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La lluvia caía suavemente sobre los tejados del peligroso barrio, creando un constante murmullo que llenaba mis oídos. En una calle oscura, llena de gente problemática, caminaba con las manos metidas en los bolsillos de mi chaqueta desgastada por una reciente pelea. Mis pasos eran pesados, cargados de un cansancio que no podía, ni me molestaba en ocultar. Me dirigía a un bar, al único al que he entrado durante mi vida, un bar conocido donde solo entraban los que se destruían solos su propia vida, donde podía encontrar todas y cada una de las basuras que tanto me encantaban.
"𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐁𝐘𝐒𝐒"
Sin pensarlo dos veces, me adentré, viendo una pequeña recepción en la esquina. Observé a la chica que suele estar la mayoría del tiempo. Yui era su nombre, o al menos como se hacía llamar. No era tan joven, tenía largos cabellos rojos y era bastante alta, irradiando una increíble elegancia. Claramente, a su lado me veía como un vagabundo. La chica ya reconociéndome, con una sonrisa coqueta, me hizo un ademán de que pasara detrás de la cortina que estaba a la derecha.
Luego de caminar por el extenso pasillo, llegué a una puerta. La puerta. Hasta este punto no había retorno, y soy lo suficientemente débil como para admitirlo. Sentí mi teléfono vibrar constantemente, sabía quién era, el único contacto que de verdad me importaba como para no silenciarlo. Lo saqué un poco para saber si era de real importancia o simplemente insultos preguntándome por mi ubicación.
