chapter one

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Marilyn

- Marilyn, Ederic es un idiota, no sabe de lo que se pierde.- Tiffany sostenía mi rostro entre sus manos mientras las lágrimas caían por mis mejillas, tenía función en diez minutos y el maquillaje estaba arruinado.

- ¡El me engañó con la perra de Audrey!- ¿Cómo describir a Audrey? Una perra barata de cabello rubio adicta a la moda y al brillo labial que tenía como acompañante de piso. Mi novio, Ederic, se acostó con ella en el mismo departamento mientras yo estaba a punto de salir a cantar.

- Lo sé cariño, pero ahora es momento de dejar las lágrimas para otro momento, tienes que brillar en ese escenario.- lo pensé repetidas veces y decidí que está noche haría lo que no hice durante los extensos cuatro años de relación, cantaría con sentimiento.

Sequé mis lágrimas frente al espejo y retoqué el maquillaje, ahora estaba lista para salir al escenario.

Caminé entre el público, que no era mucho pero se podía ver, y me coloqué frente al micrófono, la melodía comenzaba a entrar por mis oídos y mi voz se dejaba llevar.

mi voz iba en el viento y mientras jugaba con el cable del micrófono encontré entre la multitud a un misterioso hombre oculto entre ropas negras que llamaba mi atención.

Al terminar la canción el público aplaudió aunque yo solo buscaba con la vista a Tiffany. Cansada de buscarla me senté en la barra del bar a un lado del desconocido y pedí un shot de vodka mientras pensaba en los cuatro años desperdiciados.

- ¿Mal día?- el desconocido hablo con un tono burlón en su voz.

- No te lo imaginas.- dije tomando otro shot de tequila.

- No peor que el mío.- tomo su bebida y quitó la ropa que recubría dejando ver su rostro extrañamente familiar acompañado con trenzas largas que recubrían su cabeza

- ¿Que te ha pasado?- el me observó extraño.

- ¿Acaso no sabes quién soy?- su rostro me parecía conocido, aunque no sabía de dónde, por lo que culpé a los tragos.

- ¿Debería? Te pregunté algo.- el hombre me observó por unos segundos y sonrió jugando con la perforación de su labio inferior.

- Mujeres, ¿Y tú?- rió y yo rodeé los ojos, seguramente sería otro de los muchos borrachos machistas que piensan que pueden conmigo.

- Mi novio me engañó con una zorra.- pedí otro shot con impotencia y lo tomé rápidamente.

- Estuviste genial en el escenario, específicamente en las partes donde decías lo basura que era tu ex.- rió y tomó su abrigo de la pequeña silla. El extraño comenzaba a caerme bien por lo que no quería que se vaya todavía.

- Oye, ¿Cómo te llamas? ¿Me das tu número?- tomé su mano y este me observó con una sonrisa pícara, tomó mi mano y le tomó prestado el bolígrafo al mozo anotando una cifra de números, sin nombre.

- Mi nombre lo sabrás cuando salgas por la calle.- ¿Que carajo quería decir con eso? Era la persona más egoísta que había visto en años, comenzaba a arrepentirme de pedirle el número, pero la tentación era más fuerte que yo, por lo que tomé mi teléfono y agende el número, mañana lo llamaría para salir después de mi funcion en el restaurant Colucci's.

- ¡Te busqué por horas!, maldita perra, ¿dónde carajo estabas?- Tiffany gritó en mi oído lo suficiente como para dejarme sorda unos segundos.

- Estuve aquí todo el tiempo Tiff, la pregunta es, ¿dónde estabas tú.- Tiffany parecía más alegré de lo normal, su rostro se torno de un leve rosado y jugaba con sus manos nerviosamente, acompañado de ojos rojos y finos, algo que claramente quería decir que me ocultaba algo.

- Patrick me llevó fuera y fumamos hierba juntos.- rodeé los ojos al escuchar de su ex pareja otra vez, ex que la dejó en el hospital repetidas veces por golpearla.

- ¿¡Patrick!? ¿¡Es en serio!? ¡Carajo! ¿¡Eres idiota o qué!?- Tiffany agachó la cabeza, ni siquiera intentó interrumpirme porque sabía que tenía razón, ese idiota drogadicto no merecía a mi bella castaña.

Tomé mi bolso y fui directo hacía la puerta dejando a mi amiga sola en aquel bar. El frío de la intemperie perforó mi piel y torno mis mejillas de un leve carmesí. Caminé seis calles abrazándome a mi misma del frio, y mi teléfono no paraba de sonar con llamadas perdidas de Tiffany que no pensaba responder. Los pocos autos que pasaban iban a una velocidad que ni cuenta se darían de que yo estaba ahí.

- ¿Te llevo, cariño?- un auto color blanco frenó frente a mí, el conductor era el mismo hombre de trenzas que estaba en el bar hace un rato.

- ¿Tú otra vez?- No ví peligro ya que lo había visto anteriormente y tenía su número así que sin pensarlo tanto me monte en aquel lujoso auto.

- Estás mal de la cabeza para salir con este frío fuera.- miraba el paisaje por la ventana sin prestar mucha atención a lo que decía.

- ¿No me dirás tu nombre?- cambié de tema mirándolo con la mirada cansada.

- No.- ¿Que tan misterioso era su nombre como para que no me lo quiera decir? Digo, ni que fuera una estrella de rock, ¿No?

- ¿Me llevarás a mi casa por lo menos?- el sonrió y bajó la velocidad en un semáforo.

- Sí, si me dices la calle con gusto te llevaré.- le devolví la sonrisa, el vodka comenzaba a hacer efecto.

- Eres guapo, ¿Sabes?- algo que sobria no diría, el rió y me tomó la mano.

- Ya lo sabia, aunque necesitas descansar, dime dónde queda tu hospedaje.- sonreí y susurré en su oído.

- Brooklyn 624.- pude sentir como acomodaba la nuez de su garganta y tensaba su mandíbula.

nada me dió más satisfacción que ver un hombre sometido a la tentación.

𝐔𝐍𝐀 𝐕𝐈𝐃𝐀 𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐀 𝐓𝐈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora