Aquella noche era una noche como cualquier otra, cené y me fui a la cama. Aquél día estaba muy cansada y enseguida me dormí. Al instante de dormirme empecé a soñar.
Estaba en un lugar muy extraño y misterioso. Era un lago rodeado de extraños seres pequeños. Eran hadas y duendes. Otra cosa misteriosa era que el lago no tenía fondo, tenía aguas cristalinas que dejaban ver todos esos maravillosos peces de colores que allí había.
De repente me encontré con una niña de cabellos rubios como el oro y ojos azules y transparentes como el cielo. Llevaba una especie de varita mágica en la mano en forma de estrella y un amuleto en forma de luna que brillaba como si fuera una pequeña estrella del cielo en una noche estrellada.
Le pregunté quién era, cómo se llamaba y dónde estábamos. Me contestó que era la Reina de las hadas y de los duendes del País de los Sueños en un mundo lejano que nadie conocía.
Yo no comprendía cómo había llegado a un lugar que nadie conocía. Y ella me dijo que no le diera vueltas, que no buscara una explicación lógica porque no la iba a encontrar. Cuando me iba a decir su nombre un aire frío me despertó. Quizá porque ella no quería que yo supiera cómo se llamaba.
Al día siguiente no lo podía olvidar y por más vueltas que le daba no encontraba una explicación a ese suceso. De repente oí una voz que me llamaba. Yo conocía esa dulce voz, pero no sabía de quién era ni de donde venía, pues la oía pero no veía a nadie.
Por la noche al irme a la cama encendí una pequeña linterna bajo las sábanas y me quedé dormida con ella encendida. Volví a soñar lo mismo y aparecí en el mismo sitio en el que me encontraba la noche anterior.
Después de estar un largo y tendido rato observando el paisaje y pensando me di cuenta que todo aquéllo no era mas que un sueño y que era inútil darle más vueltas. Entonces, de repente, reconocí esa voz, era la de la pequeña niña, que sin saber cómo conocía mi nombre y de nuevo me llamaba.
Empecé a fijarme en todo lo que había a mi alrededor. Todo estaba como lo había soñado la noche anterior, pero había un pequeño detalle: la noche anterior todo estaba sumergido en una inmensa oscuridad y esa vez una enorme y brillante luz lo iluminaba todo.
Por fin llegué a la conclusión de que esa luz era la de mi linterna, que iluminaba mi sueño como si una luz iluminara desde fuera el interior de una casita de muñecas. Que el País de los Sueños es algo que hay en nuestro interior, el cual vamos creando con nuestros sueños y fantasías y noche a noche va aumentando de tamaño. Y que cada persona tiene en su interior un País de los Sueños diferente al de los demás.
Todavía hoy espero averiguar el nombre de la pequeña niña de cabellos dorados.
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Relatos de adolescente (#Wattys2015)
ContoSerie de pequeños relatos y poemas escritos hace mucho tiempo en mi adolescencia. Relatos de amor y de amistad, llenos de alegrías y penas, de ilusión y desengaños. Obra registrada bajo licencia SafeCreative nº 1509065107239.