El Nuevo Profesor

253 12 5
                                    

-Harry!- oí como mi madre me llamaba desde el piso de abajo. No le respondí, estaba ocupado viendo que me pondría esta tarde- Harry Edward Styles, quiero que bajes en este instante!

Oh no! Me llamo por mi nombre completo, esto era realmente serio. Que te llamen por tu nombre completo nunca es buena señal. Estaba seguro de haber hecho nada malo. Había completado todas mis tareas de la semana, leído el libro que me tocaba y había continuado el cuadro que mi madre me había pedido que hiciera. Que me faltaba? Baje rápidamente las escaleras, antes de que mi madre se molestara más de los que estaba. Camine hasta el salón que es exclusivamente de mi madre, donde toma él te y hace sus cosas de mujeres y toque la puerta. Me indico que pasara. La vi sentada en su escritorio revisando unos papeles y tomando él te del medio día. Me hizo esperar varios minutos, antes de prestarme atención.

-Recuerda que esta tarde vendrá tu nuevo profesor de piano, me han dicho que es el mejor de Londres, así que dudo que tengas problemas con el- odiaba a mi antiguo profesor por eso, le dije a mi madre que no comprendía nada de lo que me explicaba

-Pero mama, esta tarde saldré con Liam y...- me interrumpió

-Harry, te he dicho muchas veces que me llames Anne, no mama. La cita con el profesor ya está hecha, es un hombre ocupado, no la cancelaras y es mi última palabra

-No es justo, es sábado! Es mi día libre, ya hice todas mis tareas, dijiste que podría Salir hoy con Liam- hice un puchero

-Pues cambie de opinión y no hay peros. Deja tu berrinche, ya no tienes cinco años.

-Pero...

-Sube y no vuelvas a bajar hasta que el profesor Tomlinson llegue, no quiero verte por ahora, me canse de tu actitud irrespetuosa- hizo un ademan con su mano para que me fuese, volviendo su vista a los papeles

Salí de ahí, arrastrando los pies. Estaba muy molesto y frustrado. Por qué me hacía esto? Siempre era lo mismo, no importaba cuanto me esforzara, nunca podía hacer algo que me gustase. Tenía que ser siempre lo que mi madre o mi padre decidieran. Se supone que los sábados son mi día libre! Puedo hacer lo que quiera, mientras no pase todo el día en la cama, ya que "eso es gastar un valioso tiempo". De lunes a viernes, debo recibir clases privadas de todas las materias. También debo leer un libro que normalmente mi madre me asigna y practicar pintura. Mientras que los domingos, son para visitar familiares que me caen mal o ir a algún evento de la compañía de mi padre. Por todo esto no tenía muchos amigos, al único que tengo es a Liam. Lo conozco desde que éramos niños, ya que es hijo de una de las amigas de mi madre. Sino, dudo que mi madre me dejase estar con él, ya que él es un poco más liberal que yo.

Llegue a mi habitación y agarre mi teléfono, que había dejado tirado en la cama. Llame a mi amigo y me disculpe unas mil veces por no poder salir con el esta tarde. Sabía que él iba a verse con Danielle y me necesitaba para que distrajera a su amiga, ya que al parecer no dejaban salir a la castaña sin la compañía de esta chica. Así el ojimiel podría pasar algo de tiempo a solas con la rizada. Al trancar la llamada me tire en mi cama a jugar con mi teléfono y revisar algunas páginas en internet. A la hora del almuerzo, una de las amas de llaves, Grace me subió la comida a mi habitación. Al parecer mi madre había hablado muy en serio con lo de no bajar hasta que llegase el bendito profesor. Termine de comer y como no tenía nada entretenido que hacer, decidí acostarme y tomar una siesta, al menos así el tiempo pasaría más rápido. Estaba durmiendo cuando mi madre entro gritando a mi habitación.

-Cómo es posible que estés durmiendo!? Deberías estar listo para recibir tus clases de piano, el profesor Tomlinson ya te está esperando abajo! Apresúrate!

-Hmmmm, ya bajo ma... Anne

-Dije AHORA!

Me coloque mis zapatos y baje las escaleras medio dormido aun. Allí me esperaba un muchacho no muy alto. Seguramente un par de años mayor que yo, ojos azules, cabello castaño y sonrisa encantadora. Frote mi ojo derecho un poco, tratando de despertarme por completo y lo vi ensanchar su sonrisa. Mi madre me empujo para que comenzara a caminar y nos guió hasta la sala de música, al final de la primera planta. Lo más lejos posible del estudio de mi padre. En cuanto estuvimos dentro, mi madre le sonrió falsamente y cerró la puerta para que pudiésemos comenzar con la clase. Él se giró, observando todo y frunció el ceño. Yo me dirigí hacia el gran piano de cola negro y me senté en el banquito, esperando sus instrucciones.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora