Buscando un cómplice

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Bueno, ahora que ya admití que tengo pésimo gusto para las mujeres, tenemos que pasar a lo siguiente, ¿acercarme o no?

Claro que quiero acercarme. No tengo la menor intención de ir a la universidad, y si no consigo novia mientras sigo en la escuela, me volveré un nini que no toca pasto... La preparatoria es mi última oportunidad para conseguir afecto femenino (al menos sin pagar por él).

Pero no puedo solo lanzarme y ser sincero con lo que siento, seguro que pasaría esto...

"- Superiora Fujiwara... Estoy enamorado de usted, ¿le gustaría salir conmigo?

- ¡WAJAJAJAJAJA! ¡Que buena broma, Ishigami! ¡JAJAJA!

- P-pero no bromeo, lo digo en serio...

- ¡WAAAAAAAJAJAJAJA! ¡Entonces es más gracioso! Que pienses que yo podría salir con un bicho raro como tú es para doblarse de la risa, ¡JAJAJA!"

Seguramente pasaría algo así. ¡No puedo arriesgarme, mi frágil autoestima no podría resistir un golpe como ese! Sería como pasarle una aplanadora por encima a un muñeco de porcelana...

¡CRASH!

No, no, no... Tengo que pensar esto con detenimiento para encontrar la manera perfecta de declararme, y primero, tengo que analizar a mi objetivo: Chika Fujiwara.

Ella es un año mayor que yo, pero eso no la hace más madura; es infantil, le encanta ser el centro de atención y los juegos, aunque siempre hace berrinche cuando no gana, le da igual hacer trampas con tal de ganar, aún si son sólo juegos amistosos. No, esto tiene que ir más allá, no puedo basarme en cosas tan superficiales si quiero hacer una confesión exitosa, necesito saber más de ella... algo más allá de que come muchos dulces y tiene un perro y dos hermanas...

Podría ir a pedir información a las compañeras de su club pero...

"- ¿Por qué nos preguntas eso? ¿Acaso estás acosando a Chika?

- ¡Acosador! ¡Auxilio, hay un acosador!"

Y entonces sería encerrado sin derecho a un juicio justo porque en la sociedad del día de hoy, la presunción de inocencia se ha desvanecido, y todo a lo que la gente le importa es que haya alguien a quien culpar, al final, la justicia ha muerto... bueno, exagero. La verdad solo me da pena preguntar por ella y que sepan que me gusta, no conozco a sus amigas, pero si son como ella, seguro que son unas chismosas. 

Admitámoslo, no soy una persona popular, y si voy por ahí preguntando por Fujiwara, seguro que los rumores terminan volando por ahí, tengo que hablar con alguien en que confíe, y que le caiga mínimamente bien...

Eso reduce bastante las opciones...

- Oiga, presidente Shirogane, ¿usted sabe cómo declarársele a alguien? -Aproveché que las chicas fueron juntas a la cafetería y que solo estábamos él y yo en la habitación del consejo.

- ¡¿Qué?! ¿Tú que sabes? ¡Yo no quiero confesármele a nadie, no sé de dónde salieron esos rumores absurdos y son sólo mentiras! -Reclamó de inmediato, echándose encima de los documentos que tenía delante como si fueran de alto secreto.

- Mejor olvídalo... -Al final, si el presidente y yo somos amigos, es en parte porque somos igual de vírgenes, su consejo solo va a conseguir que los dos nos deprimamos por nuestra carencia de afecto femenino.

Me di la vuelta y salí de la habitación, necesitaba un refresco para hacer pasar el trago amargo, avanzando por los pasillos de la academia mientras le daba más vueltas a lo mismo, consejos de romance e información sobre Fujiwara, cualquiera de esas me serviría... Mmm, se me antoja un refresco de uva.

Enamorado de una cabeza huecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora