Capítulo 10
Se maquilló con delicadeza sonriendo para ella misma mientras amarraba su cabello en una coleta alta. Sus ojos marrones se veían un tanto cansado, sin embargo, no había llorado más y su nueva vida ahora estaba empezando a mejorar bastante.
Él no la había vuelto a buscar, a decir verdad, ni siquiera le había vuelto a dirigir una palabra. Habían pasado dos semanas desde ese acontecimiento, dos semanas en donde ese hombre tan arrogante se había mostrado algo vulnerable luego de haberla humillado como lo hizo y ella con la mayor de las seguridades lo había rechazado sin más.
Maya sabía que en el pasado había sido muy débil cuando se trataba de él. Recordaba momentos en donde lo único que quería era verlo feliz a pesar de lo que ella estuviera sintiendo, pero ahora se sentía más segura y fuerte en sus decisiones por tomar. Tenía levemente el recuerdo del pasado que la obligaba aferrarse a qué volviera a él para pedirle una explicación, pero no lo haría, ya todo estaba enterrado entre ellos y no sería ella quien lo desenterraría.Llegó puntual al trabajo, con un café en su mano y su rostro alegre saludando a todos al entrar. Tomó asiento en su escritorio y abrió el correo para comenzar a detallar los informes.
Su jefe, bueno, él no había vuelto aparecer por la oficina y ella tenía que enviarle todo al correo con la intención de que estuviera informado de los acontecimientos, por mucho que parecía no interesarle en lo absoluto. Agradecía internamente que no se apareciera al igual que agradecía que su pago nunca faltaba, porque a decir verdad en un principio le preocupó y hasta le llegó a parecer humillante, sin embargo, todo estaba aparentemente bien con ese tema.—¡Que guapa! —dijo Sofía con una amplia sonrisa sentándose en el filo del escritorio de su amiga. —¿Tienes algún plan para hoy?
Maya negó con una sonrisa, sabía lo que la rubia se traía en mente.
—¿Es acaso una invitación? —preguntó con una sonrisa, sí definitivamente estaba de buen humor.
Los ojos de la rubia se iluminaron al escucharla.
—¡Claro! —dijo está con entusiasmo. —Kylie me comentó que abrieron un nuevo bar cerca de su casa y me pidió que te avisara para ir. —recordó la leve discusión unilateral y también el que aún no se habían vuelto hablar. —Al parecer dijo que estás molesta con ella.
—Fue un mal entendido, a decir verdad. —le sonrió. —¡Pero claro que sí!
Finalizó con una sonrisa. Le pareció una buena idea, necesitaba con urgencia una distracción y salir con ellas era justo lo que le apetecía. Habían hecho una linda amistad desde que se conocieron y quería que permanecieran en su vida y siempre la pasaban bien cada que salían las tres solas.
El día pasó en silencio y sin ninguna aparición de su jefe. Maya no sabía cómo sentirse al respecto, pero estaba decidida a dejarlo pasar. Eso era lo único que haría a partir de ahora. Estaba demasiado joven y por su parte había sido buena en su tiempo de relación, muy buena a decir verdad. Era él quien debería estar suplicando perdón, él era quien debía estar llorando descontrolado por ella. Maya no tenía por qué sentirse mal y esa noche estaba dispuesta a olvidarse de todo, aunque fuera solo por unas horas.
Llegó a su casa a prepararse para salir, Kylie las pasaría a buscar y les había prometido que el lugar les encantaría. Estaba segura que no mentía ya que la mujer tenía muy buenos gustos.
A las diez de la noche la bocina de su coche le indicó que ya habían llegado por ella y luego de retocar su maquillaje y ajustar su vestido salió con la única intención de divertirse, se lo merecía.—Que buena cara. —le dijo su amiga sonriendo. —No como la última vez que sentía que querías asesinarme. —dejó un beso en la mejilla. —No te guardo ningún rencor, así que puedes estar tranquila.
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Punto débil © (Versión Corta)
Romance-No te entiendo. Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas. Él soltó una fuerte carcajada. Rompió su corazón lo sabía, pero daba igual, eso era lo que ella había conseguido con sus acciones. -¿Enserio no lo notaste? -preguntó con burla. -¿Eres...