𝑆𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝐼𝑚𝑝𝑜𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒 | 𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟

14

Leah Brunet

— Leah has estado muy callada hoy, ¿está todo bien? —preguntó mi mejor amiga.

— Claro, solo que tengo algunos proyectos pendientes, es todo —dije sonriendo amable y observé mis apuntes.

— ¿Salimos hoy?

— No puedo, mis padres me dijeron que tendremos una comida y al parecer debo ir

— ¿Y no me quieres invitar? —reí y la miré— Anda, tus padres me aman.

— Bueno, podría preguntárselos —tomé mi teléfono y le marqué a mi padre.

— Y de paso invítenme a mi —escuché a Aaron detrás de mí y reí.

Luego de la llamada me despedí y el timbre sonó. Todos salimos del aula y ellos iban felices ya que mis padres habían dicho "si" a la petición de invitación.

— ¿Y a dónde irán? —preguntó Aaron.

— La verdad no lo sé, solo dijeron "necesitamos que vengas a casa en cuanto salgas, arregles un poco tu habitación porque más tarde tendremos una comida" —levanté los hombros. Sentí el brazo de Aaron rodeando mi hombro.

— Bueno, eso quiere decir que..—Sasha interrumpió.

— ¿Ese no es tu vecino? —observé al frente y me atraganté un poco al verlo recargado en su moto. Él me veía fijamente con una pequeña sonrisa.

— ¿Tiene hermanos? —Cuestionó Aaron.

— No que yo sepa —dije algo ida.

— ¿Y qué hace aquí? —lo observé y su ceño se frunció viendo a Aidan. Su brazo seguía en mi hombro.

— ¡Vino por ti! —dijo Sasha con una sonrisa gigante.

— ¿Por qué razón vendría por ti?

— Ay relájate, Aaron. Quizá sus padres se lo pidieron.

— Ya me voy —dije nerviosa y los abracé. Aaron me miró como queriendo decir algo más pero no lo hizo y yo solo caminé hacia Aidan.

Sentía como mi corazón latía fuerte por los nervios. Entre más me acercaba podía visualizar mejor su sonrisa. Hasta que quedé frente a él y lo miré hacia arriba.

— ¿Qué haces aquí?

— Vine por tu amiga —lo mire mal y él rió— ¿Que más estaré haciendo aquí, nena? Ven, sube

— ¿Tus padres saben que estás aquí?

— Leah mis padres no siempre tienen que saber a donde voy

— Los míos si.. —susurré y escuché su risa nasal.

— Pues claro, eres una niña —me extendió el casco y se lo quité haciéndome la ofendida.

— No me agrada que me digas así.

— Pues a mi si, anda, sube ya. —se subió y espero a que yo me subiera detrás de él.