Kkangpae- Jenlisa (G¡P)

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(este cap sera mas largo que de costumbre, disfruten)

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Jisoo y yo nos encontrábamos caminando en la oscuridad de la noche. Previamente, habíamos informado a nuestros padres que saldríamos tarde del estudio de fotografía. Durante el trayecto, compartíamos bromas entre nosotras, riendo de cualquier cosa. No cambiaría a mi mejor amiga por nada en el mundo.

En ese momento, Jisoo divisó un supermercado que permanecía abierto las 24 horas. Me pidió que la esperara afuera, asegurándome de que no tardaría mucho, ya que solo tenía la intención de comprar un poco de pollo frito. Asentí con la cabeza y, mientras ella ingresaba, saqué mi teléfono y me senté en la baranda de la ventana, observando su entrada al establecimiento.

Mientras me sumergía en los juegos de mi celular, inadvertida, un joven se sentó a mi lado, concentrado en su propio dispositivo. Al percatarme de su presencia, me sentí incómoda, decidiendo dirigirme al supermercado para evadir la situación. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, él me tomó de la cintura y salió corriendo conmigo en brazos en dirección a una camioneta blanca.

Intenté clamar con todas mis fuerzas, sin embargo, él se anticipó y colocó un pañuelo sobre mi boca, sumiéndome posteriormente en un profundo sueño. Luego de este suceso, mi entorno se vio envuelto en completa oscuridad.

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—Lisa, disculpa la demora La oferta de 2x1 en el supermercado me tentó y no pude resistirme— mencionó Jisoo mientras llegaba con dos bolsas repletas de pollo—¿Lisa?—interrogó, sin obtener respuesta—Quizás se adelantó; la voy a llamar—añadió.

Mientras Jisoo realizaba la llamada, notó que el teléfono de Lisa sonaba detrás de un arbusto y lo recuperó con la mano. ¿Se había ido Lisa sin su celular? —Oh, por la mierda—exclamó. —¡Lisa! comenzó a gritar.—Tengo que informarles a los señores Manoban—declaró Jisoo, saliendo a toda velocidad.

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Desperté para encontrarme en un automóvil en movimiento dentro de una estructura residencial al amanecer. Reflexioné sobre la duración de este periodo, sumida en una creciente inquietud. Mi alarma creció al percatarme de la presencia de dos individuos a mis costados, mientras que, dirigí la mirada hacia la izquierda, identifiqué al mismo hombre que previamente me había llevado. A la derecha, un individuo de constitución más robusta se hallaba también presente.

En un momento de silencio abrumador, lágrimas de melancolía se deslizaron en silencio por mis ojos cafes. La incógnita persistía en mi mente: ¿por qué yo?

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Al llegar, el hombre de corpulencia robusta descendió del vehículo y compartió con otros siete individuos una información que, sin duda, perturbaría mi existencia: "El paquete está aquí". El término "paquete" sembró en mí una angustia que perduraría a lo largo de mi vida.

Al observar la puerta abierta del automóvil, me percaté de una entrada dorada que ya habíamos cruzado. Afuera, doce hombres permanecían vigilantes, impidiendo tanto la salida como la entrada de personas. Las posibilidades de escape eran nulas. El hombre que me había secuestrado se desplazó desde la camioneta y, erróneamente creyendo que yo aún reposaba inconsciente, me cargó en brazos con una fuerza considerable. Manteniendo la fachada de un sueño profundo, evité cualquier manifestación sonora al respirar, consciente de mi alteración. Tal vez, pensé, si creían que estaba sin vida, podrían permitirme pasar inadvertida.