-Puedo besarte una última vez?- Preguntó él a escasos centímetros de mí.
Estaba de cuclillas frente a mis ojos mirándome fijamente, con los suyos hundidos en lágrimas. Ahora ese azul era más intenso, parecía que fueran piscinas de mosaicos brillantes en las que estaba a punto de zambullirme.
-No estaría bien- Respondí cabizbaja.
Cuando me di cuenta, me estaba acercando lentamente hacia su boca, que avanzaba dolorosa y tímida hacia la mía, con la misma inocencia con la que me besó el 24 de aquella noche de abril. Ya era tarde, nuestros labios tibios se estaban fundiendo dulcemente por última vez.Maldije nuestras circunstancias, maldije nuestros problemas, maldije cada rincón de nosotros que convertía un amor tan precioso y sincero en una relación tóxica y dañina para ambos. Maldije cuanto pude maldecir... y cuando me di cuenta, separé mis labios de los suyos. 30 de enero... y todo había terminado.
Se levantó, sacó de su bolsillo derecho el móvil, escribió en él algo y lo puso encima de mi mochila, justo a mi lado.
-Me gustaría escucharla contigo una última vez...- Dijo, y entonces comenzó a sonar nuestra canción. Alcé la voz sin pensar dos veces en la gente que pasaba por la calle a nuestro al rededor.
-¿Estás loco?- Paré la canción rápidamente- ¿En qué coño piensas?
Comencé a llorar desconsoladamente, tapándome la cara con los brazos. Volvió a ponerse de cuclillas frente a mí.
-Lo siento-Sollozó- Sólo quería pasar un último momento bonito contigo.. La he jodido, lo siento..
Intenté controlar mis lloros, subí la cabeza y le miré, estaba empapado en lágrimas. Me sequé la cara con la manga de la sudadera.
-Déjalo. Estoy bien, no te preocupes.-No- Respondió poniéndose de pie y dándome las manos para que le imitara- No lo estás, llora.
-No...
-Llorar no es de débiles, suéltalo.
-No...- Se me escaparon gotas de lluvia de los ojos y me levanté.
-Suéltalo.
Y así lo hice. Me abrazó como sólo él sabía hacerlo mientras lloramos de dolor. En ese momento escuchamos aparcar a nuestras espaldas. Un pitido. Nos volvimos y pude ver en el coche a mis amigos mirándonos angustiados. Le miré los ojos inundados de lluvia y nos abrazamos con muchísima fuerza.
Todo el mundo en la vida ha tenido ese minuto infinito, en que desearías que durara toda la eternidad.. Bien, pues ese fue el mío.
Nos separamos. Di dos pasos hacia atrás sin dejar de mirarle, me dio la mano y la distancia nos terminó desenredando. Le sonreí con tristeza, parecía tener las piernas hundidas en cemento. Me di la vuelta finalmente, caminé corriendo hacia el coche y en cuanto entré en él, me desmoroné.
Es irónico, todo empezó como un juego y terminó como en una peli romanticona y triste. La diferencia es que esto no es una película, sino la vida real; "Dos personas que se quieren y no pueden estar juntas." Sí, es real.
Y duele.-
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Trocitos de mí
Short Story"Trocitos de mí" es una recolección de microrelatos, relatos sin terminar, reflexiones y escritos que emanan de mi alma, espero que os guste.