme- aquel desconocido le extendía un pañuelo, su mano se extendió hacia la mano del hombre. -Lo siento tanto yo solo estaba distraida-

-¿Distraida?- se alejó como si fuera un criminal, su mente le grito que corriera ya que se trataba de esos raros. Se trago un grito cuando el desconocido la tomó del brazo.

-Lo siento es que hable muy rápido, quise decir distraído- la soltó temiendo la reacción brusca de su amiga. Quería abrazarla, gritarle que era Eris, que no había olvidado los mejores días de su amistad -Yo... bueno-

-¿Como me conoces?- preparaba su bolso por su debía usarlo contra el hombre, se fijó en su aspecto. Muy guapo y parecía de buena familia, sus ojos la hicieron recordar a cierta peliblanca -¡No tengo todo el día!- se le acercó para intimidarlo -¿Llamo a la policía entonces?-

Eris temia ser arrestada por un arrebató estúpido, intento encontrar una excusa que la liberará.

-Espera creo que te he visto, eres compañero de mi esposo-

Rellish sintió emoción y ternura, Petunia había encontrado a alguien que la amará. Le sonrió y con miedo le tomó del brazo para pasarle el pañuelo.

-Mi primo y él son conocidos- retrocedió al ver el rostro de su amiga, Petunia jamás se creía tal cuento -Solo los he visto en fotografías, soy nuevo en la cuidad- trato de alejar la conversación -Debes sentirte incómoda con tu blusa arruinada, dejame ayudarte con eso- trato de quitarse su camiseta para dársela, no supo como logró no reír de ver a Petunia acercarse alarmada deteniendo sus manos. Algo llamo su atención, ahora veía que aquella blusa le quedaba muy apretada justo ene le vientre.

Petunia alcanzó a ver ese detalle, paso su mano más avergonzado porque este tipo pensaba que era gorda y fea.

-Te ves hermosa- le susurro Eris a su amiga, en su bolsillo apareció una flor, más precisamente una petunia morada y rosa, se la dio a la asombrada mujer. Sintió tristeza por dejarla pero debía continuar, con un movimiento discreto de su varita soltó la correa del bolso, todo el contenido se cayó. Petunia saliendo de su estado se hagacho frustrada, al tener todo en su lugar levantó la vista.

Ya no estaba el hombre guapo. Por reflejo extendió su mano al pensar en su amiga Eris. Recordó la charla de su hermana con su grupo de amigos en su hogar, sintió angustia cuando descubrió que la peliblanca estaba desaparecida.





















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