Capítulo 14
No, no, no podía ser... Era lo único que se repetía, un rotundo no. ¿Cómo fue capaz de entregarse a él? Después de todo el sufrimiento, después de tantos años. ¿Acaso estaba mal de la cabeza? Eso tenía que ser, estaba muy mal, todo en ella lo sabía en ese momento.
Maya se repetía una y otra vez como fue tan tonta para seguir con eso. Respiró hondo luego de un largo minuto. Se encontraba boca abajo en la amplia cama con el brazo de Dimitri que le cubría la cintura desnuda mientras las sábanas le cubrían la parte baja del cuerpo. Él por su parte estaba tranquilo, muy tranquilo. Sentía su respiración en su cuello mientras dejaba pequeños besos por su espalda y caricias delicadas con su nariz, muy delicado, a decir verdad. Ya tenían en esa posición una o dos horas, la verdad no sabía cuánto tiempo había pasado con exactitud, pero no tenía idea alguna como huir de ahí.—¿Estás bien? —preguntó él con voz ronca y un tanto cansada, su aliento sopló su cabello haciéndola estremecer. —No me has dicho nada.
Maya sintió un leve cosquilleo en la parte baja de su cuerpo y se obligó a ignorarlo con rapidez. Era una mala jugada de su mente ante la situación.
—Sí. —mintió descaradamente.
Claro que no estaba bien, acababa de hacer el amor con el hombre que más daño le había hecho en su vida, obvio que no podía estarlo.
—¿Segura? ¿Quieres algo? —dijo dejando leves caricias en su espalda para luego subir por la parte trasera de su cabeza. Lo sentía tan cerca de ella, tan íntimo. Olía su cabello con lentitud y dejaba besos regados en su lugar. —¿Agua, o un jugo de naranja?
Preguntó bajó con algo oculto en su voz, estaba siendo demasiado gentil, demasiado conocido para ella, algo que por supuesto no la dejaba estar en calma.
—Me quiero vestir. —dijo ella con voz dura sintiendo como las caricias de él se detenía bruscamente en su espalda. —Déjame sola.
Sintió como Dimitri no decía nada ante sus palabras, solo respiraba hondo pausadamente sin más. No supo que pasaba por su cabeza en ese momento, pero sabía que no era lo mismo que ella. Lo sintió alejarse con rapidez sintiendo frío en el lugar que antes se encontraba y luego de algunos sonidos en los que ella no era capaz de mirarlo, la puerta golpeó sinónimo de que había abandonado la habitación, solo en ese momento se permitió soltar el aire contenido.
¿Cómo fue capaz de hacerlo?
Estaba enloqueciendo completamente y todo había sido su culpa, ella no lo detuvo, es más, ella lo había comenzado o bueno no lo recordaba muy bien, pero igual no se negó en ningún momento.
¿Ahora como seguirían después de eso? ¿Cómo lo volvería a ver a la cara sin pensar en lo que acaba de ocurrir?La mente de Maya parecía una máquina pensando las cosas que pudieran suceder a continuación. Quería gritarse a ella misma, quería correr lejos de él, lejos del recuerdo que la estaba atormentando, lejos de todo su pasado que cada que podía se presentaba frente a ella con una sonrisa burlona. Quería olvidarlo, de verdad quería hacerlo, pero ahí estaba: en su cama, entre sus sábanas con su olor impregnado en ella, era tan difícil todo de él, sus ojos, su voz, sus manos, era tan difícil no poder dejar de amarlo.
(***)
Terminó de vestirse con rapidez observando con detalle toda la habitación del hombre. Era un lugar tan triste y sin vida, jamás imaginó una decoración tan fría, era deprimente ver el lugar, ella jamás podría vivir en algo tan triste como eso. Contrastaba mucho con la nueva personalidad del hombre.
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Punto débil © (Versión Corta)
Romance-No te entiendo. Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas. Él soltó una fuerte carcajada. Rompió su corazón lo sabía, pero daba igual, eso era lo que ella había conseguido con sus acciones. -¿Enserio no lo notaste? -preguntó con burla. -¿Eres...