Capítulo 1

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Los pasos resonaban fuertemente en el suelo de aquellos pasillos de hospital, a pesar de las advertencias de algunas enfermeras diciéndole que no corra. Pero era Katsuki Bakugo, probablemente él era el ser más terco que existiera ahí. Sus demás amigos iban detrás suyo, si bien ellos no querían irrespetar las normas del hospital corriendo en los pasillos, tampoco querían perder de vista a su acelerado amigo que parecía no tener frenos al andar.

Aunque eso era lo de menos ahora, pues todos tenían una prioridad en común: Ver urgentemente a su amigo pelirrojo que apenas hace casi una hora había tenido un accidente automovilístico y ahora lo estaban atendiendo.

Todos estaban muy preocupados pues la madre del chico los había llamado para avisar de la situación. Ni bien recibieron la noticia dejaron de hacer lo que cada uno hacía y como si se hubieran comunicando telepáticamente se dirigieron al hospital tan rápido como pudieron encontrándose al mismo tiempo en la entrada del mismo, al obtener información del área en el que se encontraba su amigo no perdieron ni un segundo en continuar su camino. Ahí fue que empezó la persecución por los pasillos ya que uno de ellos en especial estaba más que alterado.

- ¡Bakugo, espera! -Oyó gritar a la chica de cabellos rosas- Harás que nos echen del hospital por correr -De reojo notó algunas malas miradas por parte del personal médico.

Aunque podría apostar que aquellas miradas eran también por el hecho de que la chica estaba gritando cuando habían carteles que decían que no lo hiciera.

Haciendo caso omiso a la advertencia de su amiga siguió corriendo, si no le hizo caso a los que se supone eran la autoridad ahí, menos le iba a hacer caso a la chica. A sus amigos nos les quedó otra más que tratar de seguirle el paso. Después de solo unos cuantos pasos más por fin llegaron al pasillo en el cuál pudieron ver a los padres de su accidentado amigo sentados en las sillas fuera de la habitación.

- ¿Cómo está? -Fue lo primero que preguntó al llegar al lado de los padres del chico sin siquiera saludarlos primero. Los miró impaciente y con la respiración un poco agitada.

Los mayores lo miraron ya acostumbrados a la actitud del amigo de la infancia de su hijo, además entendían como se debía sentir, pues claramente se lo podía ver preocupado y algo desesperado. Al mismo tiempo veían llegar un poco detrás de él a los demás amigos de su hijo, ellos también algo agitados y haciendo una torpe reverencia como saludo a los mayores.

- No lo hemos visto, aún le están haciendo la valoración médica -Respondió la madre de Eijiro mirándolo a él y al resto de los jóvenes que esperaban por una respuesta. Sus ojos estaban algo hinchados por el llanto y el miedo en su voz era más que evidente.

- Ya ha pasado mucho tiempo desde que debió llegar a urgencias. No creen que le haya pasado algo grave ¿No? -Añadió muy preocupado el chico de ojos ámbar que se sentaba al lado de la señora. Katsuki negó

- No vuelvas a decir eso. Kirishima va a estar más que bien. -Espetó con un tono de voz un poco más alto de lo usual.- Ese tonto es como una roca, estará bien.

Terminó de decir mientras miraba el suelo, pensando así que de alguna manera pudiera ocultar su evidente rostro de preocupación por su amigo.
Luego de aquella pequeña charla todos los presentes se quedaron en silencio esperando por alguna noticia por parte de los doctores. La tensión de la espera era tanta que para algunos que pasaban por ahí parecía una escena en la que ya se les había dado una mala noticia.

Cerca de media hora pasó para que al fin una doctora saliera del cuarto al cual todos estaban pendientes. Junto a ella también salieron un par de enfermeros que siguieron su camino de largo.

- Familiares de Eijiro Kirishima. -Llamó la doctora mientras veía algunas cosas en la libreta que llevaba en mano.

Rápidamente todos se acercaron esperanzados en oir buenas noticias.

You And MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora