capitulo 42

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Vuelvo a sentarme y no puedo creer todo lo que me acaba de decir. Es demasiada información que sin duda no proceso como debería.

La puerta se abre y lo último que quiero es verlo, ¿Por qué me ocultó todo esto?

- ¿Quieres hablarlo?

- ¿Ahora sí quieres? - Pregunto estupefacta y claramente afectada.

- No era mi historia Isabella, sentí que no tenía el derecho..

- ¡No me quieras ver la cara! - Lo corto y no le puedo gritar ya que mis dientes no es mucho lo que se separa. - No me quieras mentir Antonio, tú tenías que decirme y no callarte porque está información es crucial para mí.

- No es fácil..

- ¿Y para mí si fue fácil decirte lo que me pasó? - No responde y le toco el pecho con un dedo.- ¿Para mí si es fácil estar aquí después que me abandonaste? ¿O ya se te olvidó? ¡¿para mi si es fácil vivir con lo que me paso por estar a tu lado!?

- No Isabella, no se me olvida y no te pongas así, hablemos. - Pide y cuando trata de tocarme lo cacheteo.

- Estoy furiosa Antonio, furiosa..- la voz se me corta y las lágrimas quieren salir de mis ojos. - ella hizo que volviera a pasar y tú prometiste una cosa.

Se queda en silencio y su mirada baja de mis ojos, toma una distancia y asiente con lentitud.

- Lo sé..

- Ella me lastimó ¿no te das cuenta todo lo que nos hizo?- Vuelve asentir.

- Lo sé...yo. - Se vuelve acercar pero está vez con cuidado como si temiera algo. - no es una decisión fácil..

- Comprendo. - Trato de levantarme y me detiene con demasiada fuerza.

- Disculpa. - Besa torpemente mi brazo. - Lo haré solo que.. es mi hermana.

Jamás lo había visto así pero por más que quiera no hay nada dentro de mi, no la perdono y tampoco quiero hacerlo. No hay ni lástima.

- ¿Que harás? - Mi tono se mantiene igual.

- Quemarla. - hasta su respiración se vuelve torpe y busco sus ojos que se encuentran perdidos. - Lo solucionaré lo prometo.

- ¿Lo prometes? - Asiente y nuestros ojos se vuelven a conectar entonces mis lágrimas se derraman. - No sabía que habías pasado por eso mi amor.

Lo abrazo con fuerza y mi toalla se suelta cuando busco acurrucarme en sus brazos, me rodea y me acomoda como si fuera una bebé la cual tiene que ser cuidada del mundo y tal cosa calma un poco lo que hay dentro de mi.

- No fue nada. - Susurra y no se porque estoy llorando ya. - Calma bambola.

- Es que...la odio, la odio mucho Antonio. - Confieso y me escondo en su pecho. - La odio demasiado y la quiero muerta por lo que me hizo.

- Discúlpame ¿Si? - Lo miro. - Yo te metí en todo esto. - Limpia mis mejillas. - Yo me encargo.

- ¿Estoy mal? - Niega. - estoy siendo una indolente contigo, te estoy poniendo en un situación..

- Ella te lastimó sin razón alguna y aún si la tuviese pasó una raya que nadie puede pasar - me interrumpe y vuelve en si haciendo que me apriete más. -, el que lo haga tendrá su consecuencia y disculpa por querer tapar el sol con un dedo..- Asiento y acaricia mi mejilla. - pero si así te vas a sentir mejor lo haré, yo te he prometido muchas cosas pero el que estes feliz y bien es la que más quiero mantener. - Mis mejillas se mojan nuevamente.

- Te amo. - susurro perdida en sus ojos y entonces noto el detallazo que no soy la única.

- Yo te amo más. - Se acerca y termino de unir nuestros labios que se pedían a gritos.

Fingiendo Estabilidad. [Libro 2 > Saga Bernocchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora